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Pov. Takashi

La molesta luz mañanera del sol me estaba empezando a molestar en los ojos obligándome a empezar el día. Me senté en la cama estirando los brazos para desperezarme de los últimos rastros de sueño en mi cuerpo, dirigí mi mirada hacia el reloj de mi velador que marcaba las 8:37 de la mañana, saqué los pies de las sabanas hacia fuera de la cama para sentir el frio del suelo y despertarme más rápido antes de darle tiempo a mi cuerpo para volver a sentir las cálidas y cómodas fauces de mi cama. Mi visión se centró en el calzado de interior que tenía frente a mi para luego pasar a todo el alrededor de mi habitación y centrarse en mi escritorio; específicamente en una fotografía que conservaba colgada sobre el mueble, la cual es la única que no guarde en la caja que está bajo mi lugar de reposo. En esta salimos yo, que me observo bastante magullado y con un tono rojizo casi imperceptible bajo mis ojos al ser opacado con la sonrisa que muestro, y Miya, también estaba con algunos magullones, pero mucho mejor a comparación conmigo y una sonrisa igual o más deslumbrante que la mía, ambos demostrando alegría e inocencia infantil de aquellos días mientras sosteníamos nuestras patinetas con orgullo luego de una tarde de diversión y el conjunto de protecciones de entrenamiento.

"Ese día nos quisimos juntar en donde habíamos visto a otros chicos practicando y queríamos intentar también. Nos habíamos pasado toda la tarde de ese día entre la patineta y el suelo, como todos los días anteriores y por venir, ese día en particular, estuvimos aprendiendo un truco no habíamos podido completar del todo. Miya era bastante bueno y no parecía dificultarle mucho el fallar al intentarlo, él se daba cuenta en que estaba haciendo mal y lo mejoraba. Yo, por otro lado, no lograba el truco por más que lo intentara, me equivocaba y sabia en qué, pero aun así no lograba corregirlo porque justo en el último momento, cuando estaba por lograrlo, repetía el mismo error, pero era muy terco como para detenerme y lo volví a hacer una vez, y otra vez, y otra vez, y así sucesivamente hasta que mis pobres extremidades parecían a punto de gritarme en la cara por no detenerme un momento. 'Y dale el burro al trigo', ese era el refrán que aplicaba conmigo en ese momento. Me frustre y acabe con mis ojos cristalizados mientras estaba sentado en el suelo mirando la patineta junto a mi mientras tenía un puchero infantil en los labios. Mire a mi compañero que ya estaba perfeccionando el movimiento y otros niños lo estaban alagando por haber logrado hacer el movimiento correcto, no se veía muy cómodo con toda esa gente alrededor de él pero también estaba mostrando una pequeña sonrisa tímida algo avergonzado por la atención dedicada utilizando su patineta como escudo social sujetándola contra su cuerpo, como si eso lo fuera a alejar de la gente, devolví la mirada a la tabla cuando su mirada se conectó con la mía, sintiendo algo de envidia de él e inutilidad hacia mí mismo. Les invento una excusa para que dejaran de rodearlo luego se dirigió hacia mi lugar y yo ya me había limpiado lo mejor que pude los rastros de tristeza de mi rostro, para cuando ya se posiciono a mi lado, no le di tiempo a preguntar primero.

"— ¿Cómo te sientes? — Fue lo primero que le dije. —

"— Algo raro, fue mucha gente. ¿Y tú?, vi que antes estabas triste. — Hablo seguido. —

"— Ha... bien, solo me golpee un poco fuerte las rodillas. — Desvié la mirada a mis manos que estaban sobando mis rodillas suavemente en ademan a un dolor ligero. Le mostré una sonrisa pequeña, dándole a entender que no era nada grave, cuando volví a mirarlo. —

"— Está bien. ¿Cómo vas con el truco? — Y ahí es donde no quería que llegara la conversación. Mi ignorancia infantil pensó que ignoraría o no notaria lo que paso antes. —

"— ...No muy bien realmente... no logro hacerlo bien, siempre me caigo y me golpeo... — agache la cabeza con algo de vergüenza y frustración por mi confesión. Nunca le pude mentir y aun tampoco logro hacerlo, siempre se me escapa frente a él. —

otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora