15 [parte 2]

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Esto de hacer un picnic me ha venido como anillo al dedo, porque así vamos al supermercado y con suerte encuentro lo que necesito para mi venganza.

Quedan unas horas para que vayamos a comprar y ya he desayunado, he hecho mi cama, me he vestido, ¡he hecho todo!
Y ahora no tengo que hacer absolutamente nada.

Opté por irme a correr, tuve suerte anoche al ir a casa de Víctor ya que mientras iba de camino vi un parque grande, donde había una especie de ruta para bicicletas e incluso correr, Juanma seguro que sigue durmiendo y todo el edificio también, me pongo unos shorts deportivos y una camiseta de tirantes y mis zapatillas, cojo una botella de agua y la guardo en mi pequeña mochila y me pongo en marcha.

Cuando salgo del edificio, no hay nadie ni por el jardín trasero ni por la entrada, ¿Qué le pasa a la gente hoy?

Pero si es así, mejor, con menos gente tengo el parque para correr a mi anchas.

Correr no es mi hobbie, pero me encanta hacerlo por las mañanas, sobre todo cuando el sol está saliendo y estoy sola, en esos momentos tengo tiempo para pensar y pensar es como si estuviera huyendo, puede que en realidad sea por eso.

Cuando llego al parque, veo que hay varias señoras entre unos cincuenta y sesenta años andando por la ruta, pero no me importa. Decido empezar en la parte donde se ve la fuente cercana, y me pongo a correr.

Pienso en todo y en nada a la misma vez, analizo como va a ser mi vida a partir de ahora, si me irá mejor o peor que antes, si me acostumbraré a no tener a mis dos pilares que aunque no lo parezca las hecho mucho de menos.

Una cosa llevaba a la otra y mi mente cambio de estar en modo nostálgica a estar en modo venganza, venganza hacia el primo de Melisa, que pensándolo así...
No sé ni su nombre, nos odiamos mutuamente, tiene mi número e incluso vivimos desgraciadamente en la misma planta pero aún así no lo sé.

Sigo metida en mis pensamientos, cuando me doy cuenta que me queda poco para llegar al final de la ruta, con tanto pensamiento por aquí y por allá, el camino se me ha echo más corto de lo que yo esperaba.
En el final de la rutinas hay varios bancos de madera, decido sentarme para beber agua.

Mientras yo estoy tan relajadamente bebiendo agua, oigo que detrás de los árboles que rodean los bancos, vienen personas corriendo felizmente.

Y me quedo pasmada, al ver quiénes son...

-¿Qué hiciste ayer?-pregunta una rubia de bote.

-Ayer nos fuimos a la playa, y no paraba de darme besos, tía, es que cuando se pone así ¡me lo como!-dice la pelirroja con voz chillona.

No tengo que ser muy lista para saber que de quién están hablando es de el ogro.

Siguen corriendo hasta quedar en frente de mí, y la pelirr pasa mirándome con desprecio.
No dice nada, pero su mirada me dice que sólo conocerme de un día hace que me tenga asco.

Que se le va a hacer, yo sólo le dije lo que era y nada más.

Después de ver que ellas se alejan, me doy la vuelta y sigo con mi ruta, acabo de mirar el reloj y todavía me queda una hora libre hasta que quedemos Melisa y yo.

Llego a mi casa, con paso ligero, y veo que hay niños jugando en el jardín trasero, aunque en la piscina todavía no.

Subo las escaleras de dos en dos, como amí me gusta y me voy a mi piso a darme una ducha.

Esta vez tengo las llaves de casa para que no se repita lo de la última noche, y cuando entro veo que hay una nota en la mesa de el salón.

"Me he ido a comprar unas cosas para el trabajo, tu madre estará aquí sobre las tres.
Juanma"

Anónima taquilla 36 [pausada...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora