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Juego terminado

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Juego terminado. Felicidades.

El cuerpo de Harumi se tranquilizó en cuanto escuchó aquella voz que provenía de su celular, aunque a causa de la falta de adrenalina en su cuerpo, un leve dolor comenzó a aparecer. Su mirada se dirigió hasta el cazador, quien en realidad era una señora, pues su máscara se había caído anteriormente. De un collar que tenía puesto, comenzó a parpadear una luz azúl hasta convertirse roja, explotando, causando un susto en los presentes.

— Yoshida, vamos — habló Arisu, quien esperaba a la chica en la salida de la habitación.

— Busca a Karube, yo los alcanzaré en un momento — habló, sin despegar la vista de la sangre que recorría con lentitud la pared.

— Tú la mataste — escuchó un susurro, mientras sentía como unas manos tocaban su cuello.

— No...Yo no la maté — murmuró, dirigiendo sus manos a su cuello, intentando con desesperación el quitar las manos que sentía, las cuales comenzaban a ahorcarla.

¡Fué tu culpa! — sentía como el aire le faltaba y sus ojos se llenaban de lágrimas. No podía tocarlo, no podía agarrar las manos de esa cosa y apartarlas lejos de ella.

— ¡Harumi! — gritó Chishiya el nombre de la chica, mientras que la tomaba de los hombros y la sacudía levemente, haciéndola recobrar sus sentidos.

— Chishiya... — aquella cosa había desaparecido, las lágrimas comenzaron a caer sobre sus mejillas, su cuerpo comenzó a temblar y cayó de rodillas al suelo —. No fué mi culpa, yo no la maté, lo siento.

Se abrazó a sí misma, soltando varios sollozos, mientras intentaba tranquilizarse, repitiendo una y otra vez que nada era su culpa.

— Hiciste lo necesario para sobrevivir — El rubio estuvo dispuesto a tocar nuevamente los hombros de Harumi, pero al ver cómo ella retrocedía antes de que fuera tocada, retrocedió un paso —. No puedes ayudar a todos, no puedes salvar a todos. En este mundo se es necesario el sacrificio de los demás para sobrevivir uno mismo.

Y fue lo último que dijo, antes de mirar a Yoshida por última vez e irse del lugar, pensando en que su fuerza e inteligencia eran inservibles si no podía aceptar la muerte y sacrificios de los demás.

Pasaron unos minutos, hasta que Harumi pudo tranquilizarse por completo sin la ayuda de sus medicamentos. Se levantó de su lugar, para luego caminar a la salida del edificio, encontrándose con Arisu y Karube, quien la esperaban en la salida.

— ¿Estás bien? — preguntó Karube, aún cuando físicamente estaba lastimado era él.

— ¿Tú estás bien? — desvió la pregunta, mientras veía como la camisa del contrario se llenaba de sangre.

Con ayuda de Arisu, pasaron un brazo del rubio sobre los hombros de cada uno, haciendo de soporte para que pudiera caminar. Los tres comenzaron a avanzar para llegar a su improvisado hogar, sin darse cuenta de que eran observados por un chico de cabello rubio cenizo, aunque su mirada estaba especialmente centrada en la chica.

— Adiós, Yoshida Harumi — habló antes de subirse en un auto que lo esperaba, alejándose del lugar.

Los dos tomaron caminos diferentes, sin saber que muy pronto volverían a reencontrarse.

»»————- ♤ ————-««

Al amanecer, Karube, Arisu y Yoshida habían llegado al centro comercial, siendo recibidos por un contento Chota quien había estado preocupado por la vida de los tres que habían salido a jugar en la noche anterior.

— Hoy es el último día de nuestra visa — habló Shibuki, refiriéndose a Chota y a ella, pues los demás contaban con tres días más en su visa.

— Buscaremos otro juego y también un doctor, nosotros tres los ayudaremos — resumía Karube su plan.

— ¿Puedo quedarme? — soltó Yoshida sin pensarlo, notando cómo las miradas de los demás estaban ahora sobre ella, poniéndola nerviosa —. No piensen que no quiero ayudarlos, es solo que, estoy cansada de ver a las personas morir cada dos segundos frente a mí.

— No te preocupes, Yoshida. — le dirigió la palabra Chota, quien intentaba mantenerse tranquilo.

— Sí, no te sientas obligada en nada. Te mereces descansar después de completar con éxito esos dos juegos — Karube acarició de manera rápida la cabeza de la chica

— ¿Y yo qué? — exclamó Arisu, quien también había ayudado en los juegos, pero fué ignorado por el rubio.

El tiempo pasó más rápido de lo normal, o al menos así lo sintió Yoshida, quien reía ante las constantes burlas y anécdotas que contaban los chicos con quién estaba, sintiéndo que por primera vez en mucho tiempo, podía volver a tener amigos y divertirse de esa manera.

La noche había llegado y con ello, iniciaron los juegos. Cuatro de los cinco estaban reunidos en la salida del edificio, esperando de una forma no tan paciente a Karube, quien dijo que haría algo.

— Tenemos que irnos, nuestra visa está apunto de acabar — habló Shibuki, dirigiéndose hasta Chota para ayudarlo a caminar y poder irse juntos a un juego cercano, pero fueron detenidos por Arisu.

— Esperaremos a Karube — al momento de decir eso, unos pasos se escucharon a la lejanía, provenientes de la única persona que faltaba.

— Lo siento — dijo mientras subía unas escaleras para llegar a dónde estaban.

— ¿Cómo que “Lo siento”? — gritó Chota, asustando a Yoshida por el repentino cambio en su voz.

— ¿Qué pasó? No te pongas así, amigo — habló confundido, para después ayudarle a caminar —. Bien, nos vamos.

— Ganen ese juego — sonrió la chica, despidiéndose de los demás, creyendo ciegamente que al amanecer, todos regresarían a salvo y tendrían un lindo día acompañado de risas y bromas.

Sin saber que ninguno de ellos volvería a ese lugar.

Sin saber que ninguno de ellos volvería a ese lugar

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SCHIZOPHRENIA - alice in borderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora