"¡¿QUÉ DEMONIOS HAS HECHO?!" exclamó Inglaterra al teléfono.
"Oh, ¡Inglaterra! ¿Cómo estás?" preguntó Rusia con un tono infantil.
"¡NO ME HABLES COMO SI NO SUPIERAS POR QUÉ TE ESTOY GRITANDO!", gritó el británico, enfureciéndose aún más. "¿QUÉ DEMONIOS SE TE PASÓ POR LA CABEZA PARA QUERER INVADIR FINLANDIA?"
"Te responderé si dejas de gritar"
Inglaterra intentó mantener la calma, ya que sentía la urgencia de lanzar el teléfono en cualquier momento.
"Mira, al final llegasteis a un acuerdo. Tú te quedarías con el 11% del territorio que antes pertenecía a Finlandia, y él mantendría su independencia" explicó Inglaterra. "Pero te vuelvo a preguntar una vez más... ¿Por qué cambiaste de opinión y decidiste anexar Finlandia?"
"¡Así me gusta!" felicitó Rusia con entusiasmo. "La verdad es que Finlandia y su gente me impresionaron mucho durante el conflicto, y mi jefe y yo no quisimos dejar pasar la oportunidad, así que la anexamos".
"Pero ahora Finlandia está destrozada" comentó Inglaterra. "¿Cómo vas a lograr que vuelva a ser como antes?"
Ante la pregunta de Inglaterra, Rusia expandió aún más su sonrisa, como si hubiera esperado durante mucho tiempo que alguien le hiciera esa pregunta.
"Me alegra que hayas hecho esa pregunta, mi querido Inglaterra" exclamó Rusia emocionado. "Verás, convertiré a Finlandia en un escaparate del éxito de la Unión Soviética".
"¿Un escaparate del éxito?"preguntó Inglaterra con curiosidad.
"Sí, exactamente" respondió Rusia. "Estoy seguro de que, en poco tiempo, Finlandia volverá a ser tan hermosa como siempre".
Inglaterra se quedó pensativo, sin estar del todo convencido, pero decidió esperar y ver cómo se desarrollarían las cosas.
"¿Inglaterra? ¿Sigues ahí?" preguntó Iván al no recibir respuesta en la llamada.
"Sí, aún estoy aquí. Ehm... mira, olvida todo eso, ¿de acuerdo? Estoy ocupado" Tras decir eso, colgó, dejando a Rusia un tanto sorprendido. Sin embargo, en cuestión de segundos, recuperó su sonrisa.
"Bueno, parece que Arthur ha cambiado de opinión" comentó Rusia con satisfacción.
Rusia dejó el teléfono y continuó con sus tareas mientras reflexionaba sobre la conversación que había tenido con su jefe acerca de la operación "Finlandsfärjor".
El objetivo de esta operación era sencillo: convertir a Finlandia en un ejemplo de "socialismo con rostro humano", demostrando al mundo que incluso las naciones que anteriormente eran parte del bloque occidental podrían prosperar bajo un sistema comunista. Si la operación resultaba exitosa, Rusia esperaba que el resto del mundo cambiara de opinión y se uniera al bloque comunista, dejando de lado a América y el capitalismo.
Rusia estaba determinado a hacer que esta operación funcionara, creyendo firmemente que podía transformar a Finlandia en un ejemplo vivo de los beneficios del socialismo. Sin embargo, sabía que no sería una tarea fácil y requeriría mucho esfuerzo y planificación meticulosa para lograrlo. Estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para que Finlandia se convirtiera en un símbolo del éxito comunista.
Rusia se sumergió en su imaginación, visualizando un escenario idílico en el que él y Finlandia se encontraban juntos en un bosque, sentados cómodamente mientras Finlandia le servía una taza de té caliente. Pasaban el día entero charlando y disfrutando de la compañía mutua, y al final de la jornada, Finlandia le llamaba "hermano mayor".
Rusia suspiró, sabiendo que este ideal parecía lejano en ese momento. Reconocía que había mucho trabajo por delante para reconstruir la confianza y la relación con Finlandia. Aunque tenía la determinación de lograrlo, también comprendía que llevaría tiempo y esfuerzo. Sin embargo, estaba dispuesto a esperar y trabajar arduamente por ese día en el que sus sueños se hicieran realidad.
...
El mundo se quedó horrorizado al enterarse de lo ocurrido. La idea de que la Unión Soviética se acercara más al Occidente provocó escalofríos a América y los demás. América, Inglaterra y Francia se encontraban reunidos en una sala, discutiendo el tema de la anexión de la URSS hacia Finlandia. Había preocupación en sus rostros, ya que veían esto como un movimiento amenazante por parte de Rusia.
"Esto no puede ser ignorado" dijo América con seriedad. "La URSS está expandiendo su influencia de manera agresiva. Si dejamos que se salgan con la suya en Finlandia, ¿quién será el próximo en su lista?"
Inglaterra asintió, su expresión reflejando su preocupación. "Es cierto. No podemos permitir que Rusia siga avanzando sin control."
Francia se unió a la conversación con una expresión preocupada en su rostro. "Pobre Finlande, qué atrocidades se le ocurrirán a Rusia..."
"Hablé con él hace un rato" declaró Inglaterra.
"¿Y de qué hablasteis?" preguntó América con curiosidad.
"Dijo que convertirá a Finlandia en un 'escaparate del éxito' o algo así, no tengo ni idea de qué estaba hablando" respondió Inglaterra con confusión en su voz.
Francia y América miraron a Inglaterra perplejos, luego intercambiaron miradas entre ellos.
"¿Un escaparate del éxito?" repitió Francia, desconcertado. "Eso significa..."
"Que Rusia está planeando atraer a las naciones al comunismo utilizando como ejemplo a un país de Occidente!" concluyó América.
"¡Eso suena alarmante!" exclamó Francia. "¿Deberíamos tomar medidas?"
"Nah, no hagamos nada" respondió América de manera despreocupada. Tomó su refresco y se lo bebió mientras Inglaterra y Francia lo miraban incrédulos.
"¿¡NADA!?" exclamó Inglaterra furioso. "¿Cómo que no hacer nada? ¡You asshole!"
"Suena como un plan interesante, pero no creo que funcione. Finlandia lo odia" respondió de forma simple, tomando otro sorbo de su refresco como si nada.
"Bueno, creo que tiene razón" dijo Francia.
"Mmm, tengo un mal presentimiento acerca de lo que está por venir..." susurró Inglaterra.
"¡No hay nada que temer! Solo estás alterado por todo lo que ha pasado en los últimos cinco años. Relájate, viejo" bromeó América.
"¿VIEJO?!" exclamó Inglaterra indignado.

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La caída de la libertad
Fiksi PenggemarLa guerra de invierno a acabado y Finlandia desea desesperadamente volver a casa. Por desgracia la Unión Soviética vuelve para llevarse a el y su libertad. ¿Podrá Finlandia volver a acostumbrarse a la casa de Rusia?