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Samuel sabe que algo sucedió, pero no pregunta. Eso es algo que a Mo le agrada de él y hace la convivencia más fácil. No es como si Mo fuera quisquilloso luego de vivir en un almacén, eso es seguro; de igual forma, suspira de alivio cuando no hay cuestionamientos indeseados para los que no tiene respuestas.

Centra toda su atención en la escuela y el trabajo, pasando parte de sus tardes escribiendo recetas con Samuel y aprovechando en utilizar la cocina del apartamento para preparar todos los nuevos platillos que desea. Es una forma de mantener a raya algunos pensamientos más persistentes que se niegan a abandonar su cabeza y, aunque funciona hasta cierto punto, los más molestos siempre encuentran la forma de resurgir, abrumándolo y poniéndolo de mal humor. Comienza a fumar como alternativa, es un hábito desagradable del que no está especialmente orgulloso; no obstante, la acción lo ayuda a mantener la mente en blanco y, en definitiva, Mo no piensa rechazar los pocos momentos de tranquilidad.

Con el pasar de los días, el último ciclo de la escuela técnica finalmente termina y su graduación se programa para un día martes. Nan Yun es lo bastante amable para intercambiar su descanso en el bar, no perdiendo la oportunidad de felicitarlo tanto a él como a Samuel; Mo promete prepararle algo especial.

Más tarde, Jian Yi y Zheng Xi vienen de visita junto con su madre y Mo les prepara la cena con ayuda de Samuel.

Es incómodo explicar que ahora vive con el alfa; Jian Yi, como el jodido bastardo que es, no escatima en comentarios vergonzosos y Mo hace un enorme esfuerzo por comportarse frente a su madre. Las burlas se detienen una vez Zheng Xi le manda su mejor rostro de reprimenda y el omega le agradece en silencio, imaginando lo terrible que sería su vida sin el castaño para controlar a Jian Yi. Para beneficio de todos, Samuel se toma las cosas con ligereza, actuando cortés y explicando con facilidad la situación; su madre asiente aliviada y comenta lo agradecida que está de que haya alguien cuidando de su pequeño.

Es tarde en la noche cuando acompaña a su madre hasta su hotel; la beta luce agotada y Mo no quiere causarle inconvenientes pidiéndole que se quede más tiempo. Le desea una buena noche y le recuerda que la recogerá temprano en la mañana para ir a recorrer los alrededores de Chengdú.

Jian Yi y Zheng Xi se hospedan en el mismo lugar pero deciden quedarse más tiempo en el apartamento, bebiendo algunas cervezas e intercambiando variadas anécdotas sobre su tiempo de escuela junto al pelirrojo. Jian Yi trae a colación los recuerdos más estúpidos y vergonzosos que pueden haber, riéndose del rubor en los pómulos del omega una vez menciona sus días como matón.

Mo no pasa por alto la no mención de todo lo relacionado a She Li y He tian y, aunque entiende la intención, una pesadez se asienta en su estómago. Se excusa y sale al pequeño balcón frente a la sala, evitando correr las cortinas para mayor privacidad. Enciende un cigarrillo una vez se asegura que las mamparas mantengan el humo lejos del interior e inhala lentamente. Pasan unos minutos antes de escuchar un deslizamiento, seguro de que solo Jian Yi es lo bastante entrometido como para acercarse.

-No mencionaste que fumabas- reprocha el beta con fingida molestía.

-¿Tenía qué?- cuestiona Mo, apagando el cigarrillo con desgana, girando el cuerpo para mirarlo.

-También obviaste que estabas viviendo con alguien, un alfa nada menos.

-No todos tienen la costumbre de pensar con la polla ¿sabes?

Jian Yi hace un puchero, los brazos cruzados en su pecho, parece un niño berrinchudo. -¡Aún así! Son cosas importantes que debes decir, el buen Hermano Jian no se enojará.

-¿Tan importante como decir que te irías por tres años?

Bien, no. Eso no es justo. Mo solo... hay momentos donde simplemente se pone a la defensiva. El omega alborota su cabello, suspirando. -Lo siento- dice.

Un Día En El FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora