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—Neteyam

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—Neteyam

—¿Qué hay entre tú y mi hermana? —pregunto Aonung.

No le podía decir la verdad, claro, no era como si yo pudiera decirle; ¡Oh! ¡Estoy saliendo secretamente con tu hermana comprometida que tal vez dentro de unos meses se case y se tenga que ir a otra tribu!

Aunque puedo decirlo, me quedé mudo mientras lo miraba fijamente. Él cerró los ojos levemente mientras me observaba.

Estábamos preparando a los skimwing para viajar, nos íbamos a ausentar unos días, mientras acomodamos todo Aonung me habló de repente.

Rotxo estaba con nosotros, Lo'ak habría decidido pasar la tarde con Tsireya ya que sería la última vez que la vea en unos días, supongo que debería hacer lo mismo con Nari'k.

Fue extraño, pero era algo esperable, era obvio que él iba a notar todo. Siempre notaba absolutamente todo.

No le iba a dar una buena noticia, al contrario, creería que le daría un ataque al corazón diciéndome traidor.

—No hay absolutamente nada ¿Por qué? —me hice el desentendido.

—Últimamente está muy sonriente y tú la estás viendo mucho desde lejos ¿Paso algo? —volvió a preguntar.

Negué con la cabeza, no le dije absolutamente nada, volvió a preguntarme y otra vez volví a negar.

¿Tan obvio iba a ser? Incluso esas chicas con las que se junta Nari'k se la pasan preguntándole si había pasado algo. Debería dejar de devolverle las miradas ¿No?

Al terminar un breve interrogatorio, el me dejó libre al irse con su padre a no sé dónde, él mencionó donde se iría, pero no le preste atención.

—Dime la verdad Neteyam —me pidió Rotxo, lo mire fijamente con una sonrisa incómoda, rezando en mi interior que no diga lo que pienso que va a decir —. ¿Seguro que no estás en nada con ella?

Pude haberle mentido, pude haberle dicho cientos de mentiras, pero ya no podía soportar no contarle a nadie, ni siquiera Tuk sabía de lo nuestro y eso que ella es demasiado pegada a mí.

—¿Es muy obvio?

Rotxo abrió la boca en grande al igual que los ojos, dejo caer la montura de su skimwing al agua. Mientras tanto yo me reía nerviosamente.

A ella no le iba a gustar para nada que yo esté diciendo uno de sus mayores secretos, que es justamente que nosotros dos nos estemos conociendo, ni siquiera le di un beso o tuve un acercamiento atrevido.

Realmente pude haber tenido ese tipo de acercamiento y sólo lo estuve soportando, yo si quería tener algo más que simplemente hablar, ni siquiera podíamos tomarnos de la mano, nada.

Y eso que a ella le gustó, se notaba demasiado cuanto le gustaba. Fue mera casualidad que ella se aparezca en ese momento, no la estaba esperando ni mucho menos la buscaba.

𝐂𝐨𝐧𝐬𝐮𝐦𝐞 | 𝑵𝒆𝒕𝒆𝒚𝒂𝒎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora