Capítulo 5-Marcas

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Me dirigía a la cocina con Alucard siguiendo mis pasos, dijo que me iba ayudar hacer la comida, al parecer a él no le gustaba quedarse sin hacer nada por lo que le iba a dar un trabajo fácil, le di el trabajo de picar papas y zanahorias, mientras yo me encargaba del trabajo más pesado que era cortar la carne.

Le expliqué cómo pelar las zanahorias y papas, él decidió pelar las papas primero porque estás eran más fácil de pelar.

—¿Lo estoy haciendo bien?— me pregunta, yo miré la pobre papa o lo que quedaba de ella.

—Digamos que cortaste demás, pero tranquilo es tu primera vez en esto, solo vas a pelar la cáscara marrón, lo demás se lo dejas— le expliqué.

Para explicarle mejor tome una de las papas y le anime a que tomara otra y que siguiera mis pasos,  Alucard imito cada paso que daba.

—Si, eso....lo estás haciendo bien, ya eres un experto—

—Digamos que tengo que tengo una buena maestra— dijo sonriéndome, parecía feliz con su trabajo, lo deje tranquilo mientras que yo sacaba un cuchillo y busque una piedra que tenía para afilar cuchillos.
Cuando el cuchillo tenía suficiente filo lo dejé en la encimera de madera.

—Sigueme, necesito tu ayuda— le pedí.

— Pero....¿y las papas?- me pregunta con una papa a la mitad de cortar.

—No se irán de aquí, creeme que si lo hacen nos vamos de aquí— dije bromeando tomando el filósofo cuchillo.

—Esta bien — dijo siguiéndome a la parte trasera de la cabaña donde se encontraban las gallinas picoteando el suelo, Alucard al ver las gallinas abre los ojos con sorpresa y retrocede.
—Ah no, no de nuevo Esmeralda—

—Tranquilo, solo venimos a buscar otra cosa— lo calmo, camino en dirección donde estaban las gallinas, con pasos lentos me acercaba y en un pestañeo me muevo rápido y tome una gallina por los costados, las demás gallinas asustadas se alejaron de mí.

—¿Qué haces?— me pregunta.

—Ya verás — dije acercándome a un árbol y tome la gallina por las patas, dejando su cabeza colgando, el objetivo era reventarle la cabeza contra algo duro y que muera rápido para que no sufra.
—Lo siento gallina— susurré en lo que me acercaba al árbol, cerré mis ojos y cuando los abrí estampe con fuerza la cabeza de la gallina contra el árbol.
Ya con la gallina muerta me acerque a un  Alucard entrance.

—Pasame el cuchillo Por favor— le pedí.

—¡¡PERO QUE HAS HECHO!!— me grita.

—Matar una gallina— dije rodando los ojos, me esperaba esta reacción de su parte. —Pasame el cuchillo Alucard—

—Acabas de matar una gallina a sangre fría— dijo mientras se sostenía la cabeza con las manos.

—¿Y cómo quieres que te den carne? ¿Acaso piensas que salen como los huevos de la gallina?—

—No, claro que no; pero no tenías que matarla—

—Bueno tú querías carne— dije y como este no me pasaba el cuchillo fui por el y como Alucard se encontraba cerca del cuchillo, decidí jugarle una pequeña broma. —boo — dije acercándole la gallina, Alucard se asusta y retrocede.

—Aleja esa cosa de mi Esmeralda —

—Jajajaja — me fue inevitable no reírme.
— jaja ahora es cosa, que no te quejabas porque la mate— tome al fin el cuchillo y le corté la cabeza de la gallina y con un hilo amarre sus patas y la colgué cabeza abajo para que la sangre escurra.
Cuando la gallina no tenía más sangre por botar la baje del árbol y le quite el plumaje que tenía.
Cómo no tenía más plumas con el cuchillo partí por la mitad y le saque los órganos, dejando lo comestible, pique la carne en porciones necesarias.

—Creo que desde ahora tendré más pesadillas, eres una asesina de gallinas—
dijo señalándome con su dedo índice.

—¡Ay por Dios! Entra que aún tenemos zanahorias y papas por cortar— le señale la cabaña para que entre y y deje de quejarse.

—Bien pero te quiero lejos de mi con ese cuchillo, sabrá Dios lo que podrías hacerme con eso pequeña pecosa— dijo adentrándose a la cabaña, yo solo volví a rodar los ojos.

                               ..........
Alucard miraba la olla en donde estaba hirviendo el caldo de gallina.

—Aún no puedo creer lo que hiciste—

—Yo si, ¡no entiendo! Querías carne y cuando la tienes te quejas—

—Si pero no tenías que matarla por mí —

—Sabes ahora entiendo porque la anciana me dijo que para querer algo debía hacer sacrificios— dije tomando su mano, cuando sintió mi tacto, miró muestras manos unidas y luego me miró a los ojos.
—Cuando me tocaba matar a una gallina, claramente no quería pero debía hacerlo
¿Sabes por qué? Porque debía ser valiente y a veces debía ser más valiente que otros porque ellos no harían lo que yo puedo hacer por mí misma—

—Vaya, Esmeralda la sabia—

—Tal vez— baje mi vista a nuestras manos aún unidas.

—Necesito saber más de ti—

—¿Qué más quieres saber de mí? No tengo mucho que contar de mi pero se de alguien que si tiene mucho que decir de su persona—

—Es por tu bien —

.............

Estaba tomando las medidas de Alucard para hacerle ropa y no andará con la misma ropa que cargaba.

—Bien es hora de que te quites la ropa—

—Ya te decidiste por violarme— con que seguiría burlándose .... bien yo podía jugar lo mismo.

—No será que tienes miedo de tener otra reacción— claramente entendió a lo que me refería , este a escuchar mi respuesta aprieta sus labios y mira a otro lado ¿Avergonzado? Ese era mi objetivo.

—Por favor no me lo recuerdes— dijo aún sin mirarme.

—Hmmmm— me acerque a él, daba pasos observando de arriba abajo su cuerpo , en lo que lo rodeaba  su cuerpo le dije —Tienes bien cuerpo Alucard —
Seguí rodeándolo —Por favor quítate la ropa, te puedes quedar en paños menores, a menos que quieras darme otra espléndida vist.....—

—Esmeralda para— me corta y al fin me mira.

—Esta bien pero ya quítate la ropa antes de que oscurezca—

Alucard con lentitud se quita la ropa quedando en paños menores como le pedí, ahora que me fijo bien en su cuerpo,  noté más detalles que pase por alto ya que mis ojos en ese momento observaban otra "cosa.
El cuerpo de Alucard tenía moretones, arañazos, unas cuantas cicatrices en varias partes de su cuerpo, sin poder evitarlo me acerque a él toque su cicatriz que tenía en el abdomen bastante grande, Alucard al sentir mi roce sentí como se estremeció bajo mi tacto.

—¿Aún te duelen?— pregunté aún tocando su firme y trabajado abdomen, sentí su pulsante mirada en mí, por lo que alce mi cara y si .... efectivamente me estaba mirando.

—No— yo seguía explorando su cuerpo sintiendo las marcas, rasguños pero nunca aparte mi vista de él, quedé atrapada mirando sus ojos.
Era inevitable si me estaba mirando tan fijamente con esos hermoso ojos, creo que él debía ser algún pariente de Medusa.

—Esmeralda— susurra. Sostiene mis mejillas con sus manos y une nuestras frente , cierra sus ojos y aparta sus manos de mi para sujetar mi cintura,  su agarre en mi cintura era firme, sentí un leve apretón en esa zona.
No me quería apartar de él y si él no lo hacía no lo haría yo.

—Alucard— susurré. Quería más de su piel , por lo que alce más mi rostro en busca de más contacto, junte mejilla con mejilla, nariz con nariz oliendo todo en el proceso , con mis labios entreabiertos, hambrientos, deseosos de algo más ¿Más de qué? Si él sabía sobre ese más estaba dispuesta a descubrirlo junto a él.

Mi dulce sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora