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Molesto se quedaba corto para lo que Mo siente. Una sensación de frialdad se aloja en su pecho y las extremidades le pesan.

-Maldito hijo de puta...

El precalentamiento lo debilita y no tarda en apoyar su espalda en una pared y deslizarse todo el camino hasta la acera fría, apoyando su cabeza sobre sus manos mientras jala sus mechones rojizos en frustración.

"Una separación así no puede hacerle bien a nadie"

Recuerda las palabras del alfa y siente la rabia bullir ácida en su estómago.

-Estúpido hipócrita- murmura irritado y aprieta sus dedos más fuerte sobre sus cabellos. El ardor que siente en su cabeza es mejor al dolor que se ha asentado en su pecho de todas formas. Al menos este sabe cómo detenerlo.

Piensa que He Tian es un maldito idiota, pero su ira está más dirigida a sí mismo. Por sentirse así. Por permitir que el dolor se haya enraizado en su interior pese a que intuía que esto sucedería.

Porque Mo lo sabía.

- ¡Hey!

El pelirrojo no responde pero puede oler que el hombre que se acerca es beta y está borracho.

-¡Quitate de mi camino asquerosa perra!- escucha decir.

Mo no señala que hay suficiente espacio para caminar. Está cansado, cabreado y sabe que es una pérdida de tiempo razonar con un ebrio. Por supuesto, el omega no es especialmente sensato cuando está molesto. He Tian se lo había señalado en varias ocasiones.

El recuerdo del alfa hace que la irritación suba a niveles incontrolables y, sumándole el cóctel de hormonas a causa del precalentamiento, Mo no tarda en levantar su puño y estrellarlo en la mejilla ajena ante un nuevo insulto del beta.

El hombre retrocede unos pasos sorprendido, pero realmente no está afectado. En todo caso, el golpe lo ha espabilado y ahora está indudablemente molesto.

-¡Jodido crío!

Mo no cae en cuenta que está en desventaja y con la fuerza bastante reducida hasta que un puño se estampa en su pómulo derecho y siente un leve mareo jodiéndole la cabeza.

"Mierda"

Trata de arremeter pero su cuerpo está agotado. El estrés y la falta de sueño están haciendo mella en su fuerza y la pelea no tarda en volverse arbitraria.

-Odio las mierdecillas como tú. Intentando aparentar algo que no son- hay una inhalación al costado de su cuello y el cuerpo de Mo se tensa al instante. Había olvidado tomar su supresor antes de salir.

-¡Suéltame!

Retuerce su cuerpo con brusquedad, intentando soltar sus cabellos de la mano del hombre. Para su pesar, el sudor del trajín realizado solo logra que su aroma sea más perceptible para el beta quien, envalentonado por el alcohol, acerca su cara a su cuello, justo sobre las glándulas de apareamiento.

-Sabes... Es la primera vez que huelo a uno de ustedes así de cerca. Ahora entiendo porque los alfas se pelean tanto por un pedazo d-

Mo no lo deja terminar.

Su rodilla se clava en la entrepierna del hombre y echa a correr. Puede escuchar los pasos y gritos del sujeto a unos metros de distancia. Dobla una esquina y su cuerpo choca con alguien.

Un Día En El FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora