Atrapada a tu lado [Todoroki x T/N]

Capítulo 26 - Dos destinos.

La noche de ese día tan desastroso al fin había llegado. Entre tantos desechos de animales, cojines y sofás rotos y llenos de pelo, plumas por doquier y uno que otro ratoncito que se había ocultado para no dejar el edificio, el día había parecido ser eterno. 

El cuerpo y la nariz de la peli__ que había estado limpiado las popos de los perros rogaban por un descanso. 

Entró a su dormitorio arrastrando los pies que estaban a nada de desprenderse de su torso, encendió una vela aromática que Momo le había hecho unos minutos antes para que se olvidara de aquella pesadilla para sus fosas nasales y se tiró a la cama. 

Su teléfono se había quedado en la sala común y no tenía ni la más mínima intención de ir por él. Sus piernas eran su prioridad ahora. 

Se quitó los zapatos y se enrolló en su cobija como un taco, un taco agotado. No se había sentido tan cansada desde el día en el que entrenó en el gimnasio con todos sus compañeros. Estaba segura de que ellos también estaban a nada de desmayarse por la gran lucha que tuvieron en la mañana con aquellos "monstruos" - o al menos, así es como ella los recordaba - y el arduo trabajo de limpieza después del combate. 

Poco a poco se fue quedando dormida entre su abrazadora manta y el delicioso aroma de la vela. Pero ese precioso instante de relajación solo duró unos cuantos minutos. 

Alguien interrumpió su sueño tocando a la puerta. ¿No podían esperar al amanecer? Las 11 PM y están tocando una puerta de un dormitorio, debería ser un delito. Nunca saben qué es lo que pueden estar interrumpiendo, un momento de pasión, una lectura profunda, una meditación o el sueño de una chica taco. 

- Pase.- Dijo cansada con un trozo de su manta metida en su boca. 

- Hola.- Saludó Todoroki asomándose por la puerta.- ¿Estás ocupada? 

- Estaba durmiendo. ¿Sucede algo?- Dudo que pueda haber algo más importante que dormir, pero ya que Todoroki vino hasta mi habitación a tan altas horas de la noche no puedo correrlo, ¿o sí? 

- Oh, lo siento. Es sólo que... Nada, es muy tonto. Vuelve a dormir.- Dio media vuelta.- Descansa. 

La chica ama dormir más que muchas cosas en su vida; en cualquier otro caso habría dejado descaradamente que la persona se fuera para así seguir con su preciado descanso. Pero por alguna razón, que ella tampoco lograba comprender del todo, no lo hizo. 

Se levantó de su cama olvidando que estaba hecha un rollito y cayó hacia el frente como una pieza de domino, aunque para su suerte la cobija amortiguó el golpe. 

El bicolor que estaba a punto de salir de la habitación regresó para ayudar a su amiga que se encontraba retorciéndose como un gusano para librarse de la manta.

- Parece que terminar retorciéndote enredada en algo es una costumbre tuya.- Dijo mientras la desenrollaba de la cobija rodándola al sentido contrario.- Primero las vendas y ahora esto.

- Literal o metafóricamente siempre termino enrollada en algo, quiera o no. Ya estoy acostumbrada.- Rio y aceptó la mano que su amigo le había ofrecido para levantarse.- Y bien... ¿A qué venías? 

- Oh, no es nada importante. 

- Vamos. Incluso si no lo es, quiero saberlo.

- Es que...- Se sentó en la cama de la chica, quien lo siguió y se sentó en la parte baja.- ¿Estás bien?

- ¿Hmm? ¿A qué te refieres? Estoy bien. Bueno, cansada, pero bien... ¡Ohhh! ¿Preguntas eso porque vomité en la tarde? Eran las náuseas por la caca de los perros, qué horror.- Hizo un gesto de disgusto.