Capítulo 2: No es un adiós, es un hasta pronto

287 20 19
                                    

A las afueras del centro pokémon se lograba escuchar a los Pidgey y Pidgeotto cantar melodiosamente, anunciando así la llegada de un nuevo día. Tenues rayos de luz se abrían paso entre las cortinas del cuarto en donde se encontraban Ash y Brock durmiendo. Con un poco de dificultades el primero en despertar fue Brock, todavía un poco somnoliento, pues la noche anterior se fueron a dormir muy tarde.

Por otro lado, su compañero estaba plácidamente durmiendo como un tronco, dando la posibilidad de una competencia por ver quién dormía más entre el azabache y un Snorlax.

El mayor de los dos finalmente se levantó de su cama, estiró un poco y se cambió a sus habituales prendas de vestir: una camiseta verde, con una chaqueta café de mangas cortas, unos pantalones un poco holgados del mismo color y unas zapatillas azul con blanco. Estando ya vestido, fue hacia la puerta de la habitación, quedándose frente a esta unos segundos, pues miró de reojo hacia la cama en donde estaba Ash, dándose cuenta que seguía profundamente dormido junto a Pikachu, optando finalmente por dejarlos dormir un poco más hasta que tenga listo el desayuno.

Cerrando con cuidado la puerta para no despertar a nadie, se encaminó a la cocina del centro pokémon a preparar el desayuno para sus amigos y pokémon. Ya estaba completamente acostumbrado a esto, cuando tienes que estar al cuidado de tus nueve hermanos menores y sumado a ello cocinar durante aproximadamente cuatro años para tus amigos, se vuelve casi un hábito para uno.

—Veamos, ¿qué tenemos por aquí? —habló para sí mismo el moreno en lo que buscaba algo de comida en las repisas del lugar—. Estas bayas meloc servirán —dijo triunfantemente en lo que tomaba las bayas.

En lo que Brock seguía buscando alguno que otro ingrediente que necesitaba para poder empezar a cocinar, se le cayó una de las pokéball que llevaba consigo en su cinturón, saliendo de esta su pokémon tipo agua y tierra, Marshtomp.

—Marshtomp, ¿qué sucede? —le parecía extraño al joven que su pokémon saliera de pronto de su pokeball.

El pokémon pez lodo se limitó a indicarle los ingredientes que tenía sobre la mesa a su entrenador, pues siempre le ha encantado poder ayudarle en todo lo que le era posible. Un pokémon bastante servicial y leal si se podía decir.

—¿Quieres ayudarme a preparar el desayuno? —el tipo agua asintió enérgicamente con la cabeza, dándole la razón—. Muchas gracias, Marshtomp. Entonces, ¡pongámonos manos a la obra!

Y con esto, entrenador y pokémon se pusieron juntos a cocinar para sorprender a sus amigos con un gran y delicioso desayuno. Mientras tanto, en el cuarto de los hermanos de Hoenn, el par ya se encontraba despertando tras una gran merecida noche de descanso, siendo la primera en despertar May, para luego estirar un poco los brazos después de tan buena siesta.

—Buenos días, Max —saludó con una sonrisa la castaña.

—Buenos días —respondió somnolientamente mientras tomaba sus gafas, las cuales la había dejado en su mesita de noche.

—¿Estás listo? Llegó el día de regresar a casa. Podremos ver a mamá y a papá otra vez.

—¡Sí! Cuando volvamos a casa quiero contarles todo sobre nuestro viaje —exclamó emocionado en lo que se acomodaba sus lentes—. No van a creer todas las aventuras que hemos vivido.

El mero hecho de volver a estar con sus padres era algo que animaba mucho al pequeño de lentes. Aunque no lo mencione a menudo, él quiere muchísimo a sus padres.

—Ten por seguro que les encantará escucharlas —aseveró May.

Luego de eso, la coordinadora se levantó de su respectiva cama, acercándose al borde de esta, lugar donde había dejado su bolso con su ropa.

Aprendiendo a amarte (PAUSA/EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora