𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 𝐈 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐃 𝐘𝐎𝐔 - [Toto Wolff]

25. Like a family

━━━━ CHAPTER TWENTY FIVE ━━━━
Cómo una familia

SELENE'S POV

Cuando abrí los ojos, estaba sola en la cama. No había rastro de Torger por ningún lado y aún así, poder oler su colonia en las almohadas y en general en el ambiente, me hizo sonreír.

Me llevé la sábana conmigo cuando me levanté, cubriendo con ella mi cuerpo hasta que encontré la camisa azul del austríaco tirada en el piso y la levanté para colocármela. Gracias a la diferencia de altura y musculatura entre el castaño y yo, la prenda me quedaba por la mitad de los muslos. Sin hacer esfuerzo ya tenía un vestido improvisado y no voy a negarlo, podría acostumbrarme a andar por la vida con su ropa. Doblé las mangas hasta los codos y antes de salir de la habitación me puse también unas bragas.

Sin exagerar, diré que el lugar de Toto era en serio gigante. No al punto de convertirse en una mansión pero tampoco chico del tamaño de una casa convencional.

Largos pasillos, mucha luz, balcones con vistas dignas de una postal, un jardín con una alberca espectacular que te hace preguntarte si vale la pena salir al mar teniendo en casa ese sitio y una decoración exquisita. Además el toque personal lo iban brindando los pequeños detalles, cómo las fotos colgadas en el muro del pasillo principal, ese junto al que me fue imposible no detenerme cuando iba de camino a la cocina.

Había uno que otro cuadro donde se podía apreciar a él y a Susie, pero la mayoría eran de sus hijos. De Jack, posando tal vez en momentos importantes y significativos, como en su cumpleaños o en algunas vacaciones que tomaron, si es que estaba interpretando bien el paisaje montañoso en el fondo.

Ese pequeño...

Estaba nerviosa por pasar tiempo con él, pero más que nada emocionada. Creo que eso se vio reflejado en el jadeo sorprendido que solté cuando reanudé mi camino y llegué por fin a la cocina, donde encontré a Jack, sentado en una de las sillas altas del desayunador.

—¡Selene! — gritó el pequeño rubio y ni tiempo me dio a sentirme avergonzada por mi inapropiada vestimenta o en su defecto a salir corriendo a cambiarme, pues Jack se bajó de la silla de un salto y vino corriendo a abrazame las piernas.