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Siente los ojos levemente inflamados y una punzada ardiente en el cuello conforme gira el rostro para poder orientarse.

Está en una habitación medianamente grande, iluminada por una lámpara que emite una luz tenue y cálida sobre un escritorio. Hay libros y apuntes desordenados en la superficie y, por lo que logra entrever, han estado en uso hace poco.

"¿La habitación de Zheng Xi?"

Mo intenta recordar lo sucedido antes de desmayarse pero, además del terrible dolor y del nauseabundo aroma de She Li, su mente se niega a cooperar. El esfuerzo, por el contrario, le provoca dolor de cabeza. No llegará a ninguna parte así.

Sentarse y apoyar la espalda en la pared se torna en un vergonzoso esfuerzo. Agradece que no haya nadie en la habitación para vislumbrar su estado patético. Con cuidado, mueve sus extremidades intentando calcular su rango de movilidad. Es un alivio que, luego de un poco de movimiento, su cuerpo comience a recuperarse del entumecimiento.

Su cuello es otra historia.

Tiene un vendaje que se enrolla con suavidad en su piel y, por el olor a manzanilla, quizá una pomada en la zona. Suavemente, acerca sus dedos y presiona con delicadeza. El dolor explota casi de inmediato.  

-¡Ahg! ¡Jodida mierda!- gruñe.

Bien. Definitivamente, va a matar al bastardo de She Li.

Escucha un suave traqueteo en la puerta antes de abrirse, dejando ver a Zheng Xi. El beta tiene una mejilla amoratada y un corte en la ceja izquierda. Luce sorprendido de verlo.

-Creí que no despertarías hasta mañana...

-¡No soy tan débil!- espeta.

Zheng Xi rueda los ojos, cansado. -Lo sé, idiota. Eso no te hace inmune.

Mo quiere rebatir pero puede sentir la jaqueca a la vuelta de la esquina. Por esta vez, lo dejará pasar.

-Aquí.- Zheng Xi le entrega una pastilla y un vaso con agua. -Ayudará con el malestar.

Mo los toma con rapidez.

Zheng Xi lo mira inexpresivo y Mo lo conoce lo suficiente para saber que quiere preguntar algo.

-¿Qué?- dice fastidiado.

-¿Qué sucedió?

-¡¿Cómo diablos voy a saber?!- su voz sale levemente rasposa y tiene que toser para aclararla.

Zheng Xi luce insatisfecho, sabiendo que, cuando quiere, el Omega pude ser terriblemente críptico.

-Estaba de camino a la biblioteca cuando te ví junto a She Li.- comienza. - Parecía que él quería...

Zheng Xi no se atreve a continuar pero sabe que la implicación ha quedado clara para el omega.

-Tuvimos suerte que la Sra. Xiao caminara por el mismo sendero o la situación habría terminado de otra forma.

Mo desvía la mirada, pero Zheng Xi puede percibir su molestia, su ceño característico luce más profundo de lo habitual.

-Debes tener cuidado, con She Li quiero decir. No parece que deje la cosas por la paz.

"¡Ya lo sé! ¡Por un demonio, ya lo sé!"

-Sabes que puedes decirme cualquier cosa.

Mo no responde. La mirada de Zheng Xi lo incomoda y no está de humor de ser escudriñado como un estúpido insecto. Con dificultad, el omega se dispone a levantarse. Quiere irse a casa

-Oye...- Zheng Xi intenta ayudarlo pero Mo golpea su mano, alejándolo.

-¡No necesito tu ayuda!- grita. Su arrebato toma por sorpresa a Zheng Xi.

Un Día En El FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora