GUYS MY AGE, carlisle cullen.

Chapter fifteen.

EL BULLICIO DE ALREDEDOR PONÍA LOS PELOS DE JASPER EN PUNTA, HABÍA DEMASIADA GENTE. Si fuera por él toda esta pantalla del auto y las reservas no existiría, pero su yo racional le decía que era lo mejor para Olympia. Ir a altas velocidades aún asustaba a la joven y ellos no eran quien para obligarla, además estaba el otro tema, Isabella. Tanto Alice como Jasper sabían que Edward no se los permitiría, aunque siendo honestos, a Alice le importaba más su opinión que a Jasper. El rubio miel y el cobrizo tendían a discutir frecuentemente debido a sus diferentes crianzas y personalidades. En el pensamiento de Jasper, Edward terminaba siendo impulsivo y tonto la mayoría de las veces, por lo cual, otra vez, los Hale eran más unidos. Tanto Rosalie como Jasper pensaban parecido.

En situaciones como estas, donde Jasper estaba alterado por todas las emociones a su alrededor, Alice era la indicada para mantenerlo a raya. Últimamente, su calma llegaría de igual forma tanto si estuviera con Alice o con Olympia, sorprendentemente.

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Olympia seguía estática en su lugar, tratando de recomponerse después de la llamada de Carlisle. Definitivamente escuchar su voz hizo que sus defensas bajaran, por lo cual sus emociones dieron rienda suelta, lo cual era, claramente un inconveniente en una situación crítica como esta. Si las emociones te agarran y te rodean, te ahogan y salir de ese mar es mucho más difícil, algo que no se logra solo nadando.

Sus sentidos estaban alerta, aunque era consciente de Jasper y Alice en el hall cancelando la reserva, ella no podía evitar estarlo. Podía sentir sus manos, aún frías y podía escuchar a Isabella moviéndose por la habitación, igual de nerviosa que ella, mientras se encargaba de ordenar la ropa que, estúpidamente, sacó del bolso. Vamos, estas en peligro de ser drenada, te están sacando de emergencia de donde vivís a un hotel en otra ciudad ¿y crees que es buena idea desempacar? Olympia no podía seguir el flujo de pensamientos de la castaña. Así como tampoco entendía gran variedad de sus acciones, como dar por sentado que ella estaba celosa porque un vampiro sádico no se la quería comer como a Isabella o lo innecesario que era herir a Charlie. Menos iba a entender cómo es que el accionar de Edward hacia ella cambió de la noche a la mañana solo por Isabella, quien no hacía más que agarrarse como garrapata a su brazo y mirarlo embobada.

El ringtone de un celular la sacó de sus pensamientos, los cuales solo salieron al no tener nada que hacer. Fijándose en la mesita de centro se dio cuenta que no se trataba de su teléfono, sino el de Isabella en la habitación contigua. Ahora, ella no se llamaría a sí misma chismosa o entrometida, definitivamente no era como Jessica Stanley, pero tenía algo de curiosidad por quien llamaba. Después de todo, Edward ya había dado noticias y si algo más estuviera pasando, tanto Alice como Jasper les hubieran avisado de inmediato, o mismo Carlisle. Así que, inclinándose lentamente en el respaldo del sillón y girando unos centímetros su rostro, intentó agudizar tanto como pudo sus oídos.