08

178 19 7
                                    

[Contenido sensible. Por favor, proceda con precaución]

Incluso si pudiera gritar, Mo está seguro de que apenas sería escuchado con la música sonando estruendosamente en las bocinas del local, está demasiado lejos también. El sujeto parece saberlo, pero aún decide aplastar su palma con fuerza, cubriendo más de la mitad de su rostro, dejándolo sin aire. El dolor se concentra detrás de su cabeza, exactamente en la zona que se conecta con la pared y hay un delgado hilo caliente que le escurre hasta la espalda. Cierra los ojos por unos segundos, intentando mitigar el debilitamiento de sus extremidades y obligar a su mente a ponerse en orden.

Se escucha un pequeño click cuando la puerta se cierra.

_Pensé que daría más pelea. _dice el segundo hombre. Mo apenas lo alcanza a ver, escondido casi por completo por la espalda de su compañero más grande. Suena cansino, su olor apenas perceptible pese al ambiente reducido. Definitivamente beta.

_Dale algo de crédito. No parece estar en su mejor momento ¿verdad, muchacho?

Este es alfa, Mo reconoce al instante. Su olor parece haber sido aligerado con el uso de algún supresor, pero aún es lo bastante fuerte, imposible de relacionar con un beta. Mo entrecierra los ojos, no dejándose engañar por la falsa amabilidad. El alfa sonríe con sorna, su agarre apretándose un poco más, las mejillas de Mo comienzan a doler.

_Eres una cosa bonita ¿lo sabías? _dice. Ojos siniestros deslizándose por todo lo largo de su cuerpo, provocando que el asco se agudice en sus entrañas. _Es una pena que el jefe no pueda apreciarlo. Serías una buena adición para alguno de nuestros clubes.

'¿Jefe?' La palabra hace eco en su cabeza y desemboca en un dato al que Mo no le dio importancia en su momento: La familia de She Li es propietaria de varios clubes en Shanghái y Hangzhou.

¿Es eso acaso? ¿She Li?

_Sí, hombre. Lo que sea. Solo date prisa y salgamos de aquí. _ dice el beta. Suena relativamente aburrido, pero los pasos constantes e irregulares detrás del alfa dejan entrever su nerviosismo.

Las palabras caen en oídos sordos. El alfa ni siquiera se digna en darle una respuesta, más concentrado en pegar su nariz al rostro de Mo. Inhala fuerte, una y otra vez, gimiendo extasiado ante las pequeñas motas azucaradas en su olor.

_Joder, hueles muy bien.

Un latido de miedo acribilla el corazón de Mo. ¿Oler? Eso no puede ser correcto. Ha estado tomando sus supresores sin falta todos los malditos días desde que presentó como omega. En ese sentido, su aroma no debe ser muy diferente a sus cigarrillos o al alcohol que suele servir en la barra. Amargo, denso, nada agradable.

Es más probable, incluso, que su cuerpo esté impregnado con el olor de algunos clientes que no tienen consciencia del espacio personal o huela enteramente a Samuel, un alfa. Y por supuesto, un alfa jamás encontraría agradable el olor de un igual, definitivamente no un tipo como este, que expele agresividad y dominio por los poros.

Una nueva inhalación sobre su cuello cubierto y las pupilas del alfa se dilatan en excitación. Un calambre atraviesa su estómago en ese mismo instante, un dolor conocido que Mo ha experimentado en contadas ocasiones y esperaba no volver a sentir. Nunca, jamás. La negación finalmente se disipa y el miedo toma poder, haciendo que su cuerpo se retuerza en pánico. ¿Un celo? Comienza a creer que está maldito.

Su lucha no es más que simple entretenimiento y cada intento de escape un aliciente para la excitación ajena. No obstante, el tiempo se acorta y la falta de predisposición dificulta el objetivo del alfa. Con eso en mente, la cabeza de Mo es empujada fuertemente contra la pared y su cuerpo cae sin fuerzas mientras su visión nada en aterradoras manchas oscuras.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 14, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un Día En El FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora