Capítulo 4

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Capítulo 4: Inició esta mierda

Chase POV

La temporada estaba a punto de iniciar. Eran varios partidos, pero no me gustaba aflojar en ninguno. Debíamos ser los mejores, al menos estar entre los cuatro al final del ranking si queríamos enfrenarnos al Campeonato Nacional y así después de perder las dos finales los dos últimos años, quedaríamos campeones coronándonos como el mejor equipo universitario del país.

Pero primero lo primero.

Un partidor regular.

–Hoy iniciaremos un nuevo ritual, donde cada uno escribirá su mayor objetivo para esta temporada –dijo Annie–. Y ahora hacemos un corto vídeo, les juro que será corto.

–¿No podemos simplemente decir el objetivo en la cámara y ahorrarnos la parte de escribir? –preguntó Justin.

–Eh, no. ¿Sabes el poder que tiene escribir tus metas en un papel? –El chico negó con su cabeza–. ¿Sabías que el hemisferio izquierdo es el lógico–analítico? Esto significa que cuando piensas tus metas, trabajas el hemisferio izquierdo, pero cuando las escribes, es como si le dijeras a tu subconsciente lo qué quieres. Y no lo digo yo, un estudio realizado en la universidad de California dividió a un grupo en dos, los que escribirían sus sueños y los que no. El estudio demostró que los que tenían el hábito de escribir sus sueños tenían 42% más de probabilidades de alcanzar sus metas.

Terminó con una sonrisa que podía considerarse de burla y victoria. Nadie dijo nada por los próximos segundos. Nadie nunca se atrevía a cuestionar sus datos y por más que me lo negara y por más innecesarios que eran, eso era cautivador.

Solo era una chica más, pero con una mente curiosa.

–¿Alguno quiere decir algo más? –Nadie dijo nada–. Bien, entonces, como estaba diciendo, escribirán su meta y ahora la dirán en el vídeo. Si quieren, solo si quieren y deciden creerme, guarden el papel. Su cerebro estará recordando lo que desean.

Pasó repartiéndonos una tira no muy grande de papel, mientras los chicos rotaban lapiceros para ir escribiendo. Quienes iban escribiendo su meta, pasaban a uno de los salones donde Annie estaba esperándonos con la cámara puesta en un trípode.

Los grupos de entrenamiento solían ser divididos por la cantidad de deportistas. Hoy éramos alrededor de 30, un grupo variado de diferentes edades y con chicos de diferentes posiciones tanto de la línea ofensiva como defensiva.

Solíamos estar rotando, para así tener confianza con todos y que los chicos que recién entraban a la universidad se sintieran motivados y pudieran, algún día, llegar a ser convocados a la línea principal.

–¿Crees que, si la invito a salir, acepte? –Denver me sorprendió sentándose a mi lado y pasándome el lapicero.

–¿Hablas de Annie? –pregunté alzando una ceja, pero creo que era obvio, era la única chica allí–. ¿Tú? ¿Una cita?

–Sí ... no sé, ya te había dicho que estaba enamorado de ella, ¿no? Es carismática, divertida, inteligente y no te atrevas a negar que es muy linda.

–No lo sé ...–dije escribiendo mi meta.

Ganar la final del Campeonato Nacional

¿No sabes qué?

–La parte de si te acepte salir, digo...parece bastante solicitada.

–Eh, no me bajes los ánimos, Hoffman.

–¡Siguiente! –gritó Annie y Denver se paró para ir.

Conocía a Denver de toda la vida y sabía que se enamoraba en cada esquina. Pero él nunca tenía citas, solo encuentros casuales, porque según él "ninguna chica valía la pena", así que verlo considerar pedirle una cita a Annie era algo serio y que me generaba un sinsabor extraño. De solo imaginarlos juntos sentí algo en el estómago.

Chasing the BowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora