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Lista de propósitos de año nuevo:✧

Ahorrar para hacer el viaje de mis sueños a Berlín.
•Leer más libros.
•Escribir un blog.
•Decir más a menudo "no".
•Enfrentar mis problemas e inseguridades.
•Quedar más con mis amigos.
Practicar la meditación.
•Hacer más ejercicio.,
•Trabajar medio tiempo.
•Aprender a cocinar.
•Conseguir mi pareja soñada.

Por una extraña razón todos los propósitos sonaban alcanzables a excepción del último.

¿Por qué?

No sabía. Muchas veces había intentado conseguir pareja pero siempre fallaba; incluso sin dar el primer paso. No era tan fácil, al menos para él, y menos cuando todo el instituto sabía de sus preferencias. Por fortuna no recibía burlas o rechazo, lo cual agradecía rotundamente.

Las relaciones que había tenido en sus cortos veinte años eran tan pocas que podía contarlos con los dedos de una mano. Estuvo con dos chicas y con ninguna superó las dos semanas, los tres últimos chicos le rompieron el corazón y ahora evitaba a toda costa encontrarlos en el pasillo. Su grupo de amigos era reducido, a penas cuatro chicos y para su mala suerte todos estaban emparejados entre ellos volviendo incómodas las reuniones. Hoseok en verdad los envidiaba, inclusive al imbécil de Chae Hyungwon. Chae era una deidad en la universidad. A ojos de Hoseok no era más que un muchacho libertino de la facultad de artes; rodeado de un séquito de idiotas dispuestos a besarle los pies si así lo requería. Chae Hyungwon era tan popular en la universidad, tanto con los maestros como con los alumnos; tenías que ser tonto y vivir bajo una piedra para no conocerlo; y amarlo.

—Maldito idiota —murmuró arrugando la hoja de papel que contenía sus propósitos de año nuevo.

Hoseok no olvidaba que su última relación, la que pensó que mantendría hasta el final de sus días, fue destrozada por los labios carnosos y los enormes ojos de Hyungwon. Bastó una sonrisa y tres palabras dichas con su voz ronca, ligeramente nasal, y coqueta, para que su novio se fuera babeando tras el trasero flaco de Chae.

Hoseok lo odiaba.

Hyungwon estaba bendecido con riquezas, belleza, porte, elegancia, coquetería, encanto y un millón de dones que lo mantenían en lo alto de la cadena alimenticia. No era necesario ser gay para admitir que Hyungwon era la perfección hecha humano. Hoseok miraba atentamente desde su mesa, al fondo de la cafetería, la mesa del centro que siempre estaba ocupada con el impresionante hombre de cabellos azabaches y una nueva presa. Cada semana era un chico o una chica diferente.

Hyungwon no conocía de límites.

—¿Por qué no te cambias a las primeras mesas? Así puedes verlo mejor —sugirió Chang, picoteado la ensalada de Hoseok.

El pálido sacudió la cabeza bajando la mirada.

—Es un imbécil.

Changkyun lo miró, después a Hyungwon y al final asintió.

—Si, es un imbécil por tener vasta confianza y amor propio para hablar con las personas que le gustan.

—No lo entiendes —murmuró.

Su amigo sonrió. —Claro que no lo entiendo. Dices odiar a Hyungwon pero estás más pendiente de él que su propia padre.

✧ Línea Prohibida ✧ (2won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora