Chapter eleven.

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━━━━ CAPÍTULO ONCE.

❨ PASSPORT. ❩





OLYMPIA CERRÓ LA PUERTA DEL COPILOTO, AL MISMO TIEMPO QUE ALICE SE ACOMODABA DETRÁS DEL VOLANTE. Mientras el resto hacía sus cosas, ella le había dejado una nota a Charlie, prometiendo que Isabella estaba bien y que no sea muy duro con ella, que se encargaría de cuidarla.

── ¡Él te dejó, Bella! Ya no te quería más, ¿recuerdas? ── Jacob iba detrás de Isabella, siguiéndola como un perrito abandonado, tratando de que la humana entrara en razón y se quedara con él. Pero ella ya había tomado una decisión, y por ende, terminó entrando en los asientos traseros del auto de Carlisle, con una mochila medio pelo con tres o cuatro prendas y sus documentos y pasaporte.

Menos mal que ellas también habían traído los suyos.

Olympia subió las cejas desde el asiento del copiloto tras presenciar tales líneas dignas de una novela romántica. Por todos los cielos, ¿Carlisle y ella se veían así?

"Hazlo por Charlie...o por mi."
"Bella, por favor..."
"Adiós, Jacob."

Vaya que había sido intenso, eh. Si su tía supiera que vivía en una novela dramática fantasiosa con un triángulo amoroso entre una humana, un hombre lobo que parecía más perro que lobo y un vampiro suicida... si, mejor que no se entere o querrá ser parte. Suficiente tenía con su alocada y fuera de lo normal vida, aunque no se podía quejar mucho tampoco, Carlisle entraba en la ecuación, sin mencionar a Jazz y Rose.

La carrera al aeropuerto más cercano fue como ver una película de Rapidos y Furiosos, encontrar un vuelo inmediato a Italia fue completamente estresante y el viaje en avión fue largo. Si fuera humana se quejaría de piernas entumecidas y cadera adolorida...que suerte que no lo era, al menos no ella. Para cuando llegaron a Italia ya era de día, el caos en el aeropuerto retrasaba todo en sus planes y las tres, sin excepción, estaban cada vez más estresadas. De un momento a otro, Alice desapareció dejando a Olympia cuidando de Isabella, y ambas se miraron extrañadas, dando un paso cerca de la otra, solo por precaución.

Alice apareció unos cuantos minutos después, en un auto deportivo amarillo chillón, tapada hasta la nuca en ropa, fashion, por supuesto. Olympia se rió del pensamiento de que Alice parecía una momia de la gran manzana. Ambas se subieron al auto, que Dios sabe de donde salió, y la duendecilla aceleró a más no poder.

── ¿A dónde vamos, momia de pasarela?

Alice sonrió de lado, era increíble como incluso en una situación así, Olympia podía sacarle parte de la carga pesada de sus hombros con un chiste. Un mal chiste. Bastante malo.

── Volterra. Y da gracias a Dios que tienes ese maravilloso don de camaleón, porque sino, estarías vestida igual que yo. ── Alice la volteó a ver por espejo retrovisor por una fracción de segundo, con los ojos brillando en burla. Olympia hizo una mueca disconforme. ── Es de día, Pia y hay un sol brillante arriba nuestro, parecería una bola de discoteca sino me tapara.

Olympia hizo un ademán para que dejara de hablar. ── Aguarda, ¿y porque Volterra?

── En Volterra está el castillo de los Vulturi, ahí es a donde vamos...

Alice maniobró para sobrepasar un tractor y dos autos en la carretera, con la finalidad de llegar antes. La ciudad ya se asomaba por arriba de una colina. Estaban cada vez más cerca.

(...)

Los pasillos subterráneos eran tétricos, sombríos y silenciosos, con ese frío que cala huesos y alma. Vaya suerte que tenía entonces, pues él no consideraba tener un alma.

Los pasos eran tranquilos pero largos, casi como zancadas. Edward había ido lo más rápido que sus pensamientos lo habían dejado, teniendo en cuenta que el único pensamiento en su cabeza era el de terminar con su existencia. Una vocecita en su cabeza repitiéndole qué decir y qué hacer para que Aro aceptara su pedido, cosa que resultaba algo imposible para su parte racional. No perdía nada intentándolo realmente. Siguió caminando hasta que llegó al salón donde los tres reyes yacían sentados en tronos. Un deja vú de su charla con Bella lo embargo, recordando cómo los había descrito; Realeza vampírica. Tenían la pinta.

Aro se sentaba en medio, siempre. Un vampiro bebedor de sangre humana, uno antiguo de siglos de edad, sujeto a las viejas costumbres. Pelo largo y lacio negro, llegando a los hombros y ojos saltones carmín. Conocido por ser cínico y sádico. El líder del trío, quien tenía la última palabra, aunque entre ellos se llevara a cabo la democracia. Solo entre ellos tres. Caius se sentaba a la izquierda de Aro, con el cabello rubio llegando a pálido, los ojos carmín rasgados, más que nada por su constante mirar escéptico y su semblante iracundo. Él era el más volátil y agresivo de los tres. Marcus se sentaba a la derecha de Aro, de rostro estoico y con un deje de tristeza y soledad en sus ojos carmín, el cabello castaño ondulado caía en sus hombros. Él era el más tranquilo y reservado, soltando pocos monosílabos cuando la situación lo requería.

── Así que tomaron una decisión...── La voz del cobrizo no podía flaquear más que en ese momento, con la ironía tácita, de que su voz no había estado tan segura de salir como lo había hecho en ese momento. Tenía las ojeras más pronunciadas y su piel carecía de la belleza seductora natural de un vampiro, sus ojos, dorados habitualmente, se encontraban oscuros.

── Me temo que tu particular don es muy valioso como para destruirlo. ── Aro habló, suave y claro, en el oscuro salón. ── Pero, si eres infeliz con tu clan, puedes unirtenos. Estaríamos deleitados de usar tus habilidades. ¿No considerarías quedarte con nosotros?

── Sabes que pasará de cualquier manera...

── No sin una causa. ── Marcus rompió el momentáneo silencio, arrastrando las sílabas.

Edward se dió vuelta, volviendo en sus pasos, con el pensamiento de lo que haría gritando en su cabeza.

── Qué desperdicio. ── Aro comentó al aire, por última vez.

Y la figura del cobrizo desapareció en las penumbras de los pasillos.






































©orilovespieceofyou.

1015 palabras.
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2|09|23.

GUYS MY AGE, carlisle cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora