No supo de él en todo el día, no la llamó ni se juntaron a almorzar. Furiosa fue hasta su casa y fue recibida por Pookie.
-¡Hola, Hanna!
-Es Helga... olvídalo. Hola, Pookie, ¿está Arnold?
-¿Quién?
-Arnold... ¿tu nieto? Grande, rubio... con cabeza de balón.
-¡Ah! - dijo finalmente - sí, lo recuerdo. Fue llamado a la base espacial de la luna para ayudar a los hombrecitos verdes a cultivar naranjas.
Helga se golpeó la frente, Pookie estaba perdiendo más y más la cabeza y aunque la mayoría del tiempo era divertido escucharla... ese día no estaba de humor.
-¡Phil! ¿Estás ahí?
El hombre, que ya necesitaba la ayuda del bastón, se asomó por el pasillo y se acercó a ella con una sonrisa en los labios.
-Hola, pequeña. ¿Cómo estás?
-No es mi mejor día. ¿Está Arnold?
-No, hija. Aún no han regresado de su paseo. Pero pasa, querida, espéralo tomando un café con estos viejos.
Helga entró seguida por Pookie que marchó a su lado como un escolta real.
-Pensé que irías con ellos
-No soy una mujer madrugadora...
-Te entiendo. Salieron de casa antes que el sol salie...
-La luna tenía que estar en el cielo para poder llegar a ella - dijo Pookie, marchando hasta el fondo del pasillo para perderse en su habitación.
Ambos la miraron extrañados por el comentario pero luego sonrieron divertidos.
Llegaron a la cocina y Phil sirvió dos tazas de café para ellos.
-¿Por qué me molesta tanto, Phil?
-¿Qué te molesta?
-No verlo.
-Oh, no linda. Es tu novio y no lo has visto en un año, claro que quisieras pasar las veinticuatro horas con él.
-Pero sé que está con sus padres y solo está haciendo un buen anfitrión para los Cocotle. No debería molestarme de esta manera. - suspiró y dejó caer la cabeza.
-Pues me parece que no es solo eso lo que te está molestando, Helga.
La chica miró al hombre que le devolvía la mirada con dulzura.
Decidió ser honesta y le contó todo lo que había pasado en su pasantía. Todo lo que quería contarle a Arnold, terminó en oídos de Phil, quién la escuchó atentamente y hacía una que otra pregunta para tener más información.
Después de lo que pareció una hora, Helga guardó silencio y bebió su último trago de café para vaciar la taza.
-Me sorprende cuánto has crecido, linda.
-¿Por qué dices eso?
-Pues considerando el tiempo que te conozco y como eras cuando niña, no me habría sorprendido que le volvieras la cara de un golpe a ese gerente. Sin embargo, lograste controlarte y de hecho lo hiciste por varios meses. Estoy gratamente sorprendido.
-¿No crees que me he vuelto débil?
-Ser débil sería dejarte llevar por tus emociones. Controlarte requiere de mayor fortaleza, hija. Estoy orgulloso.
No pudo evitar sonreír ante el comentario.
-Gracias.
-En cuánto a Arnold, lamentablemente su sentido del deber lo obliga a atender a sus invitados. Dale un par de días para que los visitantes puedan moverse solos y él volverá a ser todo tuyo.

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Mi tesoro
FanficLuego de un año separados, los amantes vuelven a encontrarse pero, ¿será su relación tan fuerte como lo era antes de que él se marchara? Un FANFIC sobre una relación que me encantaba ver de niña. Arnold y Helga de "¡Oye, Arnold!"