Chapter seven.

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━━━━ CAPÍTULO SIETE.

acto dos, parte uno.

❨GETTING ALONG. ❩







── TODAVÍA ES ALGO RARO VERTE INGERIR COMIDA Y QUE NO SEPA COMO TIERRA.

Olympia se ríe levemente, a ella también le parecía algo raro, sabía que al resto de la familia también. Sin embargo, agradeció poder seguir probando las comidas de Esme.

Habían pasado ya un par de horas sentados en los taburetes de la mesada en la cocina, solo hablando y tratando de entenderse. Edward había dado su punto, y para Olympia, luego de escucharlo, tenía sentido. Ella lo entendía, sabía lo que era no poder manejar la situación y solo trabajar con lo que se podía sobre la marcha, después de todo, durante mucho tiempo fue lo que ella tuvo que hacer, al no ser capaz, en ese entonces, de procesar lo que sentía y las circunstancias. Le pasó con el accidente de sus padres, luego al acostumbrarse a la convivencia con su tía, con la relación con su ex novio, al conocer a los Cullen, al salir con Carlisle, con el vínculo con Edward y sus actitudes al este salir con Isabella, la cacería de James, el convertirse y ahora, con dejar atrás su pueblo donde creció y tenía a sus mejores amigos, a Charlie y su único familiar vivo.

Vaya que ella conocía lo que Edward sentía.

Para Edward, sentir tal atracción y amor hacia alguien más, y al ser esta persona humana, no era algo fácil. Fue todo un tema, un proceso que debía de ser lento, pero los acontecimientos lo adelantaron y desataron un caos sobre todos. Pues los Cullen, y ella misma, sufrieron las repercusiones de decisiones mal tomadas por la urgencia del sentimiento de Edward de querer proteger a la persona que él ama tan profundamente.

Y eso Olympia también lo entendía, quizás no lo compartía completamente, pues Carlisle es vampiro y no sentía la preocupación de que él pudiera salir lastimado fácilmente. También tenía en cuenta, al comparar las situaciones, que Isabella y Carlisle no tenían la misma personalidad, ni la misma edad, ni mucho menos la misma madurez para afrontar situaciones límites. Ella misma tampoco era la misma luego de transformarse, o que ayer. Las personas están constantemente cambiando, sea mínimo o no el cambio, lo estaban. Ya sea sentimientos o pensamientos, creencias o actitudes, nada era realmente permanente en la mente de nadie. Y ese crecimiento fue el que permitió que Olympia entendiera a Edward, y lo que la llevó a perdonarlo.

Ahora, eso no significaba que lo hubiera olvidado, después de todo, fue un suceso que quedó grabado en ella a fuego.

Edward también escuchó pacientemente todo lo que ella le dijo, y al igual que Olympia, lo entendió y se disculpó, bastantes veces. Al final de la charla, minutos antes de que el resto de la familia Cullen atravesaran el umbral de la puerta principal, ambos habían acordado que de ahora en adelante no había rencores entre ellos, y que retomarían su amistad de forma lenta, trabajando juntos por reconstruirla y afianzarla, la comunicación y entendimiento siendo una llave importante. No más arrebatos, no más imprudencias.

Para cuando los Cullen entraron en su campo de visión, Olympia ya se había levantado del taburete y se encontraba caminando hacia su prometido, con una sonrisa feliz en su rostro y los ojos cielo brillando.

── ¿Por qué no hay nada roto? ── Emmett fue quien rompió el silencio, con una de sus oraciones quiebra hielo. Olympia se rió libremente, con un nuevo brillo sobre ella.

── No somos orangutanes, Emmett. ── Respondió la castaña clara, burlándose. Con un brazo de Carlisle abrazado a su cintura y con su mano en el pecho de él. Los Cullen, aun con expresiones interrogantes y en cierta parte sorprendidos por ver todo en orden, se rieron con incredulidad.

── No se vale, yo quería ver cosas tiradas y rotas. ── El pelinegro se cruzó de brazos, en lo que sería un berrinche, pero su sonrisa de lado lo delató.

── No, lo que vos querías era ganar la apuesta, quiero mi dinero. ── Jasper, quien estaba de la mano con Alice, golpeó el brazo del hombre y mostró su palma. Emmett, de mala gana, se lo dio.

Olympia y Edward se miraron con incredulidad.

── No puede ser, ¿en serio apostaron? ── La oji celeste los observó a ambos.

── Emmett empezó. ── Se excusó el rubio miel, apuntándolo en acusación.

El pelinegro abrió la boca, ofendido. ─ ¡Traidor!

Todos rieron, a sabiendas de que las cosas estaban mejor que hace unas horas atrás, y que de ahora en adelante, esperaban, solo irían mejorando.

Olympia apoyó su cabeza en el pecho de Carlisle, sintiendo como sus brazos se engrapaban su alrededor, y con el pensamiento de que ahora solo faltaba que Edward hablara con el resto de la familia. Sus ojos se movieron hacia el cobrizo, esperando que él lo hubiera escuchado, obteniendo un leve asentimiento de su parte. La castaña clara sonrió, más calmada ya.

Jasper, desde el fondo, sonrió cálidamente, sintiendo el flujo de emociones de su madre y pensando en que si ella pudo arreglar las cosas, quizás él y el resto también podrían.

(...)

El resto de la semana después de eso pasó tranquilo, Edward se encargó de encontrar un momento con cada integrante de la familia a solas para poder hablar tranquilamente, sorprendentemente, con Jasper fue más fácil que con Rosalie y Carlisle, probablemente porque el rubio miel lo pudo sentir. Sin embargo, ahora todos estaban más tranquilos. Olympia y Edward volvían a tener momentos de charlas amenas, él ya no evadía o miraba mal a los demás, aún cuando todos sabían que no se encontraba bien del todo.

Con un nuevo aire en la casa, Alice ya se encontraba preparando todo para el cumpleaños de la castaña clara.

Y Carlisle ya tenía preparada la cita perfecta para ella.






























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 ── lo que sería la cocina, dónde Edward y Olympia se sentaron a charlar

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── lo que sería la cocina, dónde Edward y Olympia se sentaron a charlar.










































©orilovespieceofyou.
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( 17.08.23 )

GUYS MY AGE, carlisle cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora