capítulo 19

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Adriel

La sangre gotea de mis manos cuando las alzo a la vista, mi pecho sube y baja violentamente como si fuera corrido un maratón cuando intento buscar la forma de calmarme.

No escucho nada, no veo nada solo son punto rojos que hace que apriete mis dedos mientras cuento del 1 al 10, buscando calmarme pero dudo que eso pase.

Mi mente sigue vagando por los recuerdos más oscuro de la soledad, donde intento salir pero me siento tan atrapado y perdido desde el día que entre ahí.

Ya no hay vuelta atrásme susurran en el oído una voz tan familiar pero tan lejanas que no sé cómo volver.

Quiero decir algo, quiero decir que no lo quise hacer pero las palabras no salen. Solo veo rojo y cuando creo que por fin saldré de ese lugar, un rostro borroso se posa en mi campo de visión y sus manos se colocan en cada lado de mi cara.

No dice nada, pero intento parpadear para aclarar mi vista y solo logre ver su sonrisa. Una sonrisa tan siniestra, tan malvada que hace estrago en mi ser y deja que la bestia salga de mí y me abalance a ella colocando mis manos en su garganta sin importar que la manche de sangre.

Su sonrisa no se borra sino que se hace cada vez más grande y cuando estoy listo para ver como sus ojos pierde ese brillo de vida, algo quema en mi costado.

Me sobresalto asustado respirando pesadamente en medio de la oscuridad, busco el aire que sentía que me faltaba pero solo encuentro oscuridad. Siento aquel ardo en la boca del estómago y salgo corriendo hacia al baño vomitando la cena de anoche.

Cuando por fin dejo de vomitar, me lavo la boca. Observo mi rostro en el espejo y no me gusta lo que veo, no me gusta ver la persona que me devuelve la mirada.

Y por instintivamente llevo esa mirada a un costado de mi abdomen y observo la pequeña cicatriz que está ahí. Ni siquiera recuerdo como me la hice, solo sé que el medico dijo que no era nada profunda y nada grave.

Siempre he creído que las pesadillas son recuerdos de algún trauma del pasado que uno intenta oculta, pero por más que le eche cabeza a mis pesadillas no recuerdo y tampoco si se si soy yo.

Me hecho agua en la cara una y otra vez buscando despabilarme, pero mi tarea es muerta cuando mi celular del trabajo suena. Ni siquiera quiero ver quién es, solo me doy una ducha larga en agua muy fría pensando que debo hacer una llamada.

Me visto a tiempo récord y voy a la cocina preparando algo de comer, mientras que estoy en eso maniobro los documentos en la mesa acomodándolo y logro ver como un Theo viene arrastrándose por el pasillo mientras se tapa la cara.

—¿Por qué hay tanto ruido? —se queja dejándose caer en el sofá pero falla y cae en el suelo, solo gruñe del dolor pero no se mueve.

—Porque me olvide que estaba en casa y que tenías resaca. —Voy por la taza de café sirviendo dos taza.—¿Té? —bromeo y veo como alza la cabeza violentamente mientras me da una mirada de odio.

—Espero que hayas hecho café y no Té, porque si no ya no te consideraré más como mi hermano. —me amenaza y vuelve a dejar caer la cabeza al suelo pero se da la vuelta. Yo le entrego la taza mientras me río un poco.

—¿Qué te pasa? No creerás que me he vuelto uno de esos refinado por el Té.

—Contigo lo dudo, porque si la reina de los demonios dice que el cielo es verde tú le cree.

Ahora que la menciona debo hacer esa llamada cuanto antes.

— Ve voy a lograr salir hoy temprano ya que mi tío estará de luna de miel, así que no me va a estar fastidiando tanto en el caso. Así que elige un lugar donde cenar más tarde y ahí estaré.

El Crimen Imperfecto [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora