IV. Escape

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Después de unos minutos de silemcio, Sherlock pensó que sería bueno hablar para aligerar el ambiente. Él sabía bien que no le agradaba mucho al menor, incluso desde el primer día.

- Hey Lou, tengo una pregunta para ti.

- No quiero escucharla. Se supone que estamos buscando a mi hermano. -Como siempre, el pequeño le contestó cortante. Sherlock, quien ya esperaba una contestación parecida, decidió ignorarlo y preguntar de todas formas.

- ¿Por qué es que no te agrado, Louis? -Confrontó serio, no quería darle lugar a otra negativa- Apenas si hablamos, y nunca he hecho nada para molestarte. Bueno además del apodo, pero eso se lo copié a Liam. ¿Qué es lo que tanto te molesta de mí?

Louis suspiró, resignándose. -Al principio era sólo desconfianza. Para nosotros, los nobles casi nunca significan algo bueno. Ver a uno dentro de mi hogar, conversando con mi hermano y haciéndolo reír, no me agradó. Sé que él no es tonto, pero siempre ha tenido ese espíritu y habilidad de ayudar a la gente, y tengo miedo de que eso le cause un problema algún día.

- Creo que puedo entenderte de algún modo. También tengo un hermano sabes, y aunque nuestras situaciones son completamente diferente yo también haría cualquier cosa por él. Aunque sea irritante, sobreprotector, amargado y recto, sé que él también me protegería de la misma forma en la que tú buscas proteger a Liam. -Confesó, mirándolo a los ojos. - Espero que ahora estés más convencido de que no voy a dañar a ninguno de ustedes. Y no te preocupes, mi amistad con Liam nunca reemplazaría el cariño que ustedes tienen.

Louis pareció quedar más convencido con esta explicación; asintió y suspiró levemente, aceptando todo. Ambos chicos siguieron andando, hasta que una voz bastante familiar los sobresaltó.

- No tengo nada de valor, así que déjenme en paz de una vez. -Era la voz de William, quién había sido interceptado por los mismos chicos de hace un par de meses atrás.

- La verdad es que no puedo creerte. Tu amigo te visita a menudo, te hemos estado observando. Dime, ¿qué es lo que carga en esas bolsas que trae siempre? -Hablaba uno de los chicos, amenazante. Aún así, el pequeño estaba totalmente serio, como de costumbre.

- ¿Es dinero, quizá? Danos un poco y no tendrás que preocuparte. -Sugirió otro de los chicos de la pandilla.

- No estoy preocupado en absoluto. ¿Creen que sus amenazas me asustan? No son más que un montón de -Antes de que pudiera continuar, el tipo lo abofeteó. Aunque adolorido, el menor trato lo mejor posible de continuar con un semblante inamovible y siguió hsblando.- Lo único que esas bolsas contienen son juguetes y algunos productos básicos.

- Bueno, ¿cómo podemos estar seguros? Muéstranoslo por ti mismo. Ya sabes, si no te molesta. -El que parecía ser el jefe tomó los brazos del niño y los colocó detrás, cual fugitivo recién capturado. Lo empujó hacia enfrente, en señal de que caminara, pero William no dió ni un paso. Esto provocó un golpe de nueva cuenta, pero esta vez en la espalda. Una pequeña mueca de dolor se asomó por su rostro, antes de componerse de nuevo.

- ¿Es que acaso no oíste? ¡Él dijo que te muevas! -Un último empujón lo hizo chocar contra el muro. Se levantó con dificultad antes de refutar de nuevo.

- ¿No lo entienden? No los llevaré a ningún lado. Ese lugar es privado, y no dejaré que escorias como ustedes se acerquen a mi familia.

Eso fue suficiente para acabar con la paciencia del grupo. A punto de desatar su furia sobre él, escucharon una voz totalmente ajena.

- ¡Basta! -La voz fue inmediatamente reconocida por el pequeño, quien levantó la cabeza, deseando que hubiese sido su imaginación. Louis se encontraba ahí, de pie con los puños cerrados y un semblante deformado por la ira.- ¡Dejen a mi hermano en paz!

- ¿Tu hermano, dices? -El chico pareció pensarlo un poco y sonrió como si de pronto hubiera entendido todo.- Bien, si tanto deseas ayudar.

