The Norton's night parte 6

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¿Qué eres?

Norton

No pude evitar la maliciosa sonrisa que afloro en mi rostro en aquel momento, ni el hecho de que me llenaba de satisfacción saber que la mujer al otro lado de la línea se encontraba completamente perturbada. Era un demonio, uno de verdad. No solo en acciones, si no, un ser al que habían enviado a la tierra como castigo por creer que podía tener el control de todo y no desaproveche aquella oportunidad, al contrario pude crear un imperio. Uno en el que yo tenía el control absoluto, sin embargo el mismo tenía sus limitaciones. Unas que solo la señorita Phillips podía ponerle final.

—Señor Norton —escuche decir y al levantar la cabeza observé aquella mujer.

Margaret miraba sus pies como siempre cuando entraba en mi oficina y sostenía su tableta como si de ello dependiera su vida y en sentido figurado era así. Me coloque la máscara, descanse los codos sobre el escritorio y espere paciente para escuchar lo que tenía que decir, aunque ya lo sabía de antemano era una de las muchas ventajas que tenía por ser del Inframundo. Conocía todo y cada uno de los pensamientos de las personas, pero Charlotte era un caso raro.

—Te escucho —le motive y está busco con nerviosismo en el aparato que sostenía en las manos.

—Es para recordarle su viaje de negocios de cinco días a Las Vegas para cerrar el trato del casino y saber si llevará como siempre a la señorita Devora para decirle que se prepare —me quedé pensativo por un segundo y una malévola idea cruzo por mi cabeza.

—Quiero que la señorita Phillips me acompañe —levanto la cabeza y me miro confundida, aunque aparto rápidamente la mirada.

— ¿La señorita Phillips? —Cuestiono confundida —, pero Charlotte Phillips de contabilidad ¿Esa señorita? —continuo incrédula.

Odiaba que me cuestionaran y ella lo sabía, sin embargo no la culpaba. Era demasiado exigente y aquella mujer no tenía experiencia más que en su área, pero la quería para mí y debía tenerla cerca y a mi merced. Ya había comenzado a jugar con su mente y el demonio dentro de mí se encontraba ansioso y deseoso por devorar a su presa. Charlotte era inocente, aunque debía admitir que no fue tan difícil hacerla ceder en sus sueños. Había sido una sucia jugada, pero por el momento fue la única alternativa que tuve para poder acercarme a ella.

— ¿algún problema? —inquirí con tono brusco y Margaret se puso de pie inmediatamente.

—No señor —dijo con voz inestable —la señorita Phillips estará lista para hacer ese viaje con usted —me dio la espalda y abandono el despacho. Contaba los minutos que restaban para realizar aquel viaje.

***

Charlotte era la última en salir y muchas veces la primera en llegar casi todos los días. Me había obsesionado con ella en todos los sentidos, sin embargo me había contenido de hacer una locura sin su consentimiento. Ella debía ceder, tenía que decir «si» y solo entonces podría poseerla y así, recuperaría todo el poder que había comenzado a perder por haberlo usado de manera inapropiada y solo en ese momento iba a ser el dueño de su cuerpo, su piel y su alma. Un alma pura a la que iba a corromper. La observé levantarse de su escritorio con fastidio, apagó la pequeña lámpara y en aquel momento yo hice lo mismo.

— ¿A su casa? —pregunto mi guardaespaldas. Lo pensé solo un segundo, pero tuve otra mejor idea.

—Sigamos a la señorita Phillips —levanto una de sus cejas, pero sabía que no iba a cuestionarme.

—Como diga señor —Y lo seguí de cerca.

Charlotte se subió a su pequeño Volvo y salió del edificio. Era la primera vez que la perseguía más allá de sus pesadillas, pero quería darme cuenta que tan fuerte era y si podría controlar mi deseo por ella. Se detuvo frente a un viejo edificio de cuatro pisos que se encontraba en los suburbios. La observe dejar caer la cabeza sobre el timón y luego pareció estar recuperando energías. Un hombre joven le saludo en cuanto bajo del auto y le ayudo con sus cosas. Sentí los ojos en llamas y observe a mi chófer mirarme atentamente por el espejo retrovisor, así que trate de guardar mi furia, aunque no lo pensé cuando me baje del auto y me aproxime hacia ellos.

— ¿A dónde va señor? —le escuche preguntar confundido, pero ya me encontraba del otro lado de la calle.

—Señorita Phillips —ella se puso recta y el tipo a su lado me clavo los ojos, pero rápidamente aparto la mirada.

—Señor Norton —dijo sin girarse hacia mí, le quite las cosas de las manos aquel tipo e hice algo tan propio de mí. Le mostré que podría pasarle si se quedaba allí.

—Creo que nos vemos luego Charlotte —dijo y esta lo miro algo aturdida.

— ¿Tony? —inquirió confundida, pero el tipo se apresuró a poner distancia de nosotros. — ¿Qué hace aquí señor? —coloque la mano encima de la suya y termine de abrir aquella puerta.

—Pasaba por este vecindario y te vi —seguía con mi mano sobre la suya y esta al darse cuenta la aparto rápidamente como si le quemara. — ¿me invitas a pasar? —le dije al oído.

No debía hacerlo, estaba cruzando los límites, sin embargo no me pude resistir. Sabía que no se negaría y eso era algo que me gustaba, Charlotte era sumisa lo había detectado desde que pisó la oficina hace un año, pero por ese entonces mis poderes todavía estaban en su punto máximo y nunca la visualice como una posible «re-ponedora» hasta que sentí su energía y supe que era pura. Camino por delante de mí y presiono el botón del ascensor. Me percaté de que el edificio estaba prácticamente vacío, pero no hice ningún comentario al respecto. Entramos en el pequeño cubículo. Un diminuto espacio que provocaba que nuestros cuerpos se rozaran.

—Lo siento —se disculpó —es un edificio viejo —continuo, mientras el roce de su brazo en el mio comenzaba a provocarme y sentí el calor comenzar a emanar por mi piel —Esta muy caliente —comento y en ningún momento volteo a verme. Y yo estaba a punto de descontrolarme.

El ascensor se detuvo en su piso y cuando ella puso un pie fuera de este hice algo que no pude evitar. La pegue con brusquedad a la puerta que quedaba frente a nosotros y deslice mis manos por su estómago, mientras mi firmeza empujaba con fuerza sobre su trasero. Las cosas cayeron resbalaron de sus manos y tuve la certeza de que esto podía asustarla, mas no lo pude, ni quise, ni lo iba a evitar. Apreté su coño con fuerza por encima de su pantalón de tela y roce mi lengua caliente por su cuello saboreándola al fin. Ella no había dicho una sola palabra, solo podía escuchar su respiración, los fuertes latidos de su corazón y como su sangre bombeaba con fuerza seduciéndome, invitándome a desatar al animal que llevaba por dentro.

—Recuerda esto Charlotte —volvía apretar su coño y un gemido ahora escapo de sus labios, mientras sus jugos comenzaban a humedecer sus pantalones.

— ¿Por qué me hace esto señor Norton? ¿Qué es usted en realidad? —sabía que aquella pregunta había dado vueltas en su cabeza desde aquella llamada.

—Una bestia —conteste —Y tú la presa que voy a devorar —la hice girar sobre sus talones, metí la mano dentro de su pantalón y la comencé a torturar. Mientras la adrenalina corría por mis venas y el demonio estaba a punto de hacer su entrada triunfal. 

The Norton's Night (Relato Erótico corto) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora