Se había quedado sin nada que hacer. Ya todas las personas que habían asistido para ver el partido se habían ido, y el chicle de menta que había estado masticando por los últimos 90 minutos se empezaba a sentir extraño en su boca.
Guillermo suspiró, cruzó sus piernas y metió las manos dentro de los bolsillos de su sudadera (como si eso fuera a darle aunque sea un poco de calor) Podía sentir el frío golpearle la espalda, y el hecho de estar sentado en las gradas de una cancha de futbol completamente vacía no lo hacía sentir mejor.
Y mientras consideraba la opción de salir corriendo de ahí, como si Dios hubiera escuchado sus plegarias, pudo ver a lo lejos a su amigo salir de una de las puertas de los vestidores junto con un montón de jugadores completamente felices tras su victoria.
Lionel no tardó en encontrarlo con la mirada y cuando lo hizo no pudo evitar mostrarle una sonrisa. Guillermo se relajó un poco con eso, casi tanto como para olvidar el hecho de que hace unos momentos se estaba congelando con el frío de la noche.
—Perdonamé, Guille —Fue lo primero que dijo Lionel al llegar corriendo para sentarse a su lado.—Los pibes no me dejaban en paz.
—Menos mal que era eso, empezaba a creer que me habías dejado abandonado—Rió Guillermo, Lionel lo miro con el ceño fruncido.—Solo bromeo... ¡Jugaste muy bien, lio! Debiste ver la cara de los otros cuando se dieron cuenta que ibas corriendo hacia su portería, fue-
—Tomá mi chamarra, estás temblando—Le interrumpió, y antes de que Guillermo pudiera rechazar la oferta sintió como su amigo le ponía la prenda sobre sus hombros.—Debí suponer que no traerías algo más para abrigarte, siempre sos tan tarado.
—Literalmente estaba apunto de alagarte por cómo jugaste hoy y tu solo piensas en insultarme.—Habló Guillermo mientras (de mala gana) metía sus brazos en las mangas de la chamarra.
—¡Estoy siendo un buen amigo!— Lionel hizo una pausa y soltó una risa cuando Guillermo lo empujó con el hombro.—Gracias por venir hoy, Memo. De verdad.
Su voz fue suave, eso le dió escalofríos.
—No es nada, ¿Que harías si no me tuvieras para echarte porras?
Lionel se rió.
—Si... creo que deberíamos irnos antes de que te de una neumonía o algo así, se está poniendo más helado.
Guillermo solo asintió y ambos se levantaron de las gradas con la intención de salir de aquel lugar, porque tal y como había dicho el argentino, el clima amenazaba con ponerse menos tolerable de lo que ya era y Guillermo no tenía ganas de resfriarse o que su amigo sufriera las consecuencias de no abrigarse tras salir de un partido que había mantenido su cuerpo caliente, lo suficiente como para que no estuviera consiente del frío que realmente hacia.
—¿A donde estamos yendo?—Preguntó el mexicano después de un rato sin que ninguno de los dos dijera algo. Lionel se detuvo para mirarlo.
—¿Qué?
—Como que '¿Qué?' hemos estado caminando como por 15 minutos, pensé que me estabas llevando a alguna parte.
—Yo solo te estaba siguiendo a vos.—Guillermo le dirigió una mirada, esperando que lo que apenas había salido de su boca fuera una broma. Lionel solo se encogió de hombros—Entonces estuvimos caminando como boludos.
Se detuvieron justo en la esquina de una calle al ver que la luz del semáforo se tornó color verde indicándoles que era su turno de esperar, si bien no era tan noche, no había nadie mas que ellos caminando por las banquetas, incluso los carros que pasaban eran pocos y el sonido del viento chocando contra los árboles junto con los ladridos ocasionales de algunos perros a lo lejos llenaron la noche fresca, Lionel miro a Guillermo por un momento y no puedo evitar soltar una risa.
—Yo no le encuentro lo gracioso, cabrón.
—Lo sé, lo siento—Ahora estaba sonriendo.—¡Lo siento!... Dejá de mirarme así, Francisco. Todavía podemos ir a algún lado, ¿Si es que no tenés mucho frío? podés quedarte con mi chamarra, no me molesta.
Guillermo no supo exactamente qué fue lo que le provocó la ligera calidez en sus mejillas, si el caer en cuenta que seguía usando la chamarra de su amigo o el repentino agarre en su mano, jalándolo para cruzar la calle.
Probablemente fueron ambas.
—A menos que,—La voz del otro interrumpió su pequeño colapso mental, ya estaban del otro lado de la calle.— Tengas una mejor idea, que sinceramente lo dudo.
—Te estás pasando, Lionel.—Le dijo con un tono que aparentaba molestia, pero no pudo evitar que una sonrisa se le escapara de los labios al terminar la frase.—Pero...vayamos a donde tu quieras.
—Dale.—Dijo el argentino, que por el bien tanto emocional como espiritual de Memo le había soltado la mano.—En realidad, sí hay un lugar al que me gustaría ir.
***
no tengo idea de porque empecé esto, ¿me arrepiento? probablemente no.como sea, tengo un mínimo conocimiento sobre futbol y de la manera de hablar de los argentinos así q si hay errores no duden en decirme.
sin nada mas que agregar, ¡Gracias por leer! <3
ESTÁS LEYENDO
lento | mechoa
FanfictionLionel juega fútbol en su tiempo libre, Guillermo sólo es un fotógrafo enamorado.