𝑇𝑜𝑦 𝐷𝑢𝑐𝑘𝑙𝑖𝑛𝑔. | 𝐿𝑢𝑐𝑘𝑖𝑡𝑦

1. 𝑉𝑜𝑙𝑣𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑎 𝑙𝑎𝑠 𝑣𝑖𝑒𝑗𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑡𝑢𝑚𝑏𝑟𝑒𝑠

Ciertamente ya habían pasado unas cuantas semanas desde que las elecciones pasaron, por supuesto el ahora que estaba a cargó de la ciudad era el castaño de ojos rubies, ganó en el último momento después de haber cometido el gran fraude con ello incluso perdió la valiosa amistad que había formado meses atrás con el reciente integrante nuevo del grupo.
Era estúpido...pero ciertamente, Luzu estaba más que encantado con el reciente puesto que había obtenido de manera ilegal, pero en su interior la soledad le estaba consumiendo al haber perdido esa amistad.

Ese día había ganado todo lo que una vez quiso como un líder silencioso, gobernar, ser alcalde de toda Karmaland. Pero al igual ese mismo día perdió a su mejor amigo, su amorio a voces que siempre murmuraba todo el pueblo al ver tan unidos a la pareja de héroes.

En esto,vamos a enfocarnos en el presente, el alcalde, señor de toda Karmaland y la persona que está en cargo de cuidarla al igual, ahora se ha estado enfrentando en el problema de que cierto híbrido de pato ha estado atacando la ciudad como inicios de una revolución por su cargo, lo normal, ¿No?. Alguien parece estar disgustado con él castaño por no haber hecho bien las cosas...el mismo problema del día.
Era obvio que esto el de ojos rubies tenía que repararlo antes de que la situación se le saliera de las manos, no podría dejar a la gente del pueblo indefenso bajo esos ataques.

–Si solo....– Murmuró así mismo el castaño, pensaba entre la multitud de papeles que tenía en su escritorio, estos papeles eran fotos, formatos de todo tipo indicando los recientes ataques del todo el lugar. –Pudiera atraparlo...– Gruño entre dientes tomando una foto del híbrido del pato con sus parientes, eran sus objetivos pero a simple vista nada le estaba saliendo bien desde que había empezado todo.
Quackity solo había cambiado de la nada para él y eso no entendía, el castaño. Aún recordaba la vez que el azabache huía de un reptil por su vida a lo que el castaño solo le había auxiliado para parecer buena gente con el. –Joder.– Se levantó molestó, era claro que nada estaba bien, un golpe dió a su librería de libros observando desde su gran ventanal la luna que le brillaba.

Sus pensamientos eran claros,había perdido ya a sus hijos e incluso a sus mascotas, no podría arriesgar más a perder.
Su vista se volteó a ver un libro que había caído de su librería, un libro de pasta roja oscura que solamente tenía escrito como título:

"Maldiciones y hechizos para esclavos."

Al castaño le sorprendió tener un libro con ciertas temáticas, pero no le sorprendía tanto que fuera algo sobre magia negra, sino para quienes iban está magia..."esclavos" tan siquiera, ¿El libro no era muy antiguo para tu época?; no dudó en abrir este encontrándose con múltiples hechizos y maldiciones como había indicado el título del libro, eran interesantes para su pensar pero lo que le llamó la atención fue un hechizo en peculiar.

"¿Problemas para tener a tu ser amado o tenerlo siempre contigo?,¡Esto te ayudará para siempre tenerlo!, Experimenta con tu propio juguete humano..."

Luzu prosiguió leyendo aquella descripcion, en verdad parecía ridícula, pero la idea básica del hechizo era tener a alguien bajo su integridad sin que esté reprochará, las únicas consecuencias sería que el hechizado no podría salir del trance hasta que el propietario lo ordenará; simplemente un libro que resolvería todos los problemas de Luzu y que sobretodo consigo, estaría su amado Quacks a su lado. Con la euforia de Luzu, anotó rápidamente los materiales que necesitaría, luego planearia la situación para domar por si mismo a su Quackity.

La noche era perfecta para iniciar con el ritual de la obteción del hechizo que le ayudaría a obtener la poción para su acto tal atroz, su fiel asistente y su otro secuas le ayudarían a llevar los materiales hacia el bosque, que nadie les viese lo que estaban haciendo, ni mucho menos los dioses podrían saber el acto que estaba por hacer, por segunda vez que usaría la magia negra para resolver un problema, aún recordaba la primera vez que había hecho eso, a principio con temor de salir dañado pero satisfecho de su resultado.