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—Creo que también estoy enamorado

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—Creo que también estoy enamorado. 

Hae guardó silencio por varios minutos. Sus ojos nunca se apartaron del rostro de Hyungwon y aquello empezaba a incomodar al menor. 

—¿Crees? —preguntó con cautela. 

Asintió mirando algún punto al azar en la mesa de café. 

—Dudar de tus propios sentimientos no es una buena señal, Hyungwon. 

Una de las pocas desventajas de hablar con su padre era la seriedad con la que trataba cualquier asunto. Por muy insignificante que fuera, para Chae Hae In era relevante. 

Cada detalle cuenta —solía decir cuando Hyungwon se quejaba por su manera de actuar. 

—No lo es.  

La mirada oscura de Hae lo siguió mientras él se ponía de pie para buscar su celular. 

—¿Recuerdas a Ji han?

Él asintió, todavía con los ojos puestos en él. 

—El chiquillo que rompió la oreja del león de piedra que estaba en mi oficina. 

Hyungwon rodó los ojos. Año y medio había pasado de ese suceso y su padre todavía lo traía a la conversación en cada oportunidad que se le presentara. 

—Si, él. 

—¿Te enamoraste de él? —preguntó, mínimamente asombrado.

—No. 

Ji Han era exactamente el tipo que no quería para su primera relación seria. Demasiado dulce. 

—No, sin embargo, Ji han tiene tras él a quién quiero. 

La mirada oscura lo encontró a través de la pared falsa de cristal donde se escondía. Desde que tenía memoria usaba esa pared como un refugio, nunca funcionaba pero continuaba fiel a ella. 

—El corazón antes que el honor —repitió. 

Hyungwon sonrió bajando la cabeza. 

—Los tiempos del abuelo era diferentes. Pudo perder la cabeza por seguir su corazón. 

Hae asintió. —Pero no lo hizo. 

El abuelo Chae, un soldado fiel a su bandera, que en más de una ocasión estuvo al borde de la muerte por defender su nación. Sin embargo, su mente y corazón fueron robados por una bella mujer japonesa, activista de su país de origen. Las críticas y prejuicios lo siguieron desde que decidió entregarle el corazón a la mujer de su vida. El corazón antes que el honor.

—No me gusta sentirme así —exclamó resignado —. Me molesta demasiado la necesidad de estar cerca de él, escucharlo hablar o reír. Lo miro y mis manos arden por tocarlo —frustrado se jaló los cabellos —¡Joder! Parezco un maldito puberto calentándome cada vez que lo tengo cerca.

✧ Línea Prohibida ✧ (2won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora