CAPÍTULO 3

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Sehun.

¡Al fin un día libre! Lo creo conveniente porque el alcohol le pasaba factura a mi cuerpo. Me duele la cabeza, el estómago arde por dentro y parece que mis músculos fueron molidos por una aplanadora. No tengo mucho tiempo para pensar. El ruido de la aspiradora en la sala hace que mis oídos casi estallen. Mi boca siente el mal sabor del whiskey. Siento que debo ir por una ducha larga y relajante. Así que voy al baño y dejo que el agua caiga sobre mi piel con la esperanza de borrar los malos recuerdo.

Todavía me pregunto el porqué. No hay ninguna explicación, sólo puedo decir que la vida y el destino son puras mierdas.

Cierro los ojos y recuerdo que ya son dos años. Y justo cuando creo que puedo olvidar los males del pasado.

"No te lamentes. Sigue adelante, tú eres fuerte Sehun".

Lo soy. Es verdad. Dije que no dejaría de nuevo que alguien me jodiera en la vida. Primero muerto.

Me siento de mal humor. No tengo ánimos para soportar la buena cara de las personas y sin embargo sé que tengo que cambiarla porque ahí afuera hay alguien que en verdad no tiene la culpa de lo que está pasando y es la única persona en este mundo que me entiende y no hace preguntas.

Cuando salgo le doy un saludo silencioso, agito mi mano mientras que ella me regala una cálida sonrisa. Una de las pocas mujeres en las que vale la pena confiar.

—Buenos Días, señor Sehun —curiosamente hoy no me pregunta cómo me siento. Ella debe intuir que estoy peor que una mierda pisoteada por eso deja de hacer ruido con la aspiradora y va a la cocina por una aspirina y un vaso con agua para mí.

—Eres un rayo de sol —le digo sinceramente. Después de mi madre y mi abuela, Mi Young es otra de las mujeres de mi vida. La quiero tanto como a una madre porque siempre está pendiente de mí, sin que yo diga nada sabe exactamente lo que quiero. Su compañía es amena, tranquila. Siempre siento que todo marcha bien cuando ella está en casa.

—Sí, qué harías sin mí, joven. Prepararé el café

Yo la sigo como un niño perdido. Me siento en un banco alto y observo siempre el ritual que hace con la olla para servirme el café porque odiaba hacerlo en la cafetera eléctrica.

—Por cierto. Hoy ha sido una mañana muy ajetreada. Usted ha estado muy solicitado. Sobre todo, por una tal señorita Victoria quien ha llamado más de 50 veces y pide que le responda. También lo han hecho su primo, su madre y su abuela.

—¿Qué le has dicho? —digo con el ceño fruncido. Sé que esto apenas comienza y que pasarán semanas antes de encontrar algún alivio.

—Nada. Que salió temprano. Que tenía una cita en ese club de gente rica con personas importantes.

—¿Qué haría sin ti?

Aún tengo demasiado sueño pero el dolor de cabeza me está matando.

Froto mis parpados. Las cacerolas hacen un ruido desagradable pero del cual me acostumbro rápido mientras logro recordar todo lo que había pasado en la tarde de ayer.

Salí con JongIn por unos tragos. Él sabía que aquel día era uno de esos en los que no podía estar solo y aunque le resalté que no era necesario me acompaño hasta que se me ocurrió la brillante idea de decirle que tenía que ir a la oficina.

Ayer simplemente tenía esa necesidad de estar solo conmigo mismo y respirar algo de tranquilidad, de reordenar mis pensamientos y establecer mis prioridades.

Es una lástima que hubiera olvidado un detalle.

El señorito Luhan.

¿Qué había pasado en aquella oficina?

Atracción inesperada. (HUNHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora