Mi vida era bastante aburrida hasta que conocí a un ser que la cambió para siempre.
¿Que si me enamoré de él? por supuesto ¿quién no lo haría?
Pero a veces me pregunto si hacerlo fué lo correcto, era un amor imposible.
¿Por qué? Porque él era un f...
Ahora todo había quedado atrás, su vida había cambiado desde que entró a estudiar a una universidad prestigiosa de gastronomía y comenzó a recibir halagos que pensó jamás recibir. Todo le jugaba a su favor, tenía muchos amigos, era muy guapo y había muchas chicas y chicos detrás de él, sus calificaciones eran impecables y sus padres estaban muy orgullosos de él. Felix disfrutaba de vivir, todos los tiempos amargos habían quedado atrás y de hecho pensaba estar en la mejor etapa de su vida, hasta que el pasado se adueñó de su presente y dañó irremediablemente su futuro.
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Yo seguía sin pintar algo realmente bueno para la galería, los cuadros quedaban en simples bocetos sin terminar y acababa agobiandome por eso. Seguía mantenimiento contacto con Minho diariamente porque hablar con él me hacía sentir mejor aunque siempre molestaba con querer saber acerca de Felix “el supuesto novio que escondía” aunque le expliqué muchas veces no me escuchaba y seguía preguntando cada vez que podía.
—Deberías salir por allí, Hyunjin estás en París ve a disfrutar ¡así quizás consigas la inspiración que buscas!
—No vine a vacacionar Minho, pero quizás funcione.
—¡Claro! y deberías llevar a tu novio Felix contigo.
—Minho cuántas veces debo repetirte que no tengo novio y que no conozco a ningún Felix.
—Yo podré ser muchas cosas pero tonto jamás Hwang Hyunjin, te portas diferente desde que llegaste allí.
—¿Cómo me comporto según tú?
—Tienes esa cara de tonto que ponen los enamorados.
—Estás mintiendo, cállate.
—Quizás me haya confundido, porque la cara de tonto la has tenido siempre.
—Voy a colgar Minho, tomaré en cuenta tu consejo.
Las risas de Minho se escuchaban del otro lado y así se mantuvieron por unos segundos.
—De acuerdo, disfruta con tu novio~
—Idiota.— dije fanfarroneando y terminé la llamada.
Tomé una camara que procuraba llevar siempre conmigo y después de despedirme de Felix salí del apartamento para caminar. No tenía un destino fijo, dejé que mi intuición me llevara a cualquier lugar y tomé un taxi al centro de la ciudad.
Había muchas tiendas, personas caminando presurosas con bolsas en sus manos. Las cafeterías estaban más llenas de lo usual, por lo que me retracté de entrar a tomar un café. Seguí mi travesía hasta que encontré un pequeño parque con unas cuantas personas disfrutando de él.
Saqué mi cámara y comencé a fotografíar diferentes partes del parque: un lago pequeño en el que había una pequeña familia de patos, una chica que estaba tan distraída en la lectura de su libro que no notó que le tomé una fotografía a pesar de que estaba muy cerca, una pareja disfrutando de un picnic que se veía bastante agradable, un hombre mayor que jugaba con su San Bernardo* entre risas. Las personas parecían disfrutar tanto que sin notarlo yo también comenzaba a hacerlo.
