Capítulo 10

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Adriel

—Me lo puede volver a repetir de nuevo por favor, es que me distraje con el gato.

— Claro, Detective. ¡Zafiro ve a la otra habitación que los adultos tenemos que hablar!—el hombre mayor regaño a su gata que me miraba con una ganas profunda de dar un solo salto y caer encima de mí para cometer su cometido.

Hace horas que llegue a la granja y un señor ya mayor avanzada de edad me estaba explicando todo lo que vio ese día, pero cuando él fue por algo de bebida apareció una gata entre gris y blanca donde quería que le diera cariño pero no pude.

No me gustaban los gatos y aunque nunca intentaría darle con los pies o hiciera algún maltrato animal, intentaba de buena forma que se fuera pero era como si más se pegaran a mí. Y así que mi último recurso fue lanzarle su juguete que encontré bajo una mesa hacia afuera donde estaba cayendo un palo de agua y me imagino que su juguete ya debe estar más que hundido con el lodo.

La gata solo le dio una mirada al juguete y después a mí y con eso basto la mirada que me dio que ya sentíamos el mismo odio mutuo.

Cuando su dueño llego que por cierto el señor se llama Mohamed ella se colocó en posición de querer brincarme en cima pero se quedó ahí y no había nadie que la moviera y eso me estaba colocando de los nervios.

La gata al ver que era reprendida solo me dio una mirada como si esas hablaran y se marchó.

<<Y así dicen que son los alienígenas la raza que terminara extinguiendo con nosotros cuando los que terminaran extinguiéndonos y dominándonos son los gatos.>>

—¿Bueno en donde estaba? —el señor me volvió a servir café y yo bebí por fin prestándole atención.

— En que esa mañana vio pasar una pareja adolescente, pero no le dio importancia porque le recordaba a su juventud cuando usted también se iba con su difunta amada a los graneros. —él sonrió acordándose y asintió mientras señalaba tras de mí y yo seguía su dedo a la ventana abierta que mostraba el paisaje que estaba cayendo un palo de agua.

—Sí, sí. Ya recuerdo, yo me encontraba aquí limpiando la casa cuando escuche risas y me asome por la ventana observe como una pareja de jóvenes corrían por el maizal. No le di importancia porque sabía cómo fuimos todos a esa edad, recuerdo que en todo el día y la tarde le di su espacio. Pero ya como a las 6 tenía que guardar las herramientas porque si no en la noche se mojaban y se dañaban, por lo que fui haciendo ruido para que me escucharan ya que no quería agarrarlo en el acto y que ellos se asustara.

Una cosa me había dicho mi padre: <<Los ancianos que viven en el campo tienen perfecta memoria y jamás se le olvidan nada.>> Y eso no lo estaba dudando en este momento, porque lo mismo que me relataba a mí era lo mismo que estaba en el informé de la entrevista que le hicieron.

— Pero antes que pudiera llegar al granero vi mucha sangre en la entrada por lo que asuste demasiado pensado que algunos de los dos se pudo lastimar y tuvieron horas pidiendo ayuda pero yo no escuche porque el granero quedaba lejos de la casa.

Su semblante cayo un poco mientras él le daba pequeñas sorbo de beber a su café.

—¿Qué más recuerda?

— Recuerdo que cuando entre lo primero que vi fue al chico, su imagen quedo en mi memoria como si fuera hoy mismo que lo viví.—él se pasa sus manos ya arrugadas por su brazos.—La forma fea y astro que estaba que ni me dio tiempo de ver si la chica también estaba igual, solo sé que llame la policía y la ambulancia. Pero ya era demasiado tarde, le dije de la chica pero no puedo decirle como era por la distancia era demasiado lejanas para tener un rostro de ella, pero sí sé que su pelo era castaño brillaba bajo los rayos del sol. El Detective que se encargó de ese caso dijo que a lo mejor era un culto satánico...

El Crimen Imperfecto [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora