Capítulo 7: "Nueva región, viejas rivalidades"

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Sin duda alguna esa era una mañana muy helada en las afueras de Ciudad Petalia, era lo que pensaba una jovencita castaña. Podía sentir como el frío aire de la mañana recorría cada parte de su cuerpo hasta terminar en la punta de su nariz, que se volvía cada vez más insensible por culpa del frío aire de la mañana. Pero era normal que fuera así, ya que se encontraba junto a sus padres cerca de una pequeña zona con apertura al mar, específicamente la ruta 104.

— Hace mucho frío. — Se quejó la castaña mientras tiritaba por culpa de la temperatura y se abrazaba a sí misma para entrar un poco en calor.

— Vamos, May, la mañana está muy agradable. — Le animó su padre con una gran sonrisa en lo que estiraba un poco los brazos, pues estaba disfrutando mucho el clima de esa mañana. 

— Tu padre tiene razón, cielo. El día de ayer estabas muy emocionada con la idea de ir a Johto, por eso con tu padre...

— Lo sé, mamá. — Interrumpió May — Por eso vinimos donde el señor Arenque, para preguntarle si es que me puede llevar hasta Ciudad Portual, pero eso no significa que tuviéramos que venir aquí a las cinco de la mañana. — Espetó con molestia, pues tuvo que despertarse mucho más temprano de lo habitual, ni si quiera cuando viajaba con los chicos despertaba tan temprano y sumándole a ello el frío ambiente, no resultó ser una mañana precisamente agradable para ella.

— Muy bien, basta de quejas. — Señaló el padre de May, Norman, para zanjar el tema — Ya nos falta poco para llegar donde el viejo Arenque. Conociéndolo, ya debe de estar pescando algún pokémon junto a su Wingull. — Mencionó el líder de gimnasio en lo que empezaba a caminar.

— Está bien. — Respondió resignada la coordinadora pokémon. 

Su padre tenía razón, no servía de nada quejarse. Ella misma lo había dicho antes, si quería volverse mucho mejor en esto de los concursos pokémon, debía de viajar y conocer nuevas regiones y lugares. Sin darle más vueltas al asunto, se dispuso a caminar detrás de su padre, quien iba a la par de su esposa, Caroline, madre de May.

A la familia no le tomó mucho tiempo para llegar hasta la casa del viejo amigo de Norman, quien, como había dicho el líder de gimnasio, se hallaba sentado con una caña de pescar en mano junto a su compañero Wingull, un pequeño pokémon parecido a una gaviota, cerca de un pequeño muelle al lado de su casa, próxima a la orilla del mar.

— Pescando desde muy temprano como siempre, ¿eh? Hay cosas que no cambian, Arenque. — Dijo con gracia Norman, quien estaba a espaldas del otro hombre.

— Puede que sea viejo, pero mi espíritu se mantiene joven, Norman. — Respondió el pescador mientras tenía los ojos cerrados, pues estaba concentrado en su actividad de pesca matutina — Parece que hoy no picará nada. — Murmuró para sí mismo con un deje de decepción.

El viejo dejó a un costado su caña de pescar, para luego ponerse de pie y ver a sus visitantes. Era un hombre ya de edad, quizás unos 50 años, bastante alto, calvo y con un par de arrugas a causa de su edad, pero su mayor característica era su prominente y canosa barba. En sus tiempos mozos el señor Aranque fue un gran y reconocido pescador, sobre todo en las competencias de pescas. Si necesitabas ayuda con algo relacionado a la pesca o para transportarte de un lugar a otro en lancha, él era la persona indicada para recurrir.

— Es un gusto volver a verte, Norman. — Mencionó el viejo Arenque mientras le extendía la mano a su amigo.

— Igualmente, viejo lobo de mar. — Dijo el padre de May correspondiendo el gesto del pescador — Y también a ti, pequeñín. — Se dirigió esta vez al Wingull que acompañaba al hombre, recibiendo un pequeño graznido como saludo.

Aprendiendo a amarte (PAUSA/EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora