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Era inaudito ver cómo todos se despedían del equipo que los acompaño en Qatar todo el mundial, también formaban parte de los ganadores, les dieron mucha contención como comodidad en las instalaciones, comenzar tan mal en la fase de grupos para después ganarle al último campeón mundial era de sueño.

Lisandro lloró como nunca feliz de lograr algo que tan pocos futbolistas consiguen a lo largo de sus carreras, todo esa frustración del juego junto los penales se fueron mientras era abrazado por Romero entre lágrimas gritándole que eran los mejores del mundo, y lo hicieron juntos como con los amigos que los rodean, quienes pasaron unidos todo, luchando contra las críticas pero recibiendo el apoyo de un país que tanto apreciaban.

Y luego de los festejos no solo en el país donde se realizó sino también en el propio siendo que muchos de sus amigos se fueron cada uno a sus correspondientes provincias para festejar con su gente.

En cambio Lisandro miraba nervioso su teléfono cada dos segundos, él también se quedó para ver a sus padres aunque sea dos días más, le propuso a Romero quedarse con él, pero el hombre entre besos en su mejilla le dijo que no podria pero que lo esperaba con ansias allá.

"Tengo que entrenar corazón"

"Aunque sea..."

"Lisandro, todo va estar bien, te juro que te voy a esperar en el aeropuerto"

Era imposible negar que no quiso hacer un berrinche, pero no dijo nada además que no pudo hacer mucho ni despedirse como quería por los medios estando siempre sobre todos, paso un proceso de enojo pero todo se esfumó cuando el cordobés le hablo en cuanto llegó a Inglaterra, le dijo que estaba todo bien y que lo extrañaba.

¿Son pareja?

No, están saliendo, pero luego de esa noche en que aclararon las cosas como dos adultos, todo mejoró, Lisandro nunca pensó ver un lado tan cariñoso del morocho, una versión que no todos podían ver en el ojo público. Tampoco podían ocultarlo mucho tiempo después que el utilero de la selección los encontró besándose en su espacio de trabajo, por suerte no recibieron un regaño, pero si algunas burlas sanas de sus amigos.

Paredes le comentó que no se refería a ese tipo de ayuda pero se callo cuando Romero lo fulminó con la mirada y abrazó sus caderas.

Lionel les dió pequeños abrazos estando feliz de que todo salga sumamente bien y mientras se iba con Kun a Rosario le dijo que era como un cupido y que ojalá lo inviten a la boda.

Volviendo a los dos, fue una lucha interminable de no querer tocarse entre ambos, querían también respetar a sus compañeros de cuarto por lo qué una vez antes de la final Cuti lo saco del complejo para alejarse a cualquier lugar de la ciudad artificial, Martínez estaba nervioso como ansioso pero no dijo nada.

Bueno decir cosas coherentes mientras estaba encima del pelinegro besando sus labios dentro del coche en medio de la nada fue un buen plan, era una locura que no se arrepentía mientras sus cuerpos se unían y las marcas de ese desastre quedarían por los siguientes días y que debían ocultar. Temblaba sobre él mientras las caderas de Romero se movían con intensidad contra el chico.

— ¿Por qué mierda sos tan lindo?

Las manos de Martínez intentaban sostenerse del asiento o los muslos gruesos del jugador, los vidrios ya comenzaban a condensarse por sus respiraciones agitadas, no podía decir mucho por las sensaciones que eran causa del constante golpeteo en su interior.

Romero besaba su cuello acariciando la espalda fuerte del hombre que hacía perder su cordura, rasguñando con gentileza aquellos músculos que se tensaban por las embestidas y Lisandro no se quedaba atrás, besaba su boca por las veces que no pudo hacerlo, los mordía a su antojo, marcaba aquellas zonas donde habían tatuajes con mordidas escuchando los jadeos del contrario.

— T-te quiero.

Su cuello fue rodeado gentilmente por la mano del hombre y se miraron entre temblores luego del orgasmo, aquellos ojos brillaban con adoración y sus pechos se calentaban estando juntos.

Las lágrimas entre besos no se dejaron esperar mientras ignoraban esa madrugada las llamadas entrantes de sus amigos como del técnico.

๑๑๑

Romero miraba los vuelos que llegaban de Argentina, por lo que tenía entendido por el rubio que le comento anoche que llegaba cerca del mediodía y ahí estaba como niño pequeño ansioso por ver llegar al chico que le gusta, estaba con un buzo y barbijo, bien abrigado tomando un café.

El vuelo 4023, desde Buenos Aires a Londres a arribado"

Abrió sus ojos mientras se levantaba rápido caminando los más tranquilo posible hacía la salida de los pasajeros, hasta ahora todo salió bien, no había cámaras solo personas normales como él en esa situación y con pasar el tiempo vio a los pasajeros salir para encontrarse con sus familias o con quienes sean.

Pero ahí estaba su enano.

Vestido tan bonito y aunque usará una bolsa de papas, arrastraba su maleta mirando a todos lados, veía que retocó su cabello que estaba nuevamente rubio por lo que dispuso a sonreír. Se acercó cauteloso cuando el chico caminaba mirando el teléfono ignorando a su alrededor.

— ¿Buscas a alguien teñido?

Lisandro lo miro con sus cejas fruncidas y rápidamente se transformó en una sonrisa que le encantaba.

Qué hijo de puta.

Se acercó para rápidamente bajar el barbijo y robarle un beso que fue correspondido, a la mierda si alguien lo ve, rodeó su hombro para llevar su maleta y irse de allí. Las mejillas de Lisandro estaban rojas pero estaba muy feliz.

— Te extrañe.

Cristian lo miró a la vez que guardaba la maleta para irse a su casa con él, beso su frente y labios otra vez.

— Yo también y estás re bonito, ese sol te hizo estar más bueno.

Movió sus cejas y se echó a reír en voz alta mientras Lisandro se metía al coche sonrojado, aún tenía ese quemado luego de la caravana por Buenos Aires con la gente, pero se veía apetecible.

Y cuando estuvieron en la casa se sintió todo tan bien que cuando se levantaron al otro día y lo vio caminar en bóxer por el lugar buscando sus cosas para ir a entrenar, con sus cabellos despeinados para entrar al baño y con cara de orto por el frío, se dio cuenta entre sus quejas de no querer irse, que lo quería presumir pero también que lo amaba.

“Decilo de nuevo."

"Qué te quiero."

"Lo otro."

"Qué te amo."

Y ver su pequeña sonrisa nacer era su razón de vivir, estaba jodido por ese chico que a lo lejos volvía con su naríz y mejillas rojas saludándolo para entrar al auto y irse a casa.

n.a: actualizo ahora o mañana no se podrá 🤓, bueno disfruten que de a poco se termina, gracias por el apoyo de verdad <3✨, se valora y me esfuerzo para seguir escribiendo.

pd: pueden apoyar también una historia de emiliano con julián 👬, sin más adiosito.

necio | cuti ✧ lichaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora