Horrorizado

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Cuando el sujeto miró llegar a la hermosa muchacha rubia, aún no había logrado asimilar lo ocurrido. Todo parecía una especie de accidente absurdo. Era imposible que, de victimarios, se hubieran convertido en las víctimas.

- ¡Ayúdame, por favor! -suplicó- ¡Me voy a quemar!

- ¡Cállate, basura! -gritó Lori- ¡Pon las manos donde pueda verlas, o te mueres!

- ¿De qué estás hablan... ¡Aaahhh!

El grito se lo produjo el dolor de la bala que destrozó su hombro derecho.

- ¡Dije: las manos donde pueda verlas! ¡O te rompo las piernas y los brazos antes de que las llamas te asen, malnacido! -gritó Lori, con las mandíbulas trabadas por la ira-. ¿Crees que no sé lo que nos querían hacer, hijo de la Gran Puta?

El tipo no podía creer lo que estaba pasando. El dolor de su hombro era espantoso, pero enseguida sintió uno todavía más fuerte en su rodilla. Emitió un alarido de dolor y furia.

- ¿No me escuchaste, infeliz? ¡¡Las manos donde pueda verlas!!

El tipo obedeció como pudo. Lori no le despegaba la vista de encima.

- Ahora, ¡Dime, maldito! ¿Dónde están los perros de tus compinches? ¿En dónde se refugian?

- ¡Púdrete, maldita bruja! ¡Aargggg!

Lori ya no estaba dispuesta a gastar munición. Tomó uno de los hierros retorcidos y, como pudo, lo clavó en una de las mejillas de su enemigo; con la suficiente fuerza para astillar los dientes. La muchacha le imprimió un movimiento de giro para aumentar el daño y el dolor.

El sujeto ya no pudo resistir. Aparte de todo, ya comenzaba a sentir el calor del fuego en su espalda.

- ¡Dije que hables, maldito! ¡O te saco solo para torturarte hasta que mueras!

- ¡En Cleveland, en Columbus, en Pittsburgh y en Morgantown! ¡Y hay más por el camino principal! ¡Esta carretera es nuestra, perra! ¡Ellos los cazarán, los torturarán y los violarán hasta que mueran, maldita!

- Gracias por la información, malnacido -dijo la chica entre dientes, apuntándole a la cabeza.

- ¡Lori! ¿Qué... -dijo Lincoln a sus espaldas, y se interrumpió.

- ¡Lincoln! -respondió Lori, volteando a ver al chico solo por un instante. Se había olvidado de él por completo, y se desconcertó al darse cuenta de que su rostro se transformaba en una máscara de terror.

Cuando vio que Lori tenía la situación controlada, Lincoln se armó de valor y decidió acudir para saber si ella lo necesitaba. Con la pistola en la mano, se acercó suavemente y le habló a Lori con su voz más calma, mientras miraba el rostro del individuo que estaba atrapado en el auto.

Lo reconoció al instante.

En su interior, Lincoln volvió a tener seis años. Y se sintió tan desamparado y aterrorizado como en aquel entonces.

Hizo exactamente lo que intentó hacer en aquella ocasión:

Huir.

En medio de su tortura, el hombre guardaba la suficiente presencia de ánimo como para reconocer al muchachito. Aquella mata de cabello blanco era inconfundible. Vio que el muchachito corría despavorido e irónicamente, varios recuerdos de antiguas diversiones invadieron su mente y lo colmaron de una insana satisfacción.

No pudo evitarlo. Todo le dolía, su rostro y su cuerpo estaban destrozados. Su espalda se quemaba; pero la carcajada surgió desde el fondo de su ser y lo invadió de cuerpo entero.

Sobreviviremos (Loricoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora