five

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Pasaron las horas, el amanecer se hizo presente y a pesar de que la vista fuera realmente hermosa, Yoshida Harumi no podía disfrutar de esto por lo mentalmente destrozada que estaba

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Pasaron las horas, el amanecer se hizo presente y a pesar de que la vista fuera realmente hermosa, Yoshida Harumi no podía disfrutar de esto por lo mentalmente destrozada que estaba. Por más que quisiera, su mente no dejaba de repetir que había sido abandonada otra vez.

El tiempo pasaba, pero ninguna persona llegó a dónde estaba. Sus ojos cada vez derramaban más lágrimas y su mente en ese momento era su peor enemigo, pues a lo único que le ayudaba era en sobre pensar todo. Su cabeza dolía y su miedo incrementaba, ya que extrañas siluetas aparecían por todo el edificio, mientras tenían la mirada fija en ella, con temblor en sus manos buscó su pequeño bote de pastillas, para luego tomarse dos y recostarse en el frío suelo, abrazándose a sí misma.

— Por favor.... ayúdenme — susurró, dejando derramar sus últimas lágrimas antes de caer en brazos de Morfeo.

Poco a poco aquellas extrañas siluetas iban desapareciendo, aunque no para siempre. Seguirían ahí, atormentandola a todas horas, recordándole su pasado.

— ¿Por qué él y tú no? ¡¿Por qué?! — gritó una mujer que estaba tirada de rodillas en el suelo, llorando mientras observaba un ataúd.

Harumi se encontraba de pie en una esquina, con miedo a acercarse dónde se encontraba su madre, mientras que con sus pequeñas manos tapaba su boca para disminuir el ruido de sus sollozos, pues anteriormente había sido regañada por el ruido de estos, ¿Pero qué podía hacer? Era solo una niña de nueve años que presenciaba el funeral de su amado padre.

— ¿Cómo te atreves a llorar? ¡Todo es tu culpa! — su madre estuvo dispuesta a golpearla, pero fué detenida por una mujer más joven que ella.

— ¡Detente, Kyoko! — gritó enojada, empujando a su mayor lejos de la niña

— ¡Tú no te metas, Saori! ¡Deberías de estar enojada con ella, no conmigo! ¡Ella mató a tu hermano!

— ¿Cómo te atraves a decir todo eso? ¡Harumi no tiene la culpa de nada!

Su pelea era todo un recuerdo borroso para Harumi, pues lo único que llegaba a recordar era como se aferraba a la ropa de su tía mientras ella peleaba con su madre.

— ¡No te la puedes llevar, es mi hija! — gritó, pero fué ignorada completamente por Saori — ¡Harumi, regresa aquí en este instante!

Pero la tía de Harumi se la llevó hasta su casa, sin permitirle voltear atrás.

Después de despertar, aún con cansancio en su cuerpo, se dispuso a buscar cosas que necesitaría para guardarlas en su mochila, aún cuando ya había investigado todos los lugares donde se encontraba lo que ocupaba, tardó todo el tiempo que quiso. Cambió su ropa solo por diversión y como una excusa para mantener su mente entretenida en otra cosa.

SCHIZOPHRENIA - alice in borderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora