160. búsqueda implacable 2

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—Que embole esto –dijo Alex sentado en el pastito del patio de esa casa cuyo dueño seguía sin reconocer.
—Bien que te encanutaste los últimos tres porrones del cajón sin poner un peso, cara rota –le respondió Julian. Alex lo miró sin una pizca de simpatía y le dio el último trago que le quedaba a su botella ahora vacía.
—Cocodrilo que duerme es cartera, hermano. La próxima usa todas las neuronas que te quedan para agarrarlas antes que yo en vez de atragantarte con los chizitos –contestó. Alex hablaba mientras destapaba la tercera y última cerveza que se había llevado impunemente de la cocina.
Graham estaba sentado frente a ambos. Por mucho que quisiera participar de tan interesante charla, no podía prestarles atención. Los escuchaba hablar giladas como todos los días, pero en esta ocasión era incluso más ruido de fondo que de costumbre. En su cabeza solamente había lugar para un pensamiento: dónde pingo se habrá metido Damon.
—Ey, autista, volvé –el ruido de los dedos de Alex chasqueandole en la cara lo sacó de su plano mental. —Se terminó el alcohol. ¿Sabes qué significa eso?
—¿Que vas a dejar de tomar y te vas a volver un 10% más infumable? –tiró Julian.
—No, porque Graham va a emprender la gran travesía de volver adentro, buscar algo más y traérmelo.
—Espero que Graham te ayude amigo –dijo Graham levantándose del piso. —Yo me voy a buscar a Damon.
—Ah, bueno, joya. Entre más manos, más alcohol –respondió Alex haciendo un esfuerzo por mirarlo a la cara desde un ángulo un poco complicado para alguien ebrio y disfrazado de bolsa de marihuana.
—No te voy a traer nada. Si queres seguir robando move el culo vos –afirmó sacudiéndose los pastitos que le habían quedado en el pantalón. Lo miró una última vez y dando media vuelta emprendió su búsqueda.
—Yo mucama no soy –le dijo Julian cuando se dio cuenta que lo estaba mirando con su recurrente cara de desamparado.
Alex tomó aire y suspiró, tan lento y tan extensamente que Julian pensó que se iba a desinflar.
—Que manga de cornudos que son –declaró al aire. —Al final tiene que hacer todo uno. Acompañame o te entierro en el cantero de la entrada.

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AU ROÑOSO ⚠︎︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora