CAPÍTULO 11

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Sehun.

La entrevista fue más de lo mismo. La reportera no paró de hacerme preguntas personales sobre mi vida sin importarle que yo sea el presidente de una de las casas de moda más importante del país y del mundo.

Siento mi tiempo perdido.

En estos momentos debería estar rumbo a mi departamento con Luhan entre los brazos. Me muero por probar cada rincón de su cuerpo y hacerle estremecer hasta que enloquezca. ¿Dónde está?

La marea de personas no me deja ubicarlo. Todos son obstáculos que me impiden llegar hacia él. Luhan no está en el sitio donde lo he dejado.

¿Acaso no puede seguir una simple orden?

Mi paciencia parece agotarse. Estoy de verdad furioso con él por no quedarse en el lugar que le he dicho. Me acerco hacia el escenario. Sólo hay músicos tocando jazz que tanto le gusta a la abuela. Las personas me saludan y las ignoro.

—Ahí estás —dice Kyungsoo saludándome con un beso en la mejilla—. JongIn te está buscando. Quiere hablar contigo antes de que... bueno ya sabes...

No lo entiendo hasta tres segundos después. Recuerdo quién está aquí. Aún no lo he visto, me he mantenido alejado de todo el bullicio con tal de no toparme cara a cara con ShiXun y su expresión llena de cinismo.

—Ahora no tengo tiempo. Tengo prisa por irme. No quiero saber de ShiXun, eso déjaselo claro a todos.

—Lo sé. Pero solo quiere evitar que arruines la fiesta de cumpleaños de la madame.

Respiro profundamente. Casi me contengo para no gritarle. Él me cae muy bien en realidad y es el esposo de JongIn desde hace mucho tiempo.

—Sabré controlarme.

Me aparto de su camino. Sigo en búsqueda de Luhan. Es tan diminuto que es fácil no poder encontrarlo hasta que al fin distingo su delicada silueta cerca de la enorme ventana que da hacia los balcones. A prisa me dirijo al punto de encuentro. Observo que sonríe, él parece hablar con otra persona y la idea me disgusta.

Aparto las personas a empujones. No soy consciente si me insultan o no. Sólo quiero llegar y tomarlo pero no puedo porque sigue hablando con lo que parece ser un sujeto.

Puedo reconocer su perfil y aquella cara de imbécil que lo hace reír con alguna estupidez.

¿Qué mierda sucede? Luhan ríe dejándose enredar en el juego. Maldición.

Me apresuro. Lo tomo fuerte por el brazo. A estas alturas no me importa si le hago daño, sólo deseo que deje de hablar con este mal nacido.

—¿Qué hace? —pregunta resistiéndose.

Me siento en ridículo. Quiero que se calle y me obedezca, así de simple es la cosa pero él piensa distinto.

—Vámonos —lo atraigo hacia mí, y me empuja asombrado.

—Sehun, por favor... —intenta mediar pero sólo lo golpeo tan fuerte que mis nudillos sangran y él cae al suelo.

—No te atrevas a tocarlo ¿entiendes? —le advierto y me importa un pepinillo si todos me escuchan.

—Sehun —grita mi abuela. Ella se acerca con todos los demás.

Todas las miradas son para nosotros, para mí y para ShiXun quien tiene el labio completamente partido. El cobarde sólo intenta mantenerse en el suelo incapaz de enfrentarme como un hombre de verdad.

—Estás loco —suelta con una calma que me exaspera—. No tenía ni idea de que era tu chico.

—Tú nunca tienes idea de nada —quiero ir por más. Lo tomo por el pecho, siento como su camisa se desgarra entre mis dedos mientras estamos cara a cara.

—No es de tu propiedad —dice entre dientes y se defiende.

Su puño me da en la mandíbula. Mi carne arde por el impacto pero es menor a las ganas de poder romperlo hasta volverlo nada, pero JongIn no me deja porque me está sosteniendo y al mismo tiempo evitando un derramamiento de sangre.

—Oye, será mejor que te calmes, Sehun. Estás arruinando todo —grita mientras me hace retroceder—. Luhan, llévatelo, ahora.

Todos se alejan. Tienen miedo a tropezarse con mi furia. Mi abuela y mi madre evitan mirarme. Todos se preocupan por ShiXun sin preguntarse por qué lo he hecho. Sé que buscan respuesta pero jamás les dirá el verdadero motivo de mi odio hacia él.

La cabeza me duele y de nuevo los recuerdos están otra vez flotando sobre mí. Sobre ShiXun y mi odio hacia él. Luhan me sigue a la salida en silencio. Dándome la espalda no me permite saber si está verdaderamente furioso conmigo, pero no hace falta ser un adivino. Yo lo he lastimado y ahora me arrepiento por ello.

—¿Qué haces? —le pregunto cuando noto que sigue de largo ignorando mi auto—. Maldición, Luhan —lo tomo por el brazo pero me golpea y me hace retroceder.

—No me toques; nunca en tu vida vuelvas hacerlo, Sehun.

Mi instinto me grita que tome su mano pero me obligo a frenarme. Observo miedo, rabia. Él me teme, me odia. Soy un imbécil, no pensé en como él se sentiría cuando lo apartaba de las garras de ShiXun. Hasta en eso él me jode.

—Está bien. No te toco pero sube al auto.

—No lo haré —me da la espalda de nuevo.

—No te hagas el difícil, Luhan. Sube al maldito auto antes de que termine de perder la paciencia y...

—¿Y qué? ¿Vas a pegarme? ¿O vas a intentar romperme el brazo de nuevo?

—Sabes que no fue intención hacerlo.

—¿No? Porque lo que yo sentí fue una cosa diferente. Y si tú crees que puedes hacer lo que se te venga en gana conmigo, estás equivocado. No soy un muñeco que puedes zarandear cuando te plazca.

—Sólo cállate y entra de una maldita vez —subo la voz. Mi garganta se quema con la fuerza de mis palabras. Trato de tranquilizarme pero Luhan me deja las cosas muy difíciles de pronto.

¿Por qué tendría él que enojarse conmigo? Yo fui el que lo encontró coqueteando con ese imbécil. Mis ojos fueron testigos de cómo ambos conversaban y reían mientras le tocaba su lacio cabello.

—Vete al infierno, Sehun —intenta darme la espalda de nuevo.

—No hagas todo esto más difícil —intento calmarme pero la furia me aprieta el pecho y hace que todas mis articulaciones me duelan. En este momento mi intención es romper algo hasta que mis manos se duerman del dolor.

—Tú eres el que lo hace difícil. ¿Por qué te comportas como un imbécil? ¿Qué te hizo para que te comportes así?

—ShiXun es mi problema.

—¡Sí! Entonces ve y resuelve tu problema con él y no me metas.

—¿Que yo no te meta? Tú eres el que estaba coqueteando con él. Yo los vi. Te vi sonreír y dejarte tocar por él cuando sabes que eres mío, Luhan.

—No me vengas con esa frase estúpida y retrógrada. Tú no eres mi dueño y yo puedo hacer lo que se me dé la maldita gana. Para eso soy un adulto.

Las lágrimas empiezan a dejar caminos brillosos en su rostro. Es la primera vez que lo veo llorar y no puedo sentirme peor por ello.

Me siento un imbécil. Me odio a mí mismo.

—Lo siento —intento decir pero mis palabras sólo son agujas que perforan mi garganta.

No puedo con esta impotencia. Por mi culpa no para de llorar y no sé qué hacer en este momento salvo que tirarme de mi propio cabello.

Entonces, su amigo, el tal Baekhyun viene por él y hace lo que yo no he podido hacer en toda la noche. Lo abraza y evita que siga derramando lágrimas por mi culpa.

Atracción inesperada. (HUNHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora