Extra

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Advertencia: contenido sexual explícito.

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Su reflejo le devolvió la mirada una vez más. El traje hecho a su medida, tan negro que relucía, resaltando su figura de una forma que incluso a sus ojos parecía atractivo, dándole un aspecto con el que nunca se hubiera imaginado, pero que no le desagradaba en lo absoluto.

Su prometido entró silenciosamente en la habitación, y le sonrió a través del reflejo. Se acercó hasta su espalda, rodeando su cuerpo con sus brazos y apoyando la frente en su espalda.

—¿Estás listo?—preguntó suavemente. Lee respondió con un asentimiento y Neji amplió su sonrisa—. Tu padre está afuera, esperando. ¿Le digo que ya vas o...?

—No es necesario—una de sus hermosas sonrisas hizo presencia en su rostro, suficiente para que el corazón del Hyuga se calentara de amor—. Ya voy. No te preocupes.

—Bien—murmuró simplemente, y salió dejando a su pareja solo. Lee respiró varias veces, como su prometido le había enseñado varios años atrás, buscando la forma de calmar su emoción y de que su corazón no latiera tan desbocado.

Su padre tocó la puerta, avisando que ya era hora de dirigirse a la ceremonia. Un cosquilleo recorrió su estómago y se retorció las manos con nerviosismo. Iba a casarse con su gran amor de la secundaria, que al final resultó ser la persona con la que compartió más de diez años de noviazgo y ojalá muchísimos más de matrimonio.

Caminando del brazo de Might Guy, con todas las miradas sobre él mientras se dirigía al altar donde el padre, su futuro esposo y su madrina esperaban a su llegada. Cuando estuvo frente a Neji, él le sonrió dulcemente, y el padre empezó a hablar.

Durante el largo discurso, miró discretamente a la gente que estaba allí presente. Sus amigos de la infancia, entre los cuales estaban Naruto, Sasuke, Shikamaru e Ino; el mejor amigo de su padre, Kakashi Hatake; de la familia de su esposo solo estaban presentes Hinata y Hanabi, la primera como madrina de Neji y la segunda en primera fila, y otros de sus primos a los que no reconoció —casi hizo una mueca de disgusto al darse cuenta que ni Hiashi ni ningún otro de los viejos se dignó en estar allí—, y una silla vacía, con una única rosa blanca.

Volvió la vista a Neji, cuando este empezó a recitar sus votos. El corazón se le aceleró.

—Yo, Neji Hyuga, te elijo a tí, Rock Lee, como el único compañero en mi vida. Prometo serte fiel, acompañarte en las alegrías y en las penas, con tus defectos y virtudes, protegiéndote y amándote todo lo que mi mano y mi corazón me permitan. Desde ahora, y hasta que mi vida se termine.

Luego Lee pronunció los votos, y llegó el momento de intercambiar las alianzas.

—Recibe este anillo en señal de mi amor eterno y mi absoluta fidelidad—dijo. Una vez que Neji también le colocó la joya luego de decir esta misma frase, apenas sí esperó a que el padre les diera permiso, y besó a su esposo, con los aplausos estallando en cuanto sus labios hicieron contacto.

Las enérgicas felicitaciones de Guy duraron un rato, hasta que se despidió y fue corriendo a buscar algo para brindar. Sus amigos los felicitaron de a uno, genuinamente felices por los dos.

Hanabi abrazó con fuerza a su primo mayor. Hinata esperó a que su hermana terminara de felicitar al que consideraba su hermano para hablarle ella misma.

—Felicidades, hermano—le dijo sonriente—. Son hermosos juntos. Cuídalo.

—Ya juré hacerlo—respondió—. Gracias por venir.

Ambos se abrazaron. Luego de separarse, Neji aceptó la copa que su suegro le ofreció y acompañó al pequeño brindis.

—¡Por los novios!—dijo Guy con su potente voz—. ¡Y que vivan muchos años llenos de felicidad! ¡Salud!

—¡Salud!—dijeron los demás a coro.


La pequeña cabaña que habían alquilado durante un par de días para su luna de miel era muy linda. Una pequeña cocina, el living-comedor con una mesa de madera y vidrio y un sillón doble gris, el televisor no muy grande con acceso a un par de canales y Netflix, dos puertas, una que daba a la habitación que tenía una cama matrimonial y la otra a un pequeño baño.

Le encantó.

Dejaron todo en su lugar, y en cuanto tuvieron un momento de tranquilidad, Neji lo besó en los labios. Al principio fue lento, sin ninguna prisa, hasta que empezó a subir la intensidad. Lee se sorprendió de esto, ya que Neji no era muy propenso a los actos sexuales frecuentes, pero no lo detuvo, ni se quejó de cuando el Hyuga introdujo su lengua en su boca, explorando sin ninguna vergüenza.

Lentamente lo empujó sobre la cama, pero en ningún momento separó el beso. Tocó debajo de su ropa, sus músculos marcados, y un poco más abajo...

—¿Ya?—preguntó enarcando una ceja. En respuesta, Lee solo gruñó y volvió a besarlo, con igual o más intensidad que antes, juntando sus rostros con una mano en su nuca.

Neji abrió el cierre de su pantalón y metió la mano dentro. Un jadeo se escapó de los labios del otro, y un gemido fue callado por sus labios cuando empezó a mover los dedos a lo largo de su pene, mientras su otra mano le hacía delicadas caricias en el pecho y el abdomen, arrancándole jadeos con cada una.

Se tomó su tiempo hasta por fin sacarle la ropa, viendo el cuerpo desnudo de su esposo debajo suyo con lujuria. Él no se quedó atrás, despojándolo de su camisa y dejándolo solo con pantalones, inclinado encima suyo. Lee se relamió indiscretamente los labios ante la vista del torso descubierto de Neji. Tomándolo de la cintura, lo pegó más a sí, besándolo entre algunos gemidos ahogados al sentir las diestras manos del hombre entre sus piernas.

Bajó un poco los pantalones de Neji, dejando ver a medias su erección. Luego hizo de nuevo contacto visual, encontrando en esos ojos blancos que tanto lo enloquecían un brillo especial que rara vez se dejaba ver. Amor, deseo, pasión, todo en una misma mirada, dirigida a él y solo a él.

—Quiero sentirte, más adentro—murmuró, y esas palabras fueron suficientes.

El hombre se sacó los pantalones y la ropa interior, quedando los dos finalmente desnudos. Usó primero un dedo, y luego dos, para relajar y dilatar su entrada. Sus besos continuaban devorando los labios, sin poder silenciar del todo los gemidos. Cuando Neji consideró que estuvo finalmente listo, agarró un botecito de lubricante que anteriormente había dejado sobre la mesita de luz, y luego de aplicar una buena cantidad en su miembro, dejándolo aceitoso y resbaladizo, introdujo su pene.

Primero la punta, para acostumbrarlo, dejando que los gemidos y jadeos de su esposo llenaran la habitación. Hizo un movimiento con la cadera y otro tramo entró con facilidad. Pequeñas lágrimas se acumularon en los ojos de Lee, y se detuvo, pensando que lo estaba lastimando. Pero, con un pequeño movimiento, bastante tímido, Lee lo incitó a entrar más.

El dolor que primero sintió, rápidamente dio paso al placer. Sentía como su esposo entraba de a poco, dejándolo que se acostumbre unos segundos antes de seguir metiéndose en él. Neji empezó a tocar su pene, moviendo la mano manchada de lubricante, y la sensación aceitosa junto a las caricias y las leves embestidas que daba, lo hacían gemir y arquear la espalda de placer. Entrelazando sus dedos en el largo y suave cabello de Neji, acercando sus rostros y manteniendo una danza entre sus lenguas.

Se hubiera quedado allí toda su vida, recibiendo placer de su pareja, pero el orgasmo llegó, y su cuerpo quedó flácido y tembloroso. Neji se recostó a su lado, jadeando por lo bajo.

Se dieron un corto beso en los labios.

—¿Te gustó?—preguntó.

—No me gustó—dijo Lee—. Me encantó—volvió a besarlo, sintiendo como el sueño lo iba llevando poco a poco.

—Me alegro—una sonrisa sincera apareció en su rostro. Con un último beso, ambos se durmieron abrazados.

En un desesperado intento de conquistar a Neji Hyuga... [NejiLee]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora