Prólogo

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Sun-Hee y su madre subían por el ascensor del edificio mientras cargaban las últimas maletas.

La joven guardaba silenció mientras su madre la veía de reojo.

Antes de mudarse a Hyosan, la madre de Sun-Hee, organizo una fiesta de despedida para ella y sus amigos, pero se llevó una gran decepción al enterarse de que su hija no tenía un solo amigo, y lo que le había dicho sobre sus supuestas amistades era solamente una mentira.

Cuando llegaron a su piso la primera en avanzar fue Sun-Hee. Al llegar a la puerta de su nuevo departamento tuvo que esperar a que su madre llegará a su lado. Cuando lo hizo, ella abrió la puerta y las dos entraron al que sería su nuevo hogar.

—Tus cosas ya están en tu habitación —dijo su madre mientras caminaba a la cocina —Puedes organizar y después comeremos en algún lado

Sun-Hee asintió y camino hacia su habitación. Al entrar noto que no era tan espaciosa como la que tenía en su antigua casa, pero debía conformarse a su nuevo estilo de vida. La pelinegra empezó a desempacar las primeras cajas que encontró y dejó una para el final.

Decidió abrir esa caja sin prestar atención a la etiqueta que tenía.
Cuando empezó a desempacar las cosas noto que no se trataba de figuritas de cerámica como ella creía, realmente eran fotografías familiares que ella pensó se habían perdido.

No pudo evitar soltar algunas lágrimas al verlas. Aún le dolía lo ocurrido con su familia y ver esas fotos no ayudaba en nada.

—Sun-Hee, creo que esto es tuyo —la vos de su madre se hizo presente —¿Qué haces con eso? —señalo la fotografía que su hija sostenía

—¿Por qué mentiste? Dijiste que las fotos se habían perdido en el incendio —reclamo Sun-Hee volteando a ver a su madre con los ojos llenos de lágrimas

—¿Enserio me hablarás de mentiras? —cuestiono mientras avanzaba dentro de la habitación

—Eso es diferente

—¡Diferente! —exclamo su madre —Quieres decir que soy la mala por ocultar algo que te puede hacer daño. Pero tú, eres buena por mentir sobre esas chicas que realmente lo hacían

Sun-Hee no dijo nada.

Su madre llegó al centro de la habitación y tomo la caja donde se encontraban las demás fotografías.

—Ya lo habíamos hablado Sun-Hee —dijo más calmada —No podemos vivir en el pasado, no debemos dejar que nos ate a un sufrimiento

La madre llegó a ella y con mucho cuidado le quitó la fotografía que tenía en manos.

—Pero... Duele —susurro la joven mientras agachaba la cabeza para no ver a su madre

—Sé que duele Sun, pero debemos superarlo. Y esto no nos ayudará en nada —señalo la foto para después guardarla en la caja junto a las demás —Esto es por tu bien

Su madre caminó hasta llegar a la puerta de la habitación. Pero la vos de Sun-Hee la detuvo.

—Quiero una foto de papá. Solo una —pidio, pero su madre negó

—Él ya no está con nosotras Sun-Hee. Debes aceptar que no será parte de nuestro presente o futuro

Las palabras lastimaron el corazón de su hija. Sobre todo porque para ella, su padre y familia, siempre estarían ahí para apoyarlas, pero al parecer su madre no pensaba lo mismo. Ya que desde ese día, en el que todo cambio para las dos, supo que la esencia de su madre se habían perdido junto a aquel incendio.

En cuando la madre de Sun-Hee salió de la habitación ella se apresuró a tomar un abrigo para salir al pasillo. Camino sigilosamente por el departamento hasta llegar a la puerta, se colocó sus zapatos y salió del mismo.

El aire pegaba contra su rostro refrescando cada parte de este. Tal vez no era como cuando su padre la llevaba a la playa para poder respirar aire fresco, pero esto la ayudaba a calmar sus ideas y en no pensar en su familia.

Estuvo así durante un rato hasta que un par de risas y ruidos inundaron sus oídos. Sun-Hee busco el origen de estos y al encontrarlo no pudo evitar sentir celos.

Un grupo de amigos salía de uno de los departamentos y se veían felices.

Eso fue lo que causo la envidia en la pelinegra.

Ver a jóvenes sonrientes con amigos o personas que los querían la hacían sentir como nada.

Ella no tenía a nadie que no fuese su madre, y eso le causaba conflicto.

Entonces, solo por unos minutos, se imaginó junto a ese grupo; riendo sin alguna preocupación o sufrimiento.

—¿Qué haces afuera? No puedes salir sin avisarme —el pensamiento de Sun-Hee fue interrumpido por su madre

—Lo siento. Solo quería salir un rato

—Ven, debemos seguir desempacando —dijo molesta

Ella asintió dando un último vistazo al grupo de amigos.

-Algún día tendré algo de eso-.

Se dijo a sí misma sin imaginar que ese día llegaría más rápido de lo que pensaba, y que ese mismo grupo sería su nueva familia.






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Me encanto el prólogo y espero que a ustedes también.

Les quiere... la chica sin vos ni emoción

PD. Pronto subire el primer capítulo

La Chica Nueva (Suh-Yeok y tú) -Estamos Muertos-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora