𝙀𝙨𝙦𝙪𝙞𝙯𝙤𝙛𝙧𝙚𝙣𝙞𝙖. Trastorno que afecta la capacidad de una persona para pensar, sentir y comportarse de manera lúcida.
¿Quién pensaría que toda la gente de Tokyo desaparecería en un cerrar de ojos, teniendo que participar en juegos de vida...
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Varios collarines y armas blancas estaban sobre una mesa que se encontraba frente a ellos. Cada persona tomó un collarín y un arma de su gusto, a excepción de Yoshida, quien solo tomó el collar, y al lado suyo, se encontraban Pistolas de Paintball.
Cada persona tomó su equipo correspondiente: Collar, arma blanca y Pistola. Los equipos se formaron en base al orden que los collarines eran tomados, por suerte de los tres protagonistas, Chishiya se dió cuenta de esto, permitiéndoles tomar los collares al mismo tiempo, formando así un equipo juntos.
Una cuenta regresiva de cinco minutos dió inicio, con el propósito de que cada equipo se posicionara y encontrara un escondite en aquel lugar en el que se encontraban. Varios equipos comenzaron a correr en diferentes direcciones después de hablar un poco, el equipo cuatro, el cuál se conformaba por Yoshida, Kuina y Chishiya, no fué la excepción ante esto.
— ¿Nos separamos? — preguntaba Kuina.
— No, seremos más débiles así. Mantengamonos juntos, cubriendo la espalda de los otros — habló con firmeza Chishiya, si bien de los tres, era quien podía tomar el papel de líder en ese momento.
Kuina fué la única en estar de acuerdo con el plan y, no es que a Yoshida le desagradara, sino que estaba en su propio mundo, repitiéndose a sí misma lo que pasaría con una persona después de que recibiera tres disparos.
— Yoshida, si ves a alguien, avísanos y, sí puedes, dispara — ordenó, mirándola unos segundos para luego dirigir su atención a Kuina —. Si ves a alguien, dispara sin dudar, yo haré lo mismo.
El juego dió inicio, al igual que la cuenta regresiva de dos horas. Comenzaron a caminar con cautela en aquel lugar lleno de silencio, dónde lo único que escuchaban eran sus respiraciones, pero ni bien habían pasado cinco minutos, varios disparos se hicieron presentes a su alrededor, manteniendolos alertas.
Chishiya dió nuevamente una orden de avanzar con cuidado, lo cual no dió resultado pues Kuina había pisado por accidente una rama, causando un fuerte ruido.
— Mierda — murmuró. Su atención estaba totalmente centrada a lo que sucedía a su alrededor, un movimiento, el más leve sonido, se estaba preparando para cualquier cosa.
De pronto, varias pisadas de diferentes direcciones se comenzaron a escuchar, cada vez más y más cerca de ellos.
— Kuina, ve a la derecha. Yo iré a la izquierda y tú, Yoshida, quédate aquí — ordenó nuevamente.
— Espera ¿Seré la carnada? — preguntó, con un poco de indignación.
— En estos momentos ¿Eres capaz de dispararle a alguien? — cuestionó, haciendo que Yoshida se mantuviera callada y desviara su vista — Eso creí.
— Descuida Yoshida, no dejaremos que te pongan ni una mano encima — Kuina le regaló una sonrisa, con el propósito de tranquilizar a su contraria.
Ambos comenzaron a correr en la dirección que les tocaba, dejándola sola en medio de la nada, sin poder hacer nada, sintiéndose inútil.