Tras el día de la partida de Horacio, Volkov no dejó de trabajar ni un solo segundo. Una semana después de aquel suceso, Volkov fue coronado rey, aunque su padre no vivió para verlo, Volkov mantuvo la promesa de portar la corona.
Fue un evento celebrado por todo el reino, pero solo los nobles del país y los países con buena relación diplomática pudieron verlo de cerca. Volkov fue elogiado por todos, y él mantuvo su mejor cara, aceptando cada uno de ellos. No faltaron los pésame por la pronta partida de su padre, y aquellos que aprovechaban para presentarle a sus hijas, esperando tener un lugar en la monarquía si el rey se casaba con alguna de ellas. Volkov las rechazó a todas con amabilidad, indicando que aún tenía asuntos que solucionar antes.
Durante la ceremonia Greco no le quitó ojo de encima, sospechoso de la calma con la que Volkov tomaba aquella situación, sabiendo que aquello iba en contra de todos sus deseos. Esa noche, antes de que Volkov se retirara a su dormitorio, Greco lo pudo interceptar.
-Alteza ¿Podemos hablar?- Preguntó el de barba, y solo con la mirada, Volkov ya supo lo que quería.
El antiguo príncipe asintió, pasando ambos al dormitorio, fuera de ojos y oídos avizores.
-¿Qué es lo que quieres saber?- Preguntó Volkov cuando estuvieron a solas. Se quitó los guantes que había llevado durante el día, así como la corona, dejándola descansar sobre un cojín de terciopelo rojo.
-Quiero saber qué es lo que traes entre manos.- Dijo cruzándose de brazos, apoyado en una de las paredes de la habitación.
-¿A qué te refieres? Solo estoy cumpliendo la promesa que le hice a mi padre.- Trató de restarle importancia Volkov, sentándose en uno de los sillones cerca de la chimenea.
Sobre la pequeña mesa frente a este había una bandeja, con una botella de vodka y dos vasos. Tomó la botella y llenó los dos.
-Volkov, si pretendes escaparte o algo así, te recuerdo que el reino va...
-Va a entrar en guerra, lo sé.- Cortó la frase, levantando uno de los vasos hacia Greco, invitando a tomarlo.- No voy a hacer eso, Greco... No podría vivir tranquilo sabiendo que gente inocente murió por mi egoísmo.- Se sinceró, llevando su mirada al líquido que reposaba en el vaso.
Greco se sentó en el sillón contiguo, mirando con preocupación a su amigo.
-Entonces... ¿No vas a volver con Horacio?- Preguntó cauteloso, porque no sabía lo que podría provocar ese nombre en su amigo.
Volkov lo miró fijamente, en sus ojos brillaba la decisión, algo que nunca había visto en él.
-Te contaré lo que voy a hacer, pero debes prometerme que nadie más lo sabrá hasta que sea el momento.- Pidió, bajando la voz solo por si acaso, aunque a estas alturas, dudaba que alguien estuviera interesado en espiar sus conversaciones, pues se aseguró que todos los consejeros estuvieran contentos con su actitud.
-Sabes que no diré nada, pero me preocupa que vayas a hacer alguna tontería.- Contestó Greco en el mismo tono de voz.
Volkov se quedó unos instantes en silencio, hasta que volvió a hablar.
-Quiero que este país deje de ser gobernado por una monarquía, quiero que pase a ser una democracia.
Greco abrió los ojos en sorpresa, atónito ante lo que escuchaba.
-¿Y cómo pretendes hacer eso? ¿Dejarás la corona y ya está? Nos vas a conducir a una guerra.
Volkov negó varias veces con la cabeza.
-No me iré hasta saber que todo funciona de forma estable. Hay muchos países vecinos que han instaurado este sistema y funcionan igual o mejor que nosotros, la gente debe tener derecho a elegir a su representante. Quiero reunirme con los líderes de esos países, encontrar soporte en ellos... En un año este reino dejará de existir y será una república, como tantas otras.
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Walking the wire
FanfictionTras meses fuera de casa, el príncipe Viktor Volkov vuelve a su hogar después de finalizar sus estudios en el extranjero. El barco en el que vuelve es, supuestamente, el lugar más seguro en el que puede estar, pero todo cambia cuando es atrapado por...