mí.

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Lisandro fue recibido con abrazos y felicitaciones cuando ingreso al campo de entrenamiento, quien diría que sería una gran figura en su club, estaba agradecido, todo el día contaba anécdotas a algunos de sus compañeros incluso les mostraba orgulloso de si mismo la medalla de campeón mundial.

Cuatro horas de ejercicio y firmar algunas remeras a algunos fanáticos que se encontraban en la salida fue a casa, yendo por la carretera cantando canciones que sonaban en la radio como su inglés le permitiese, estacionó el coche en la residencia y bajo con el clima de noche dándole un frío que se moría allí, que entró corriendo.

"¿Es verdad que están saliendo?"

El rubio se quedó quieto en el pasillo mientras escuchaba la voz de Scaloni, su cuerpo se tenso con fuerza mientras se quedaba detrás de la pared apretando su bolso contra su cuerpo. Ese era otro detalle, no le informaron a nadie sobre lo que pasaba entre los dos, bueno quizás a algunos sí pero a su director técnico no.

— ¿Y esa pregunta? — Hablo Romero sin más dejando una pausa.

"Quiero que me lo confirmen solamente Romero."

Lisandro se sentó en el suelo sintiendo su pecho apretarse, quizás a él le emocionaba más la idea de decirle sin dudarlo que estaban en algo, entendía con algo tristeza que el hombre seguramente no se encontraba listo, podía sentir sus pequeñas inseguridades volver a su cabeza, no quería pasar por lo mismo.

— Sí. Yo y Lisandro estamos en algo, no dijimos nada por respeto a todos.

Sus ojos abrieron y tapo su boca sin darse cuenta que tiro el celular a la mierda y resonó en el piso de madera, después en unos segundos fue atrapado por el moreno mirándolo con ceño fruncido.

> Podes estar tranquilo que estamos bien, repito de nuevo que espero que esto no sea tema de conflicto con la AFA, hemos cumplido con nuestro deber.

Lisandro tenía el rostro rojo mientras escuchaba al cordobés hablar firme, suspiro mientras lo veía cortar despidiéndose del hombre escuchando que tenían su apoyo.

— Me caí.

— No me creo ese cuento. — Habló el chico para agacharse y besar sus labios, sonrió un poco apenado para después mirarse. — ¿Te molesto?

— No. Solo pensé que no querías. — Aclaró relamiéndose los labios. — Sé que obvio los dos tenemos...

— Lisandro, estamos juntos, no voy a dudar a decir que lo estoy cuando o hemos hablado hace rato sobre eso, aclaramos nuestros sentimientos, no me voy a alejar por otros, yo te quiero y si a alguien no le gusta que se vaya a la mierda.

— Sabes que tengo mis inseguridades. — Hablo el chico mientras se levantaban del piso, se alejo un momento sintiéndose regañado por lo que camino al cuarto escuchando su voz llamarlo, se adentro al dormitorio para dejar sus cosas en el suelo.

Sabía que no era la persona más perfecta, sabía que el hombre entendía sus inseguridades pero aún se frustraba consigo mismo, tenía miedo de cansarlo con sus mierdas.

— Licha, corazón, sabes que las entiendo, no quiero que suene como si me estás cansando. — El moreno lo observaba de espaldas mientras se sacaba la ropa deportiva frisada por el clima en esas épocas, veía zonas de su piel blanca con pequeñas marcas en sus muslos.

— Ya lo sé. Aún tengo mis problemas. — Martínez busco su ropa en los cajones para entrar al baño sofocado de si mismo, pensaba fuertemente que era tiempo de volver a las sesiones de terapia, admite que en el mundial también fue un cansancio mental.

— Te quiero Lisandro. — Se giro sobre sus pies mirando al hombre, sus ojos lo miraban fijándose se sentía pequeño cuando se acerca y coloca sus manos en sus caderas. — Y si tengo que aclararte millones de veces que si estamos juntos o lo que sea lo voy a hacer, sos mío y yo tuyo, ¿entendiste?

necio | cuti ✧ lichaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora