𝙀𝙨𝙦𝙪𝙞𝙯𝙤𝙛𝙧𝙚𝙣𝙞𝙖. Trastorno que afecta la capacidad de una persona para pensar, sentir y comportarse de manera lúcida.
¿Quién pensaría que toda la gente de Tokyo desaparecería en un cerrar de ojos, teniendo que participar en juegos de vida...
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Harumi se encontraba caminando por los pasillos del centro comercial en dónde recientemente se habían quedado a dormir ella y los demás, buscando un refugio y comida en este. Mientras que los otros disfrutaban de una deliciosa comida enlatada, ella caminaba sola por los pasillos después de haber desayunado-almorzado dos ramen instantáneos.
— Incluso si puedo llevarme todo la ropa que quiera gratis, no tengo ganas de nada — murmuró para si misma, observando todas aquellas tiendas de ropa que habían por el largo pasillo, extrañando por un momento la cantidad de gente que solía ir a ese lugar.
No quería regresar, se sentía incomoda al ver el rostro de Shibuki después de lo que hizo. Otro problema y nuevamente era su culpa, todo lo malo que sucedía, siempre sería su culpa; o así pensaba Yoshida.
— ¿Ma-mamá? — tartamudeó con temor una Harumi de doce años al ver el rostro lleno de ira de su progenitora.
— ¡Todo es tu culpa, tú los provocaste! ¡Me das asco! ¿¡Cuál fué el mal que yo hice para merecer una hija tan estúpida cómo tú?! — gritó su madre, quien le dió una cachetada en el rostro a su única hija.
— ¿Yoshida? — escuchó como alguien le llamaba y tocaba su hombro, al darse vuelta, vió el rostro confundido de Karube — Oye ¿Estás bien? Te hablé como tres veces pero no me escuchabas.
— Lo siento, estaba pensando en...cosas— desvió la vista, intentando secar una lágrimas que amenazaban con salir — ¿Por qué me buscabas? ¿Sucedió algo?
— Bueno, con Arisu iremos a jugar de nuevo, también buscaremos si hay un doctor para Chota ¿Quieres venir?
— Está bien, es mejor eso que ver el rostro de Shibuki después de lo que hice. Lo siento — agachó la cabeza, esperando un posible comentario negativo por parte del contrario, pero lo primero que recibió fué el tacto de la mano del rubio en su cabeza.
— Oye, no sé que sucede dentro de esa cabeza tuya, pero déjame decirte que no es tu culpa. Yo también quería golpearla después de ver lo que hizo ¿Sabes? — Karube le sonrió a la cara confundida de la chica — Te espero allá abajo.
Harumi solo dió un asentimiento de cabeza como respuesta, aún cuando Karube ya se encontraba dándole la espalda. De manera rápida, buscó unas cosas que tal vez necesitaría, para luego guardarlas en su mochila y salir del centro comercial.
— Lo siento, aquí estoy — le dijo a Karube y Arisu, quienes voltearon en su dirección al escuchar su voz.
— Niña, deja de discúlparte por todo
— Lo siento — se tapó la boca ante lo dicho, iba a volver a disculparse, pero recibió una mala mirada por parte del rubio y solo se quedó callada mientras que desviaba la mirada.