Chasqueó los dedos y los dos hombres que sostenían a William se dirigieron a su lado. El pequeño cayó inmediatamente tras ser liberado, pero se incorporó como pudo utilizando el muro de apoyo.

- Creo que ahora sí estamos hablando el mismo idioma. -Dijo en tono burlón, sintiéndose sarisfecho- Bien, danos todo lo que tienes si no quieres que tu hermano las pague.

El rubio, ya un poco más desesperado, decidió reaccionar antes de que no sólo él terminara herido.- Está bien, los llevaré. Pero les adelanto que no encontrarán nada que ustedes consideren valioso ahí.

- Eso lo jugaremos nosotros. Ahora, date prisa y camina.

El menor asintió y los chicos aflojaron el agarre que tenían sobre el niño. Comenzaron a caminar, siguiendo al rubio mayor. Sólo entonces, Sherlock salió de entre las sombras, por detrás del grupo. Cogió el bloque de cemento que había recogido con anterioridad y lo sostuvo en alto. Juntó todas sus fuerzas, deslizó el bloque por el aire y así consiguió propinarle un buen golpe a uno de los hombres que sostenían a Louis. Este aprovechó la distracción y logró zafarse del agarre del segundo. El pelinegro llegó donde William y tomó su mano, jalándolo para que corriera al mismo ritmo que él.

- ¡Sherlock! ¿Qué haces aquí? No debiste intervenir, ahora también estás en peligro. -Apuntó William, algo preocupado. Correr le costaba, puesto que la golpiza recibida le estaba pasando factura en el peor momento.

- Es curioso, ¿sabes? Siempre termino huyendo de alguien cuando estoy contigo. -Apuntó Sherlock, ignorando completamente el comentario hecho por el rubio. A pesar de estar asustado hasta los huesos, sentía la emoción correrle por las venas como nunca antes en su vida.

Estando sólo a unas cuantas vueltas de llegar, Liam tropezó con un trozo de metal, haciendo que ambos niños cayeran. Sherlock se levantó inmediatamente, tomando la mano del rubio para impulsarlo hacia arriba. Sin embargo, de un momento a otro, algo oscureció su vista. Alguien alto se había colocado frente a ellos, tapando la luz del sol de sus caras. Sherlock reconocería ese conjunto donde fuera.

- ¿Qué creen que hacen, idiotas? -Mycroft se notaba molesto sosteniendo su arma, apuntándola hacia aquellos chicos.- Vayan a meterse con alguien de su talla, cobardes. No quiero que vuelvan a acercarse a mi hermano o a algún otro niño, o la próxima vez no seré tan piadoso. -Terminó por lanzar un disparo a la pared detrás de ellos, haciéndolos correr.

- ¡Mycky! -El pelinegro se alejó un momento de Liam para ir con su hermano- ¿Por qué estás aquí?

- ¿Qué has estado haciendo, Sherlock? -Preguntó, con tono autoritario. Le dió un golpecito en la cabeza, antes de girarse a los otros niños.- ¿Cómo están ustedes?

- Bien, sólo unos cuantos rasguños. -Aclaró el mayor, tratando de ocultar con su ropa los golpes recibidos.

- Me alegro de que así sea. Ahora ven, Sherlock, nos vamos a casa. -Dijo mientras tomaba la mano del pequeño, que no se veía muy contento con la situación.

- Pero Mycroft, apenas llegué. No deben haber pasado ni dos horas, ¿por qué viniste tan pronto?

- Papá me dijo que viniera por ti, tiene algo importante que decirte. Tus amigos pueden venir si quieren, así podremos atender sus heridas correctamente.

- ¡Vamos, Liam! Podemos jugar con mis cosas, te mostraré mi casa y a mi perro, nos vamos a divertir mucho. También tú, Lou. -Las palabras del mayor habían logrado contentarlo fácilmente, y ahora el chico corría emocionado alrededor de todos, esperando por la respuesta del rubio. Este asintió, igualmente feliz. Decidió tratar de ignorar el dolor que sentía y mostrarle una sonrisa a su hermano, indicándole que se uniese también.

Ninguno se esperaba la gran noticia que aguardaba en la residencia.

A Sudden Meeting || Sherliam/YnMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora