5

223 32 24
                                    

CAPÍTULO 5:

HE ELIMINADO CASI TODOS los recuerdos de la secundaria

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


HE ELIMINADO CASI TODOS los recuerdos de la secundaria. Cuando intento abocar el pasado en el presente, lo único que puedo llegar a conjurar son algunos de los nombres de los amigos que tenía en aquel entonces, nada más.

He intentando correr de mi misma por tanto tiempo que creo que estoy agotada. No me gusta mirarme al espejo y no me gusta la pregunta de "¿Te puedes describir en una palabra?" Porque la única cosa que me sale decir es "mala".

Suelo quedarme mirando a un punto fijo intentando recordar el por qué de todo mi sacrificio, y Chishiya también suele preguntarse lo mismo. Siempre se ríe de mi constancia y mi esfuerzo vívido en no morir. Y sinceramente, sé que tengo a mi familia y todo mi futuro en el mundo original, pero tampoco mucho más por lo que vivir.

Camino por alrededor de La Playa, buscando a Chishiya o a Kuina, estos dos siempre son los mejores en parecer desaparecidos. Frunzo el ceño mientras miro los pasillos y cubro mi vientre desnudo con mis brazos.

Tal vez me sienta un poco desplazada de ellos dos por llegar tarde, siento que se entienden con la mirada y que siempre van juntos allá y allí, y yo solo les sigo. No sé en qué momento me incorporé tanto a ellos ni tampoco cuándo me empezó a importar tanto como ellos se sientan acerca de mí. Creo poder vivir sin ellos, pero se me hace difícil pensarlo ahora.

Camino hacia la sala del ejecutivo, donde se reúnen y charlan sobre cosas súper secretas y súper de ejecutivos de La Playa. Como de costumbre, fuera hay dos "seguratas".

Me acerco a ellos.—¿Está Chishiya dentro?—Pregunto.

Se miran entre ellos y uno de los dos entra dentro de la sala. A los segundos sale y me hace una seña con la cabeza al entrar.

Hago una pequeña reverencia.—Gracias.

Paso hacia adentro y escucho la puerta cerrarse detrás mío.
Frunzo el ceño cuando dentro solo está el Sombrerero.

—Nabi.—Dice sonriendo en un suspiro.—¿Cuánto hace que no nos vemos?

Por qué me habla como si fuéramos amigos.

—Creo que desde el primer día que llegué aquí.—Digo con incomodidad, sigo buscando alrededor a Chishiya, pero estoy segura de que no está.

—Venias buscando a Chishiya, ¿no?—Me pregunta.

Yo asiento.—Sí, pero no está aquí.—Respondo.

—Sois buenos amigos, entiendo.—Dice sentándose en una silla.—Pero te engañó para venir aquí.

Trago con fuerza.—Yo accedí a venir.

—Engañada, supongo.—

Siento mis manos temblar, no quiero decir algo malo y que me condenen por traidora. No quiero morir aquí, sinceramente.

memento mori - shuntaro chishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora