Siempre imaginó que dormir por una semana completa debería ser el mayor descanso que pudiera tener, una de las mejores recompensas que le hubiera encantado recibir siendo un ejecutivo.
Pero, por lo visto, ya no lo era. Hace días que buscaba entre las noticias y periódicos sobre Yokohama, la ciudad que pasó de las cenizas a la utopía, un pequeño pedazo de Japón que era reconocido por tener entre sus habitantes a personas extraordinarias poseedoras de habilidades sin precedentes.
Su vista se nubló por las lágrimas al leer palabra por palabra de un artículo que aparecía un tanto escondido en la página, llamando a cierta persona un "héroe" por lo que había hecho. Y siempre imaginó que Dazai podría cambiar, ser una mejor persona que finalmente pudo encontrar su propósito, retomar su rumbo y comenzar de nuevo.
Pero el Demonio Prodigio seguía allí, sólo que sabía fingir muchísimo mejor delante de las personas y las cámaras.
Limpió rápidamente las pocas gotas que consiguieron escapar de sus ojos, escuchando los pasos de las escaleras, un sonido que lentamente se hacía cada vez más familiar y habitual. No era malo en lo absoluto, además de verse obligado a descansar por un tiempo desesperante, el resto estaba bastante bien para ser una especie de secuestro.
Nikolai le explicó muchas veces que no lo consideraba como tal, simplemente tuvo un pequeño momento de luz donde se dio cuenta de lo que significaba entrometerse y obedecer órdenes de alguien que ni siquiera le tomaría importancia si moría. Por ello, ambos compartían el odio por las mentes maestras.
— Te traje de comer, ¿estás dispuesto?– esa era la pregunta de rutina, otras veces sólo pasaba sin pedir permiso — ¿Estás despierto al menos?
— Si, estaba pensando... es todo– respondió tallando sus ojos, respirando profundo mientras recuperaba la compostura — Pasa
Era extraño cómo una persona que apenas conocía de hace unas semanas se había convertido en su mayor fuente de apoyo, y estaba seguro de que se trataba de un truco, pero aún no encontraba el engaño en todo esto.
Sentía escalofríos cada que veía su máscara, era bastante simple y eso de alguna manera le hacía verse mucho más tranquilo incluso si su tono de voz era muy variable en ocasiones. Aunque no podía hacer nada además de aceptar sus palabras, las promesas que salían de su boca no se parecían a otras que anteriormente había escuchado.
Esas eran falsas y cargadas de obligación, las suyas sonaban dulces por alguna razón que seguía sin entender. Porque, bueno, se encargaba de literalmente llevarle la comida a la cama, de ayudarle en todo lo que hiciera, de leerle en la noche y hacer que cediera ante los exámenes médicos de rutina, ¿quién mierda haría todo eso sólo porque si?
— ¿Todo bien?– seguía preguntando, poniendo la bandeja sobre la mesa — Estás algo pálido
— Oye... yo...– dudó por unos segundos, desviando la mirada debido al sentimiento de impotencia — Quiero saber algo de ti
Pudo ver que Nikolai ladeaba su cabeza en señal de confusión, era la primera vez que el pelirrojo le pedia algo de ese estilo aunque estaba seguro de poner evitar esos temas cuando se presentaran. Aún así, no quiso decir nada a pesar de los nervios en aumento del contrario, su respiración era bastante pausada.
Suspiró en un intento de tranquilizarse, siendo sincero, esto era algo que sucediera tarde o temprano. No tenía razones suficientes para fingir que no escuchó aquello, simplemente le era complicado expresarse sin dar detalles innecesarios.
— ¿Qué quieres sabes?– le regresó la pregunta, preparando el plato de arroz con pollo y el jugo de naranja — No creo poder darte lo que quieres en este momento
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Iridiscencia // NikoChuu
FanfictionEl destino le había dejado muy en claro que la vida tenía únicamente dos tonalidades. Sin color, como un tablero de ajedrez en el cual debe ser partícipe incluso si es contra su voluntad y sus deseos. Entonces, decidió ir tras la flama ardiente del...