005 | 𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘

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Todos se encontraban formados en líneas.

Ya que el príncipe Osman, partía hacia su nueva provincia.

—¡Atención, la sultana Mahidevran!

Todos bajaron la cabeza con rapidez para dar paso a la sultana más hermosa de todo el imperio.

Aquella cuya belleza no se desvanece.

La sultana Mahidevran venía a despedir a su hijo menor que partía hacia Manisa, se sentía muy orgullosa de el, nunca dudo de la decisión de su gran sultán, nunca dudaría de su amado hijo Osman.

—¡Madre!— el Sehzade corrió hacia ella sin importarle los presentes, no podía estar más feliz, su querida madre se encontraba para despedirlo.

—Mi león.—La sultana tomo su rostro entre sus manos y delicadamente acarició a su hijo, nostálgica.—Mi príncipe valiente, te he extrañado demasiado.

—Madre, yo igual te he extrañado demasiado, no podía esperar para volver a observar tu belleza, sería un gran honor para mí  que me visitaras en mi provincia.

—Claro hijo mío, iré a penas pueda, me alegrará demasiado verte allí. Te lo mereces hijo, no lo dudes ni un segundo.—juntaron sus frentes, un acto que hacían desde que Osman era tan solo un pequeño niño.—No lo olvides hijo, ahora eres el heredero, eres el ejemplo de todos, todos te estamos observando.

Ambos se abrazaron nuevamente y platicaron sobre recuerdos del pasado.

...

Recordaron con felicidad el día que el pequeño sehzade llegó a este mundo, la gran alegría de su padre y madre, y obviamente, la de su querido hermano mayor.

Mustafá, nunca se separaba de su preciado hermanito, solía decirle a su hermosa madre cuán emocionado estaba de que el pequeño creciera para poder enseñarle todo tipo de trucos con la espada, le emocionaba enseñarle con el arco, montar a caballo, todo ese tipo de cosas.

—El es tu hermano Mustafá, debes cuidarlo y amarlo, protegerlo de todo peligro, deberás enseñarle todo lo que sabes.— Mencionó Mahidevran al ver que el pequeño Mustafá no se despegaba del pequeño.

—Mi padre ha elegido un gran nombre madre, Osman.— Hablo con emoción el  pequeño moviendo sus manos con bastante energía.— Tiene el nombre del gran conquistador que siempre cuentan en mis clases.

Mahidevran sonrió con gran ternura, tomo la mejilla de su pequeño y la acaricio con lentitud, no sé había dado cuenta de cuento había crecido Mustafá.

—Es hora de dejar dormir a Osman, Mustafá.—

Mustafá no quería dejar a su hermano solo, así que de un modo a otro término convenciendo a su madre de dormir todos juntos y así lo hicieron.

Y fue el mejor sueño que cualquiera de los tres pudo tener.



...




—¡Atención su alteza el príncipe Osman!.— con esto todas las concubinas formaron una fila rápidamente.

Osman entro con pasos ligeros y elegantes sus ojos buscaban a cierta concubina, al observarla, le dedicó una sonrisa.

Cuando el príncipe se fue, Cecilia fue corriendo en busca de la sultana Hurrem, estaba segura, quería irse con el príncipe.

Tras pelear un poco logró entrar a los aposentos de la sultana.— sultana, por favor escúchame.

—¿Que te dije? Un incidente más y te expulsaría de este palacio.

—Usted es mi última esperanza sultana, aceptare cualquier castigo, no tengo otra opción, su alteza Osman se está marchando y no me llamaron a mí. Permítame ir con el su alteza, por favor.

La sultana no pudo evitar verse asi misma en Cecilia, aquella niña sentía el mismo amor por el hijo de su mayor enemiga que el que ella misma sentía por el sultán, podía verlo en sus ojos.

—¿Tanto deseas esto?

—Más que nada su alteza.

La sultana se paro y le dió la orden de levantarse.— En ese caso, permitiré que vayas a su harén.—Nadie podía creer lo que ella mencionaba.—Dejenme a solas con ella.—todos se fueron sin poder decir nada más.—El trato será que no seremos amigas más, te estoy dando una oportunidad, solo porque eres hermosa e ambiciosa, me recuerdas a alguien de hace mucho tiempo, irás a Manisa, tal como lo deseas y como último favor te daré un nombre digno, desde ahora tu nombre no es Cecilia, es Nurbanu.

—¿Nurbanu?

—Asi es, en nuestra lengua significa “la mujer radiante”

—Es hermoso...

...

Tan solo faltaban unos pocos días para por fin partir a Manisa, Osman no podía estar más nervioso sobre este suceso.

Se encontraba practicando sus habilidades con la espada, dando golpes al aire y esquivando, practicar con la espada le ayudaba a calmar sus nervios, se sentía mucho mejor de esta manera.

A pesar de esto, había algo que aún le preocupaba.

Aquella mujer.

La mujer a la que había salvado, la mujer que lo busco en los baños, la mujer a la cual le dedicó una sonrisa.

Tenía que admitir que lo había cautivado, era de la mujer más hermosa que había visto jamás.

Sonrío ante eso, la segunda mujer más hermosa, se corrigió mentalmente mientras seguía practicando.

Cientos de pensamientos lo rodearon, tanto buenos como malos, se preguntaba, ¿El sería un buen sultán en el futuro? ¿Tendría que matar a sus hermanos?

El mero pensamiento le aterraba profundamente, Osman sabía que era capaz de muchas cosas malas en este mundo, pero jamás lastimaría a su familia.

—Jamás haría eso, jamás lo haré.— Se prometió mentalmente.

Pero, había algo que el no sabía, algo que ni Alá podría evitar.




El no cumpliría aquella promesa.





















Lamento muchísimo no haber actualizado, realmente no tenía inspiración ni ganas para continuar, y también quería que la historia se hiciera más conocida, trataré de actualizar mucho más seguido, los amo, gracias por leer.

Osman | "el sultán"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora