Nuestro•Sombrío•Amor [Merlina x Xavier] (Reescribiendo)

Una Sombría Visión

º8

🖤•Merlina Addams•

Tres chicos a los cuales no se les veía el rostro subían las escaleras; la biblioteca Oscurista en llamas; los miembros tirados en el suelo; Xavier y yo escapando de la academia; los mismos tres chicos nos atacaban; sangre en el patio; fuego por todo el bosque; Margarita Miller echando un líquido morado en un frasco; la mayoría de los Addams reunidos en el bosque; el sheriff en un hospital.

Las rápidas imágenes se reprodujeron en mi cabeza, alejándome de toda realidad y desconcertándome de mi vida por un momento. Cuando volví, Xavier me tenía agarra por las caderas, impidiendo que cayera al piso.

—¿Estás bien? —no respondí por dos razones.

La primera, no hice caso a lo que me preguntó, y la segunda, tenía un mareo que me estaba tentando a suicidarme en ese mismo momento, como si fueran vértigos, pero tampoco a tal nivel, supongo que al no haber tenido ninguna visión—lo cual se me hacía muy extraño, pues llevaba teniéndolas mucho tiempo—en dos meses mi fuente psíquica se debilitó.

Xavier, al ver que no respondía, solo pudo sentarme en uno de los escalones de las escaleras, pidiéndome que le dijera qué pasó. Me encorvé y apoyé los codos en mis muslos y mi cabeza sobre mis manos, tapándome los ojos.

—Dile a los Oscuristas que nos reunamos en tu cuarto —dije sin muchas ganas, a lo que él solo me miró extrañado—Tienen que ver con la visión —Xavier asintió sacando su celular y enviando un mensaje a no se quién.

A las malas me destapé los ojos y no sé como nos fuimos a su cuarto, puesto que de verdad no podía ocultar que estaba mal él se las arregló para llegar; solo sé que por más que yo no quisiera Xavier tuvo que ayudarme a no caerme debido al dolor de cabeza que también había aparecido.

—Merlina, no te vez bien —dijo una vez que entramos a su cuarto, nuevamente, yo lo ignoré solo para sentarme en el borde de una de las camas.

Al levantar la vista pude ver la jodida mirada de preocupación que tenía en su cara, haciendo que yo pusiera los ojos en blanco.

—Solo es un mareo —dije con intención de que dejara de mirarme así.

Esos ojos oliva me recordaban que había hecho algo de lo que pensé que me iba a arrepentir, pero que desgraciadamente no sucedió.

Quería hablar con él en la biblioteca para aclararle que lo que había pasado no significaba nada, pero mientras pensaba en ese jodido beso—el segundo que había dado—con más claridad podía sentir las horribles navajas moviéndose desesperadamente en mi estómago, y esa sensación era una de las últimas que quería sentir en estos momentos.

Como no soy ninguna cobarde y ya tenía un poco de fuerzas, intenté convencerlo de que solo había sido algo de un momento, así que lo miré a los ojos.