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—Me gusta esa.—Dijo Lionel, señalando la pantalla de la laptop con su dedo.—Es una buena foto.

—¿Seguro?—Guillermo tenía el ceño fruncido, se recargó sobre la mesa para mirar la foto más de cerca.—Siento que la iluminación pudo haber estado mejor... ¿Que opinas de esta otra?

—Es buena.

—¿Y esta?—Volvió a cambiar de foto y giró su cabeza para poder mirar la reacción de su amigo, lo encontró dándole un sorbo a su café.—Se sincero, Lio.

—Estoy siendo sincero, Memo. Todas tus fotos me gustan.—Le volvió a dar un sorbo a su bebida pero ahora miraba a su amigo por encima de la taza.—A vos no te gusta nada.

—Es que no sé, hay algo que no me convence.—Dijo mientras pasaba de foto a foto rápidamente, esta vez sin darle tiempo al argentino de mirar.

Para este punto Lionel empezaba a sospechar que el café de Guillermo estría casi tan frío como el clima de afuera.

—¿Y si descansamos un poco?—Preguntó Lionel, llamando la atención del otro chico.—Digo, para que vos puedas comer algo. Ni siquiera has probado el café.

—Sí, buena idea... sí.—Dijo mirando la pantalla todavía teniendo un conflicto mental sobre sus fotografías.

Normalmente cuando Guillermo y Lionel se reúnen para cualquier cosa, su última opción sería en una cafetería. Pero hoy el clima estaba nublado y el mexicano pensó que sería una buena idea salir de sus planes habituales, obviamente Lionel dijo que sí y cuando llegaron el lugar estaba completamente desierto.

Se sentaron en una de las mesas del fondo y fue ahí cuando Guillermo comenzó a mostrarle las fotografías que había tomado para una clase en su universidad.

—¿Qué se te antojá más?—Le preguntó Lionel a Guillermo mientras lo veía apagar su laptop.—¿Un sándwich de pollo o de pavo?

—De pollo.—Lionel se levantó de la silla.—¿Vas a ir tú?

—Sí, bobo.—Guillermo tuvo la intención de sacar su billetera pero su amigo se le adelantó a decir:—No, te lo compro yo.

Sin darle tiempo al otro chico de hacer algo más, Lionel se dirigió al mostrador rápidamente para pedir la comida.

Guillermo suspiró y se pasó una mano por los rizos, se sentía como si hubiera corrido un maratón con el corazón acelerado y las mejillas calientes. ¿Que le pasaba últimamente? Todo daba vueltas cuando estaba con Lionel, quería concentrarse en algo más que no fuera la cara de su amigo porque sinceramente no sabía desde cuando se había vuelto tan atractivo.

¿Se había dejado crecer el cabello? Probablemente era eso.

Sintió como su teléfono vibraba sobre la mesa y vio como en la pantalla aparecía la notificación de un mensaje de Andrés, cuando lo abrió venía acompañada de una foto de Hirving sentado en una camilla de hospital con los pulgares arriba y una sonrisa. El mensaje decía: "Acompañe a este wey a su revisión, el doctor dice que va bien".

Memo sonrió, y tomo una foto rápida de su café (al que ni siquiera había probado todavía) y escribió "Vine con Lio para enseñarle las fotos que tome el otro día, ¡Saluda a Hirving de mi parte!".

Casi en seguida le llegó una respuesta: "yo quiero café :("

Y después otra: "Ese fue Hirving. Ambos decimos que te diviertas con Lionel".

—Se ve tan bueno este sándwich.— la voz del argentino sonó detrás de él, cuando levantó la mirada tenía dos platos en sus manos. Colocó uno frente a el.—Este es tuyo, Memo.

—Gracias.—Dijo casi en automático, apagó su celular y lo dejó sobre la mesa.

—Entonces...—Comenzó Lionel cuando se sentó de nuevo, Guillermo le dio una probada a su café y debió haber hecho alguna mueca porque el argentino lo miraba divertido.—¿Eso está frío, no? ¿Querés que pida que lo calienten?

—No, en realidad me gusta así—Mintió.—¿Que ibas a decir?

—Oh, sólo quería asegurarme de que todo estaba bien... te ves un poco, como si algo te preocupara.—Dijo Lionel buscando las palabras con cuidado, Guillermo le quitó el papel a su sándwich para evitar mirarlo a la cara.—¿Hay algo que te preocupá? Sabés que podés decirme, Memo.

—Todo esta bien, Lio.—Le dio un mordisco a su Sándwich, esperando que el argentino entendiera eso como una invitación para que el también empezara a comer.—Pero gracias por preocuparte.

Él solo asintió con una sonrisa.

***

Lionel tiene muchas cosas que decir, y Rodrigo siempre escucha, incluso cuando parece que no lo está haciendo. Reflexionó sobre eso mientras veía a su amigo recoger los conos que habían usado en el entrenamiento, De Paul debió haber notado su mirada sobre él ya que se enderezó para mirarlo.

—¿Y vos te vas a quedar ahí todo el rato? Ayudamé, Lio.

Lionel tomó el cono más cercano y lo sostuvo con ambas manos.

—¿Como le decís a alguien que sabés que le pasa algo pero que también sabés que no te dirá que le pasa porque seguramente eso que pasa tiene que ver con vos?—La mirada de Lionel estaba perdida en algún punto detrás de su amigo.—¿Eso tiene sentido?

Rodrigo (que ya sabía que en algún momento Lionel iba a romper su silencio con alguna cosa así) le arrebató el cono de las manos y lo apiló junto con los demás. Se permitió suspirar antes de comenzar a hablar.

—Sí... Quiero decir, no. Eso no tiene sentido pero entiendo a lo que te referís.—Dijo, dejando los conos nuevamente en el pasto.—¿Che, eso tiene que ver con quien creo?

—Te juro que esto no es sobre Memo.

Rodrigo sonrió.—Claro... Bueno respondiendo a tu pregunta, supongo que deberías esperar a que esta persona te lo diga, no le presiones.

—Pero-

—Lio, si no te decí es por algo, Memo confía en vos seguramente no le pasa nada y solamente estas viendo cosas que no están ahí.

Lionel no respondió, se quedó quieto en su lugar. Rodrigo en cambio, se agachó para volver a recoger los conos con la intención de ir hacia los casilleros a guardarlos.

—Vámonos, Lio. Mañana ya tendrás tiempo de preguntarle.

lento | mechoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora