7.- "Todo mal... o no tan mal"

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Así como hacía unas semanas su relación estaba muy bien, la vida le demostró que podía estar muy mal...

A veces estaba esa armoniosa calma entre ambos, ese silencio que hablaba más que mil palabras. Pero, con el tiempo, pasó de ser un silencio tranquilo y hermoso a uno tenso.

No sabría decir de quién fue la culpa. Si de los celos provenientes de ambas partes, si de los problemas familiares que mantenían a Neji muy estresado y poco comunicativo, si de la escuela, que los mantenía ocupados...

Pero primero lo primero: los celos.

Lee sabía que su novio tenía infinidad de pretendientes, cosa que no le sorprendía, pero a veces le parecía insultante el descaro con el que algunos se acercaban a él, como si estuviera soltero. Se lo mencionó un par de veces a Neji, y este pareció notablemente sorprendido. Le dijo que él no le daba importancia, pero que si a Lee le incomodaba, iba a tenerlo más en cuenta.

Tampoco es que Neji no era ningún celoso. No llegaba a ser tóxico, pero sí se ponía muy raro cuando otra persona hablaba demasiado con Lee (sus amigos no contaban). Un claro ejemplo era Gaara, con el cual se trataba distante desde que lo conoció; los dos eran muy fríos y no existió ninguna forma de hacerlos congeniar. Naruto una vez hizo un chiste de que si Sasuke, Neji y Gaara fueran amigos, existiría tan poca comunicación que siempre terminaría en malentendidos.

Segundo y más importante: los problemas familiares.

Su única familia era Guy, su padre adoptivo, el cual era soltero y siempre se mostró muy cariñoso con él y fue su ejemplo a seguir desde que tenía memoria. Nunca lo había hecho sentir menos y siempre lo había apoyado en cada una de sus decisiones. Neji vivía en una enorme casa con casi todos sus familiares, que no eran precisamente abiertos a todos los temas.

Uno de ellos... la homosexualidad.

Neji tenía mucho miedo de contarles, pero aún así lo hizo. Su padre, que ya estaba enterado, estaba feliz, pero no lo demostró; Hinata también estaba feliz, pero mantuvo silencio. Sus abuelos se quedaron callados, con miradas reprobatorias. Su tío fue el que peor se lo tomó. Una vez que todos estuvieron acostados, lo llamó fenómeno, deshonra, y le prohibió traer a ese muchacho a su casa. Neji soportó todo el discurso de su tío, con la mirada baja.

Unos días después, a su padre le detectaron una enfermedad cardiaca. La preocupación por su padre, que se encontraba internado, mezclada con el sentimiento que le producía la mirada de su propia familia cada que entraba en la casa, sumado al estrés de los exámenes, era demasiado para él.

Lee trataba de apoyarlo, de estar con él, pero Neji rechazaba su ayuda. Decía que estaba bien, cuando era claro que no lo estaba. Hinata tenía su misma opinión.

—Mi primo no está bien—dijo en una ocasión que hablaron—. Está pasando por mucho estrés... en casa no habla con nadie, se le nota distraído... pasa la mayor parte del tiempo en el hospital, cuando no está en la escuela.

—¿Qué tengo que hacer para ayudarlo?—le preguntó a la chica—. Él me dice que está bien, pero después vuelve a quedarse retraído en su mundo... le ofrezco hablar, pero no quiere. Yo... a veces pienso que soy un estorbo para él.

Hinata negó rápidamente con la cabeza y lo abrazó.

—¡No! Yo sé que Neji de verdad te quiere—le dedicó una mirada segura, con aquellos ojos que eran tan parecidos a los de su novio—. Él es así: le gusta guardarse sus cosas. Sé que parece frustrante, pero nunca se sintió con la necesidad de decir lo que pensaba, entonces se lo guarda. No está pasando por un buen momento; la familia le dio la espalda, ya no lo dejan salir para otra cosa que no sea ir a la escuela o al hospital, su papá está enfermo... es normal, viniendo de él, que no quiera hablar con nadie.

—Pero... si está mal... quisiera ayudarlo...

—Me parece muy dulce que quieras hacerlo, y yo también quiero ayudarlo, pero con él siempre es mejor darle su espacio...

Lee se paró del banco donde estaban sentados, con actitud decidida.

—¡Aunque me eche a patadas, voy a quedarme a su lado, apoyándolo en todo lo necesite! ¡No voy a dejar que su llama de la juventud se apague sin antes intentar evitarlo!

Dejó atrás a una pasmada Hinata, yendo directamente a la residencia de los Hyuga. Tenía un mal presentimiento, pero no retrocedió. Al llegar, luego de caminar bastante y tomar un bus, se quedó parado enfrente de la enorme puerta de madera y vidrio. Respirando hondo, tocó el timbre.

Una niña, de aproximadamente doce años, le abrió la puerta. Tenía un parecido sorprendente a Hinata, con la diferencia de que su cabello era castaño oscuro, más similar al de Neji. Tenía los mismos ojos claros que los de la mayoría de su familia, con una mirada curiosa. Solo la había visto un par de veces en la escuela y cuando fue a la casa en otra ocasión, pero recordaba su nombre.

—Hola, Hanabi—saludó con una sonrisa—¿Está Neji? Tengo que hablar con él.

—Claro—se volteó al interior de la gran casa—. ¡NEJI! ¡TE BUSCAN!

El nombrado apareció pocos segundos después. No usaba la ropa gris y blanca que solía usar para ir a la escuela, si no una especie de kimono azul y blanco, menos elegante y aparentemente más cómodo. Traía un libro entre las manos, del cual no llegó a distinguir el nombre. Se sonrojó levemente cuando estuvo frente a él.

—Me... me tengo que ir—Hanabi hizo una pequeña reverencia y soltó algunas excusas que no llegaron a entender. Luego se fue corriendo al interior de la casa, dejándolos solos.

Neji salió de la casa y cerró la puerta tras de sí.

—Entonces... ¿Qué te trae por estos rumbos... un sábado?

—Ah, sí, perdón—se atropelló con sus palabras—. Es que... te noto muy mal estos últimos días, y pensé que te gustaría hacer algo, tipo, no sé, ¿Salir? Como novios, me refiero... los dos, solos. O también podemos ir a mi casa, Guy no está, podemos... ya sabes...

—¿Ahora?

—¡NO! Digo, si estás ocupado, si tienes que ver a tu padre... no tiene que ser ahora, puede ser durante la semana o...

—Hoy no tengo nada que hacer—dijo simplemente—. Y... creo que no estaría mal distraerme...

—Bien, nos entendemos—le sonrió ampliamente, orgulloso de sí mismo.

Neji le devolvió la sonrisa, que luego se deformó en una mueca. Miraba por encima del hombro de Lee, a algo de la calle.

—Nos vemos después—su tono fue mucho más seco que antes—. Te escribo en un rato. Ahora vete, rápido.

Lee no extendió aquello, hasta que vio un auto negro entrar en la cochera de la casa. Supuso que se trataba de Hiashi, así que se despidió de su novio con un beso en la mejilla, cuidando de ser especialmente visible para el hombre dentro del vehículo. Si el tío de Neji lo detestaba, que por lo menos supiera que no le importaba en lo más mínimo.

Mientras se alejaba de vuelta a su casa, llegó a escuchar murmurar al tío de Neji. "En mi propia casa... estos jóvenes no tienen respeto".

Sonrió por aquello. Esperaba que pronto los problemas terminaran, y así, Neji y él podrían amarse en paz...

Ya se amaban, solo faltaba el "en paz".

En un desesperado intento de conquistar a Neji Hyuga... [NejiLee]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora