Chapter three.

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━━━━ CAPÍTULO TRES.

❨GUILT. ❩




LAS PINTURAS EN LA OFICINA DEL PATRIARCA ERAN, SIN DUDA, UNA GRAN ADICIÓN AL ESTILO ANCESTRAL DE SU EXISTENCIA. Todo en esa oficina gritaba elegancia, profesionalismo. La casa residia en silencio, todos se habían ido. La herida causada por el empujón de Edward había ocasionado más problemas que soluciones, y ya nada se podía hacer al respecto.

Fue la voz de la humana la que cortó el silencio.

── ...Nunca quise una fiesta. ── La castaña oscura se encontraba sentada frente al rubio pálido, mientras este le cosía la herida.

── No es tu culpa. ── Trató de tranquilizarla.── Jasper ha estado alejado de la sangre humana tanto como nosotros... Y Olympia aún es una neófita, aunque su dieta haya sido siempre a base de animales y sus ojos no sean los comunes. ── La voz de Carlisle era baja, su estado anímico interponiéndose en cada palabra.

Los ojos cafés escanearon la silueta mayor, buscando algún indicio de molestia.── ¿Cómo lo haces? ── Preguntó finalmente.

── Años y años de práctica. ── Carlisle sonrió levemente, recordando cuando Olympia le hizo la misma pregunta, tiempo atrás.

── ¿Nunca pensó en... hacerlo de la manera fácil?

── No. ── Respondió escuetamente. ── Sabía quién quería ser, quería ayudar a las personas. ── Sus ojos dorados la miraron, intentando deducir porque su hijo estaba tan enganchado de ella. Isabella era inestable, y había hecho daño. Mas ahora su actitud había cambiado y la razón seguía siendo un misterio. ── Me hace feliz. Aunque esté condenado haga lo que haga.

── ¿Condenado? ── Isabella frunció el ceño, ¿eso era siquiera posible? ── ¿Como al infierno? ── Una mirada por parte de él le hizo saber que así pensaba. ── Carlisle, usted no puede estar condenado. ── Negó, una y otra vez. ── No podría. Es imposible.

── Gracias, Bella. ── Su respuesta fue corta, no estaba en el ánimo de hablar en realidad, su chica lo estaba esperando. ── Siempre has sido... muy amable con nosotros.

── ¿Así sin más?¿Es por eso que no quieren transformarme? ── Sus ojos eran persistentes en él, quien la evadía.

El patriarca suspiró. ── Imagina la situación a la inversa. ── Sus manos y movimientos eran fluidos, tranquilos aparentemente. Denotaba su naturalidad con respecto a su profesión. ── Si creyeras como lo hace Edward, ¿podrías condenar su alma?

Las gasas y algodones fueron quemados, eliminando las pruebas del accidente. Al menos, las pruebas físicas...

(...)

El espeso bosque estaba como siempre, aunque el aroma a nostalgia y melancolía pululaba alrededor de la mente de Olympia. Rosalie y ella habían salido por una caminata, sin la menor idea de donde se encontraba el resto pero con el sentimiento de que andaban en la misma. La rubia sabía que donde Jasper estuviera, Alice también, y ahora, por orden de Carlisle, Edward estaría con él. Emmett era un caso perdido, pero suponía que estaría tratando de animar el ambiente, como siempre.

Los pasos eran insonoros, las vistas conocidas y los sonidos tan vívidos como siempre. Pero Olympia se sentía desconocida. Su cabeza estaba envuelta de pensamientos negativos, yendo y viniendo entre culpa y culpables, odio y resentimiento. Negaba y afirmaba lo que pensaba y sentía. Rememoraba la situación una y otra vez, pensando y analizando. Sus ojos celestes vagaban entre las ramas del suelo y el moho en los árboles. Se sentía en modo automático, su cuerpo hacía por sí solo lo que su mente no podía mandarle que hiciera.

GUYS MY AGE, carlisle cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora