ʀᴇᴅ ʟɪɢʜᴛs ; 𝑅𝑖𝑐ℎ𝑎𝑟𝑑 𝐺𝑟𝑎𝑦𝑠𝑜𝑛 [Eɴ ᴇᴅɪᴄɪᴏ́ɴ]

Pʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴏɴ

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El caos parecía controlarse desde afuera, Leigh permanecía al lado de Richard como este se lo pidió, pero su mente no tardó de racionar al sentir como todo lo que habían planeado se estaba saliendo de control, esta vez no iba a fallar. No de nuevo.

—Ellos no son sus padres. —musitó Leigh telepáticamente a Richard guindo su mirada hasta el causando que este entrecierre sus ojos hacia ella dándole a entender que el no sabía de esto.

—Ahora si se acaba esto. —musitó un hombre armado apuntando a los titanes con una sonrisa retorcida.

Seguido de aquella frase una mujer a detrás de él soltó dos granadas hacia ellos obligando a Leigh tomar acción con rapidez alzando sus manos para tomar aquellas granadas con su neblina rojiza y mandarlas a volar fuera del edificio así haciendo que la explosión se lleve a cabo en el oscuro cielo de la noche. Sus ojos se iluminaron al ver como la explosión dio éxito causando que el suelo vibre al estruendoso sonido obligando a Dick a tomar el brazo de la telepata sujetándola por si caía ganándose una sonrisa de su parte.

Lo habían logrado sin causar ningún daño a los civiles quienes miraban al escena entre lágrimas; lo que pudo haber terminado en una escena llena de desgracia terminó con los mayores neutralizando a los armados en segundos dándole así la entrada a los policías de Gotham a entrar a la escena para llevarse a los hombres alabando a la pelirroja quien sonrió tímidamente encogiéndose entre sus hombros mientras recibía cálidas palmadas en su hombro de Dick quien le sonreía orgullosamente por el buen trabajo que había hecho hoy, estaba progresando y sin duda este logro la había hecho sentirse menos miserable por la pérdida de Jason y por sus fallidos intentos se ayudar a los titans.

[...]

Esperaba en la obscuridad mirando la escena que ya hacía frente a sus ojos, Richard caminaba en búsqueda de aquel hombre enmascarado que había causado todo este caos en Gotham.

Su cabello se movía con la fría ventisca de la noche mientras sus ojos vigilaban como halcón al enmascarado castaño quien le regresaba la mirada disimuladamente.

Garfield y Conner habían descifrado el acertijo y esto los había llevado a una bodega donde fabricaba explosivos en la ciudad, Dick no había desaprovechado la ocasión para llevar consigo a Leigh quien esperaba en la obscuridad por petición de Barbara Gordon. Aquella mujer moría de celos al ver a la pelirroja, tanto, que le exigió a Grayson que debía mantenerla fuera de las misiones del equipo ya que la consideraba un peligro para la ciudad en cuanto vio lo que podía hacer confundiendo al castaño que hizo caso omiso a aquella absurda petición.

A pesar de los sonidos aturdentes de las balas chocar con el frío metal en el cual se escondía el castaño, Leigh no podía salir de su escondite y hacer un movimiento en falso, Richard le pidió mantenerse al margen hasta recibir alguna señal de este.