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En la oscuridad, los ojos dorados, iluminados por la luz de la antorcha, brillaban con muchísima fuerza. Noah tembló ante la frialdad de las pupilas negras que flotaban en esas hermosas, pero enormes canicas de vidrio. 

"Yo..."

El dragón rojo dejó escapar una voz baja y profunda, como si estuviera tratando de decirle algo. Noah involuntariamente se preparó, conteniendo la respiración y apretando los puños contra sus piernas tanto como fuera posible.

Después de calentar el té para Milán, Noah se escapó del pueblo y llegó solo hasta este bosque. Ya había estado aquí muchas veces antes para cazar o recolectar frutas, pero esta era la primera que se encaminaba justo del otro lado del arrollo. Al parecer, tanto él como otros aldeanos, siempre se detenían antes para permitir descansar a los caballos y acarrear algo de agua que poder llevar.

(Pero pensar que un dragón vive en esta cueva...)  

Siempre pensó que los dragones eran criaturas de tierras lejanas así que, ni en sus sueños más extraños imaginó que los vería en persona, y menos que llegaría el día en que intercambiaría un par de palabras con uno. Por supuesto, ser un sacrificio era solamente su voluntad y estaba seguro de que su hermano iba a enloquecer tan pronto como se enterara de que había desobedecido sus órdenes y corrido hasta aquí. Recordando a Raja, quien dijo que nunca aceptaría que se entregara por el bien del pueblo, Noah se disculpó desde el fondo de su corazón y pidió por su pronta resignación ante lo que estaba a punto de pasar. De verdad sentía mucho el dolor que su hermano y todos en el pueblo iban a tener al saber que estaba muerto y sin embargo, no tenía la intención de cambiar de opinión. Esto era, sin lugar a dudas, lo mejor que podía hacer por el pueblo. 

(... Para salvar la aldea, tengo que persuadir a este dragón de alguna manera)

No tenía sentido haber llegado hasta aquí solo para detenerse al final. Y mirando hacia la gigantesca criatura carmesí brillante, Noah finalmente abrió la boca y dijo: 

"El pueblo no puede darse el lujo de darte ganado. Hemos tenido una mala cosecha en los últimos años y apenas y tenemos algo de carne para comer. Es por eso que vine como un sacrificio. El único sacrificio".

Inclinó la cabeza. 

"¡Por favor, cómeme y vete! Si estás aquí, los aldeanos no van a poder entrar al bosque y si no podemos cazar o recolectar, el pueblo no tendrá provisiones para el invierno."

"..."

"¿Podrías ir a algún lugar lejano?"

Siguió mirando a Noah y finalmente abrió la boca también:

"... ¿Por qué me estás corriendo? Este lugar también es mi casa."

"¿Eh...? Pues yo..."  

Noah se quedó estupefacto por un momento. Después de todo, realmente no esperaba ser interrogado por el dragón. La bestia se acercó un poquito más en su dirección y volvió a preguntarle a Noah, quien no dejaba de parpadear justo como si pensara que su voz era producto de alguna ilusión extraña:

"Realmente no quieres morir, ¿Verdad? Pero, ¿Por qué viniste aquí para sacrificarte entonces? Dices que es por el bien de la aldea, pero... Igual no lo entiendo. Vivir es algo valioso."

Claramente no era humano. Sin embargo, había mucha inteligencia en sus palabras. Un pensamiento racional, diferente al de una bestia. 

(Pensé que me comería de inmediato...)  

El habitante de las estrellas. (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora