Phoebe lo recibió con una bofetada que lo dejó viendo estrellas. Gerald se interpuso entre los dos al ver esto y abrazó a su novia.
-Cariño, cariño... tranquila.
-¡¿Cómo pudiste hacerle esto, Arnold?!
-No hice nada, Phoebe, por favor. - gritó el rubio.
-¿Tienes idea de lo difícil que es para Helga mostrar sentimientos? Y tú vas y le rompes el corazón. ¿Cómo podrá bajar la guardia de nuevo? ¿Cómo podrá arriesgarse a mostrarse vulnerable otra vez? Volverá a ser la antigua Helga ¡Y todo por tu culpa!
-Puedo explicarlo...
-¿Cómo puedes explicar esto? - preguntó mostrando la foto en su teléfono.
-Linda, por favor... escúchalo.
-¡No! Quiero que se vaya de mi casa.
-¡Phoebe! - exclamó Gerald. Jamás había visto a su mujer tan fuera de control. Pero había lastimado a su amiga y era algo imperdonable para ella.
La chica dio media vuelta y se encerró en la habitación, dejando a los dos hombres en el comedor, completamente pasmados.
Finalmente, Arnold suspiró.
-Pues si Phoebe no me escucha... mucho menos lo hará Helga.
Gerald vio como su amigo, caía derrotado en el sillón y se tomaba la cabeza.
-Dejame intentarlo. - Se acercó a la puerta de la habitación y golpeó suavemente.
-Será mejor que ya no esté en la sala, Gerald.
-Por favor, dale una oportunidad.
-¿Oportunidad de qué?
-De explicar la situación. Yo lo escuché y tiene sentido.
-Gerald...
-Sé que Helga es tu amiga y quieres protegerla como ella te protege todo el tiempo. Pero Arnold es mi amigo, pocos lo conocen tan bien como yo y sé que es incapaz de hacer lo que aparece en la foto. Dale una oportunidad de explicarse y evítales a ambos el dolor de estar separados.
Esperó durante un minuto completo por alguna respuesta, pero no se escuchaba nada desde el interior. Suspiró resignado a luchar solo con su amigo, cuando de pronto la puerta se abrió. Phoebe lo miró con desconfianza y la boca torcida.
-¿Prometes que puede explicarlo?
-Lo juro.
-¿Valdrá la pena?
-El hombre está destruido, Phoebe. La extraña, por favor.
La mujer suspiró, se acomodó los lentes y asintió.
Gerald le besó la mano y le sonrió.
-Gracias, linda.
Ambos caminaron hasta la sala y Arnold saltó del sillón al verlos.
-Tienes dos minutos. - dijo Phoebe con voz cortante.
Miró a Gerald que le hizo un gesto para que se apresurara, tomó aire y comenzó a hablar. Le tomó más de dos minutos relatar todo lo que había pasado, pero Phoebe escuchó con atención y en completo silencio. Para cuando terminó de hablar, Gerald había servido té para los tres y sentó junto a ellos.
Un silencio pesado llenó la sala.
-Qué maldita... - dijo Phoebe finalmente. Ambos la miraron sorprendidos ante el insulto que salió de la boca de una de las mujeres menos bélicas del mundo. - Así que te manipuló todo este tiempo...
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Mi tesoro
FanfictionLuego de un año separados, los amantes vuelven a encontrarse pero, ¿será su relación tan fuerte como lo era antes de que él se marchara? Un FANFIC sobre una relación que me encantaba ver de niña. Arnold y Helga de "¡Oye, Arnold!"